El prototipar se va a acabar. Sí, ya sé que es una frase manida, pero esa es la realidad a la que nos enfrentamos gracias a las nuevas posibilidades que nos ofrece la Industria 4.0. Hoy, existen soluciones de software capaces de diseñar virtualmente un producto o proceso que queremos testar, reduciendo de forma sustancial horas de trabajo e inversión. Hablamos de la capacidad de virtualizar la realidad, de replicar por ordenador un dispositivo para comprobar como actuaría en la vida real sin necesidad de fabricar un prototipo en el mundo físico. Es el llamado Digital Twins o Gemelos digitales, en su traducción del inglés.
Cierto es que no estamos ante una tecnología novedosa. El concepto de emparejamiento tiene su origen en los primeros viajes espaciales, cuando la NASA simuló reacciones de las naves en el espacio. Sin embargo, en la era de la transformación digital cobra un enorme protagonismo, al combinarla con otros facilitadores como el Internet de las Cosas, Cloud y Data Analytics. No en vano, la consultora Gartner la incluye en el TOP10 de las tecnologías de 2018 y prevé que, en un futuro no muy lejano, millones de cosas tendrán su gemelo digital.
Los Gemelos Digitales suponen un salto cualitativo en el desarrollo de nuevos productos y procesos industriales
Veamos cómo funciona. Una vez que tenemos reproducido en ordenador nuestro Gemelo Digital, se recaban datos del mundo físico. Datos que obtenemos en tiempo real a través de sensorización de máquinas y procesos (Internet de las Cosas). Esa información es almacenada en la nube, donde se procesa aplicando análisis avanzado de Big Data. Las respuestas que arroja el Data Analytics ante hipotéticos escenarios son más precisas, rápidas y eficaces.
De este modo, se podrían tomar mejores decisiones empresariales en cuanto a optimización de activos y/o procesos, mantenimiento predictivo en lugar de preventivo, reducción del tiempo de inactividad, personalización de producto, desarrollo de nuevas oportunidades de negocio… Las posibilidades son enormes y, para más “inri”, con unos niveles de precisión, calidad y fiabilidad muy superiores a los estándares actuales. En definitiva, de lo que se trata es de llevar al mercado productos mejorados, de una manera más rápida y a un coste menor.
Con ello se conseguirá a medio plazo disponer de unas fábricas más eficientes y más productivas. Así, en términos de ahorro, el resultado es sorprendente. Pensemos, por ejemplo, en horas de trabajo y, por ende, en energía, en material invertido. Incluso en la forma de fabricar. Ya no será necesario hacerlo en masa y correr el riesgo de acumular stock, sino que se hará bajo demanda, a la carta. Un informe de Siemens cuantifica el ahorro energético hasta de un 70%, el incremento de la productividad en un 20% y la reducción del time-to-market en un 50%.
Y, a largo plazo, los test virtuales de los Gemelos Digitales podrán arrojarnos nuevos modelos de negocio que incrementarán nuestros ingresos. Es más, según los expertos de Gartner, en un futuro los Gemelos Digitales se comunicarán entre sí para crear, incluso, modelos virtuales de fábrica digital dentro de nuestros sistemas informáticos.
El uso del gemelo digital no se limitará a ingenieros de desarrollo o data scientists. Directores de operaciones los utilizarán, por ejemplo, en operaciones donde la relación coste/beneficio no sea adecuada. También proveedores, como parte de su oferta al cliente, para que éste pruebe el producto de forma virtual antes de realizar el pedido.
Como podemos ver esta otra tecnología disruptiva de la Industria 4.0 ofrece un potencial económico en la industria manufacturera de dimensiones asombrosas que, la Asociación Alemana de las Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Nuevos Medios (BITKOM), cuantifica en más de 78.000 millones de euros para 2025. Ahora bien, este potencial sólo se alcanzará si, además del Internet of Things, damos Inteligencia Artificial a las máquinas para que sean capaces de tomar decisiones de forma autónoma y de adaptarse a los cambios.
Aquí, pues, los Gemelos Digitales suponen un salto cualitativo en el desarrollo de nuevos productos y procesos industriales, que harán más competitivo nuestro negocio.
