Retos y oportunidades de la nueva movilidad urbana

La llegada de nuevos actores y tecnologías ha configurado un paradigma revolucionario de movilidad en las metrópolis.

Publicado el 05 Jul 2022

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Vivimos el nacimiento de un nuevo ecosistema de movilidad en las ciudades con la llegada de medios de transporte más sostenibles y la incorporación de modelos de servicios personalizados, bajo demanda y pago por uso. La evolución de este negocio ha sido muy rápida, pues en apenas cinco años han aparecido decenas de empresas con propuestas diferentes de automóviles y patinetes eléctricos, carsharing, gestión de aparcamientos, plataformas de compraventa de coches usados o que ofrecen soluciones de ‘vehicle as a service’, entre otras muchas. Un entorno heterogéneo que todavía debe cobrar forma y afrontar muchos retos, pero que dibuja un prometedor futuro. Precisamente, para debatir sobre los desafíos y oportunidades que este nuevo horizonte plantea, Computing y Redes&Telecom, en colaboración con Expleo, han organizado un executive lunch con expertos implicados en este desarrollo incipiente.

En el encuentro participaron, de izquierda a derecha: Javier Marzana, director Retail de Autohero/Auto1Group; Daniel José Georges, director de VTCs y Taxis de Bolt; Carlos Herrera, CTO de Cabify; Pedro Arroyo, Business Development Director de Mapfre/CESVIMAP; Luisana Zitzen, head of Marketing Spain de GoTo; Rafael Gil, Digital Transformation Technical Officer de Mobility ADO; Juan Cobo, head of Enterprise Architecture de Nationale-Nederlanden; Sergio Torío, COO & CMO de Parkia; Jordi Bacardit, senior manager Public Policy Spain de Tier; Álvaro Rodríguez, Senior Public Policy Manager de Voi; y Mario Jiménez, CTO de Zity by Mobilize.

Durante el encuentro se puso de manifiesto que el avance de este entorno no es una tarea de una única industria, sino de varias que están involucradas directa o indirectamente en su progreso como proveedores de vehículos, aseguradoras, compañías eléctricas, operadoras de telecomunicaciones o la misma Administración Pública, que tiene el poder legislativo e inversor a su alcance. Y es en la interconexión y comunicación fluida entre estos mundos donde se ubica el principal challenge y donde la tecnología se perfila como el pedal que permitirá acelerar el arranque de este novel y cambiante panorama.

Cuidando el medio ambiente

La sociedad demanda ciudades más limpias, lugares más habitables y menos contaminados y, para ello, es importante reducir el uso de coches, el tráfico, la congestión y las emisiones de gases. En Europa ya hay proyectos en marcha en ciudades como Berlín, Copenhague, Ámsterdam, Burdeos, Toulouse o París. En España también, con iniciativas en Vitoria, Pontevedra, Málaga o Sevilla, por ejemplo. O Madrid donde, como tercera ciudad más grande del viejo continente, el reto de la movilidad es enorme. Muchos de estos planes son medidas circunscritas a una zona concreta o bajo unas condiciones específicas, pero por algo se empieza. Lo importante es ir avanzando porque, cuando no se toman medidas, el problema crece. Es por ello que se debe hacer un esfuerzo para pensar en el medio y largo plazo en ese objetivo de construir una urbe hiperconectada, intermodal y sostenible.

Urge crear un entorno colaborativo que permita integrar a los nuevos actores y tecnologías

Con estas directrices, y tras el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático de 2016, han ido surgiendo empresas en el terreno de la movilidad que nacen con unas reglas nuevas bajo el paraguas de la sostenibilidad ambiental, económica y eficiente.

La persona en el centro

Así las cosas, para dar un empujón a este disruptivo paradigma, hay que tener en cuenta a las personas, que se ubican en el centro del modelo. Al final se trata de cubrir una necesidad: transportar a una persona de un sitio a otro, una persona que lo que quiere es ir de A a B en el menos tiempo posible y de la forma más fácil y accesible. Esto supone proporcionar una oferta integral que le permita hacer movimientos transversales, brindarle, en definitiva, la mejor ruta de manera sencilla y transparente. En otras palabras, trasladar esa multimodalidad que lleva realizándose hace tiempo en el transporte de mercancías, al de usuarios. Para alcanzar esta meta quedan pendientes ciertas cuestiones como paliar la falta de formación y educación del conductor respecto a las normas de circulación o eliminar esa fricción en cuanto al medio de pago, donde queda mucho camino por recorrer. No resulta viable ni práctico que el consumidor tenga que lidiar con 25 aplicaciones para realizar un trayecto, porque realmente solo quiere saber el coste de su recorrido completo.

La Administración, impulsora del cambio

En este juego coral, la tecnología y los proveedores existen, ahora falta llegar a un consenso entre todos los actores que intervienen en el proceso y la Administración, porque son las autoridades las que pueden facilitar ese diálogo necesario para construir este nuevo contexto e impulsar este cambio. Tiene que haber una apuesta pública para que la movilidad compartida se hibride con el transporte público, es una de las demandas. No la única. En manos de los gobiernos está el acometer alternativas como la carga de vehículos en farolas o en mobiliario urbano, activos que gestionan propiamente los ayuntamientos o administraciones municipales. Y, por supuesto, legislar con sentido en base a datos y estadísticas, ordenando a estos nuevos players y definiendo un marco legal para la conducción en las ciudades.

Encuentro sobre movilidad y vehículo conectado, Madrid.
Encuentro sobre movilidad y vehículo conectado, Madrid.

¿Dónde aparcamos?

Otro de los asuntos que afectan de pleno a esta industria tiene que ver con el parking. ¿Qué hacemos con los coches, los patinetes o las bicicletas? ¿Dónde y cómo los aparcamos?

El sector del aparcamiento se encuentra inmerso en una transformación dirigida a convertirse en un punto intermodal que dé servicio al resto de actores y que tiene ante sí una gran tarea de innovación e inversión, porque no todos los aparcamientos están preparados para la carga eléctrica o se ubican en el centro de las metrópolis. La realidad es que actualmente no se puede dar de beber electricidad a 10 coches a la vez en el core de las ciudades y que las subestaciones se localizan en el extrarradio. Pero, a la vez, se exigen a estos emplazamientos contar con un número de plazas habilitadas con cargadores, una petición no siempre factible desde el punto de vista de la infraestructura y de la carencia de unas comunicaciones estandarizadas.

Transporte seguro

Desde otra perspectiva, el negocio de los seguros también está emprendiendo un cambio de preceptos. En virtud de los nuevos hábitos, esta potente industria ya se plantea asegurar la movilidad de las personas, no el vehículo en particular. Existe un gap y una necesidad que cubrir, la de un perfil de consumidor con unos requerimientos concretos a la hora de moverse. Por ello, estas compañías llevan tiempo invirtiendo en tecnología, en el análisis del dato en tiempo real, en abrir y desarrollar sus plataformas más allá de los seguros tradicionales, trabajando en una propuesta de servicio de asistencia de movilidad similar al de asistencia sanitaria. El estudio de la evolución del riesgo no debe hacerse solo al comprar el vehículo, sino que ha de ser continua. Por su parte, los nuevos actores demandan a estas organizaciones un modelo de aseguramiento más avanzado que les posibilite adaptar servicios y precios en casos de uso personalizados.

A todo ello hay que sumar la ciberseguridad. El futuro del vehículo conectado se sirve de redes de comunicación que pueden ser atacables, de ahí que exista una obligatoriedad para los fabricantes de cumplir con una norma pública de ciberseguridad para los nuevos vehículos a partir de 2023 y que afecta también a los que se matriculen antes de 2025.

El papel de la Administración es clave para cohesionar y ordenar los modelos de movilidad urbana

Innovación tecnológica colaborativa

Estamos hablando de una industria incipiente que lleva la innovación es sus orígenes. Es por ello que la mayoría de los operadores y fabricantes continúan aprendiendo, implementando nuevas tecnologías. Por ejemplo, proveedores de patinetes o bicicletas eléctricas se afanan en responder a dos grandes peticiones de las ciudades: un aparcamiento ordenado (con una precisión de 20 centímetros) y la introducción de cámaras para evitar un uso inadecuado de los vehículos.

El análisis de los datos y el empleo de la inteligencia artificial son, a día de hoy, los principales aliados tecnológicos. Algunas compañías ya recogen mucha información sobre atascos, malos conductores… y están en el proceso de identificar qué pueden hacer con esa información para ser más rentables y qué utilidad puede tener para los usuarios. En otras palabras, cómo sacar partido a esos datos y que impacten en el usuario.

Los fabricantes de coches estudian nuevos métodos para una conducción más segura y confortable, como los famosos ADAS, de ayuda al aparcamiento, detección de placas de hielo, regulación en remoto de la temperatura, peligro de colisión, etc., que suelen ser desarrollos individuales.

Ahí está el verdadero problema por resolver, y es tecnológico: la interconectividad de las respectivas plataformas. El sector tiene recursos y la sensibilidad del usuario de su parte, pero hay fricciones grandes en cuanto a la tecnología, porque no existe un “Amadeus de la movilidad”, una plataforma que les permita integrar y compartir sus aplicativos tal y como ocurre con la industria de los viajes. Esta solución, de cara al usuario, es perfecta, pero de cara al back office implica muchos asuntos peliagudos como de quién es el cliente, quién se comunica con él, quién paga el IVA, dónde se guardan los datos para cumplir con la GDPR…

Así pues, el siguiente paso para alcanzar la madurez sería definir estándares que hagan posible compartir esos avances con otras compañías. Hacerlo de una manera colaborativa. Se requiere de la intervención de la AAPP.

Mirando al futuro

Vamos hacia el vehículo eléctrico y conectado. La UE ha aprobado el fin de la venta de los coches con combustible a partir del 1 de enero de 2035. Esto supondrá una reconversión del mercado no exenta de obstáculos. Se trabaja en ella, pero hay bastantes flecos sueltos como el problema de la carga energética.

Otra de las tendencias es el pago por uso. Los jóvenes españoles no se plantean adquirir un coche, prefieren recurrir al alquiler o uso compartido. Bien es cierto que todavía contamos con un parque móvil muy grande en España al que hay que darle una segunda vida. El automóvil tiene mucho recorrido por delante, pero se tratará como una commodity. El modelo de compra cambiará y los fabricantes trabajarán sobre pedido. El concesionario, tal y como lo conocemos, acabará desapareciendo e iremos hacia un servicio posventa.

Se habla del vehículo autónomo, pero los expertos dicen que faltan 10 años para que sea una realidad, y también del vehículo de hidrógeno, pero todos los indicios apuntan a que se implementará antes en barcos y aviones y se impondrá el modelo eléctrico en los coches. De momento veremos mucho híbrido y se pugnará por un abaratamiento del coste energético, haciendo que lo sostenible sea más económico. Aunque la sostenibilidad deberá tratarse con coherencia, porque no siempre prima el precio.

Sea como fuere, lo que está claro es se está imponiendo un nuevo ecosistema de movilidad urbana mucho más diverso y ecológico. Los gobiernos tendrán que meterse en faena y dar incentivos a los fabricantes para crear soluciones que no emitan gases de efecto invernadero, y fomentar el vehículo eléctrico configurando una infraestructura de carga asequible al usuario que, al fin y al cabo, es el protagonista.

Irantzu Bilbao, CEO de Expleo Iberia

“Somos el partner ideal para acompañar en la transformación del sector de la movilidad”

Expleo Iberia es un proveedor global de servicios de ingeniería, tecnología y consultoría. Trabajamos con organizaciones líderes guiándoles en su transformación y ayudándoles a preparar sus negocios para el futuro. En este contexto en el que la evolución es constante y la adaptación se torna cada vez más necesaria, hemos identificado cinco fuerzas motrices que están reinventando cualquier sector o industria. Se trata de las tecnologías disruptivas, los nuevos ecosistemas de negocio, los modelos operativos innovadores, las experiencias de cliente y, por supuesto, el medioambiente.

Las tecnologías disruptivas son clave en los sectores donde operamos, tales como la automoción, la aeronáutica, el ferroviario, la energía, la banca o los seguros. Nuestra experiencia en analítica de datos, en IA, en experiencia de usuario o en ciberseguridad, hace que podamos acompañar a nuestros clientes en la utilización adecuada de todas estas tecnologías ayudándoles desde las fases consultivas, guiándoles en las líneas de transformación y en la integración específica dentro de sus procesos gracias al conocimiento que tenemos de estos sectores. Además, también podemos optimizar y mejorar lo que ellos ya tienen puesto en marcha. De esta manera, cubrimos toda la cadena de valor de las empresas.

Los nuevos modelos de movilidad surgen de las nuevas expectativas de las personas, de la capacidad que la tecnología nos da, tanto a ciudadanos como a empresas, de acceder y ofrecer distintos servicios. Y del ánimo de cuidar el planeta. Desde Expleo tendemos puentes y somos capaces de interrelacionar todos estos sectores que pueden generar modelos de negocio disruptivos e innovadores entre ellos, como es el caso de estas nuevas movilidades conectadas con servicios de pago, con aseguradoras… Además, nuestra audacia, unida al trabajo bien hecho, hacen de Expleo el partner ideal para acompañar en esta transformación.

Lucía González, Head of Financial Services & Insurance de Expleo Iberia

“La irrupción de nuevas tecnologías ha impulsado la economía colaborativa”

La irrupción de nuevas tecnologías ha impulsado nuevos modelos de consumo como la economía colaborativa, de la que venimos hablando en los últimos años. Este modelo se basa, no solamente en el concepto de propiedad, es decir, los productos no solo se compran o se venden, sino que da lugar a otras alternativas de consumo como prestar, alquilar o, incluso, cambiar productos en base, no a un intercambio económico, sino a un trueque. Esto acompaña a las necesidades de las personas. La economía colaborativa favorece poner a la persona en el centro y, a las compañías de distintos sectores, a organizarse en nuevos ecosistemas obligados a entenderse y a reinventar sus modelos operativos para mejorar la experiencia de dichas personas, clientes para ellos. La clave está en interconectar estos sectores gracias a la tecnología.

Esta economía favorece además el desarrollo sostenible, los productos se comparten y pueden llegar a tener más de un uso, y favorece también el ahorro gracias a la mejor gestión de recursos y la mayor oferta de productos y servicios.

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Cristina Lopez Albarrán

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