La visión del directivo: Un buen momento

Emilio Gil, Director General de Informática El Corte Inglés.

Publicado el 09 Feb 2019

Emilio Gil. Director General de Informática El Corte Inglés

El negocio digital ha entrado en su madurez. Así lo indican los datos analizados por los expertos de Gartner, que definen este momento como un punto de inflexión hacia el principio de la tercera era de las TIC. Lo digital se ha convertido ya en algo común y las iniciativas digitales son -según detectan los analistas de Gartner- una prioridad de las grandes compañías europeas. En el caso de España, son las pymes las que todavía no han alcanzado esa madurez digital: representan el 99% del tejido productivo y apenas una de cada diez cuenta con una estrategia de digitalización definida. Esta resistencia a la transformación digital, cuyas causas merecen análisis concretos y soluciones directas, puede acabar siendo una rémora en la productividad y en la expansión de las pequeñas y medianas empresas. Una mayor digitalización empresarial aumentaría la tasa de crecimiento de la economía española y repercutiría directamente en la creación de empleo. Las organizaciones -tengan el tamaño que tengan- deben añadir la digitalización a sus procesos para ser más eficientes y competitivas. Y también las personas deben incorporar estas competencias digitales a su formación, unas aptitudes que hoy por hoy constituyen una capacitación profesional imprescindible en todos los sectores.

El éxito definitivo de la transformación digital requiere situar en el centro de la estrategia a las personas, protagonistas de los proyectos y de la toma de decisiones, directamente implicados en la formación de equipos y en la captación de talento. Uno de los principales retos a los que se enfrenta el sector TIC es precisamente atraer y retener ese talento. La demanda de aptitudes digitales es significativamente superior a la disponibilidad de profesionales y este déficit aumentará en los próximos años. Conseguir la incorporación de la mujer al sector se convierte por tanto en una responsabilidad ineludible.

Seis de cada 10 personas desempeñan sus tareas sin estar atadas a una mesa

Especial atención requiere igualmente la transformación del entorno laboral: debemos hablar ya de un puesto de trabajo moderno, en el que movilidad, conectividad y seguridad son la clave. Se calcula que seis de cada 10 personas desempeñan sus tareas profesionales sin estar atadas a una mesa, es decir, son empleados digitales que requieren un puesto de trabajo versátil, flexible y conectado en un entorno cómodo que no tenga límites. Y para eso, la tecnología ha de ser facilitadora y habilitadora. El hecho de humanizarla y acercarla al usuario es además una garantía y un compromiso de la evolución digital. Y conocer e incorporar la experiencia del usuario -como consumidor y como cliente- es primordial en la mejora de las estrategias tecnológicas. El uso de analítica y de inteligencia de datos tiene todavía mucho valor que aportar a las organizaciones. La madurez de la que hablamos no es plena aún en business intelligence, un área básica para el desarrollo de soluciones estratégicas y para explotar tecnologías emergentes, como blockchain, Internet de las Cosas o la inteligencia artificial, aplicada por fin a casos reales y concretos y que se está convirtiendo en motor de expansión de la digitalización.

De los datos a la nube, una nube consolidada que aporta soluciones flexibles, seguras y escalables y que se asienta en el modelo híbrido y multicloud. La tendencia actual refleja, por un lado, el crecimiento de contratos de servicios de outsourcing -como solución al almacenamiento de datos- y por otro, la consolidación del cloud computing como facilitador de los modelos ‘como servicio’ (IaaS, PaaS y SaaS).

En este escenario, la preocupación por la seguridad de los datos aumenta. Las nuevas regulaciones, los cumplimientos normativos y la ciberdelincuencia dominan un panorama en el que inquieta el control de accesos y de personas, la suplantación de identidad digital, la seguridad de las infraestructuras, etc.

La transformación digital madura, efectivamente, y debe conservar su apuesta por el talento y por el desarrollo de tecnologías emergentes como seña de identidad.

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Redacción

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