Inteligencia Económica: la capacidad de ver más allá es privilegio de todos

Olga R. Falcón, Directora de Marketing y Comunicación de GMV, comenta que sin un proceso de Inteligencia dimensionado, personalizado y continuado en el tiempo no será posible la toma de decisiones acertadas.

Publicado el 01 Oct 2013

Olga Ramírez GMV

La Real Academia Española define la Inteligencia entre otras acepciones como la “capacidad para entender o comprender” y como la “capacidad para resolver problemas”. Este enfoque de la Inteligencia me sirve de base para desarrollar el concepto y utilidad de la la Inteligencia Económica (IE) en el contexto empresarial.

Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.), científico, lógico y filósofo de la antigua Grecia cuyas ideas transformaron muchas -más bien todas- las áreas del conocimiento que atendió, tuvo una influencia determinante en la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Fue Aristóteles quien ya en aquella época dijo “La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de saber aplicar los conocimientos a la práctica”. Y no puedo estar más de acuerdo con esta frase. Es relevante destacar que en ella no hace distinción en función del área de aplicación o del tamaño de la institución que vaya a aplicar la idea. Pero sí menciona la destreza, un proceso que es posible aprender, crear y depurar.

La crisis económica está generando un alto grado de incertidumbre, está rediseñando las reglas del juego, los modelos de negocio se replantean, la forma de aproximarse y comunicarse con el cliente cambian, la oferta se personaliza, el mercado es global. Todo ello está llevando a las empresas a salir fuera de su entorno de confort simplemente porque éste ha dejado de ser confortable: ya no hay negocio. De esta manera las empresas se ven abocadas a invertir en nuevos servicios y nuevas zonas geográficas.

En España las últimas cifras de la balanza comercial del primer trimestre de 2013 indican que las ventas españolas crecieron un 15 % hacia los mercados fuera de la Unión Europea, especialmente a Asia, donde las exportaciones se incrementaron el 22,5%, a África, con un aumento del 18,5%, y a América Latina, con un avance del 8,9%.

Pero la competencia en un mercado globalizado exige diferenciación, y a la diferenciación se llega a través de las marcas. Las marcas aglutinan los valores corporativos o personales de la propuesta de valor. Hoy en día donde se tiene acceso a todo tipo de información se cuenta además con un usuario cada vez más informado, más consciente de sus necesidades y con más herramientas a su alcance para la toma de decisiones de compra. Todo ello nos lleva a la necesidad de que nuestra marca, la primera impresión que damos, refleje de manera acertada lo que somos y lo que hacemos. La marca debe habilitar la toma de decisiones acertadas y eficientes para contextos diferentes.

En este mundo globalizado, es crucial conocer tu mercado y tener actualizada la información de contexto. La gestión de la marca y reputación personal en Internet puede ser algo complejo si uno se mueve en distintos contextos y entornos geográficos. En este sentido la IE puede ser también una herramienta que nos permita seleccionar la información relevante y utilizarla en una toma de decisiones eficiente y acertada.

Entendiendo la Inteligencia como el conjunto de habilidades desarrolladas para recibir información, analizarla y comprenderla, almacenarla y saberla aplicar en el futuro para la resolución de problemas, el Proceso de Inteligencia es la sistematización del desarrollo de las habilidades que nos conducen a ese conocimiento, que a su vez nos permiten tomar decisiones y resolver problemas.

Sin un proceso de Inteligencia dimensionado, personalizado y continuado en el tiempo no será posible la toma de decisiones acertadas en un mercado donde el usuario tiene cantidades ingentes de información y datos sin criterios de calidad al alcance de un click.

¿Es complejo diseñar e implementar un proceso de IE? La respuesta a esta pregunta es que puede ser tan complejo o tan sencillo como la situación o la necesidad lo requieran, todo estará en función de los objetivos definidos y los recursos con los que se cuente.

En el caso de grandes corporaciones, donde a priori podría parecer más complejo el establecimiento y puesta en marcha de un proceso de IE, ocurre que a menudo ya existen algunos elementos aplicables en funcionamiento. Por ejemplo en muchas ocasiones existen sistemas de Gestión del Conocimiento, de Vigilancia Tecnológica o de Inteligencia Competitiva, y por lo tanto sólo es necesario redimensionarlos y diseñar el proceso de Inteligencia para alcanzar los objetivos, implicando en todo el proceso a los usuarios y beneficiarios de la propia organización.

Así, el proceso de IE es válido en todos los contextos y para todos los tamaños de empresa y negocio, la clave es saber adaptarlo a los recursos disponibles. El proceso puede afrontarse a largo plazo o como una medida puntual, lo que lógicamente condicionará los recursos asignados así como el coste del desarrollo.

Como conclusión, nos encontramos en un momento en el que, ahora más que nunca, es necesario ir más allá, innovando, aportando valor, explorando nuevos mercados y áreas geográficas, tomando decisiones de gestión de la marca, de reputación en redes sociales, etc . La Inteligencia Económica es una herramienta imprescindible sea cual sea el tamaño de la empresa o del objetivo a alcanzar.

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Redacción

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