EL PUNTO SOBRE LAS TIC: Un año de GDPR

Considero el GDPR como una herramienta necesaria para defender la libertad de los ciudadanos consumidores. Por Rufino Contreras, Redactor Jefe de Computing.

Publicado el 24 May 2019

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Irremisiblemente, ha pasado un año desde que el Reglamento Europeo de Protección de Datos (verbigracia, el GDPR) se puso en marcha, haciendo obligatorio el control de los datos personales de los clientes de las empresas. Parecía que un cataclismo se cernía sobre nuestras cabezas, que nos precipitábamos a un abismo desconocido donde nos esperaba la espada de Damocles de una multa descomunal que incluso podía arruinar nuestros negocios.

El miedo cundió y muchas empresas aprovecharon el desconcierto haciendo bueno el refrán de a aguas revueltas, ganancias de pescadores. Surgieron, como setas, expertos en protección de datos: abogados especialistas y desarrolladores de software oportunistas unieron sus fuerzas para presentar las ofertas más ‘imbatibles’. En los despachos de los consejeros delegados reinaba una gran confusión, sin saber a qué baza jugar, mientras se barajaba la imposición de un DPO imprescindible. Hubo más de un juramento contra los tecnócratas tiquismiquis europeos que han hecho una cruzada de la privacidad personal. Reconozco que en aquel momento me invadieron las dudas y que pensé en cierto maniqueísmo por parte de la UE.

Es necesario tomarnos todo tipo de molestias para evitar ser víctimas de la prepotencia de los grandes poderes digitales

Al informarme un poco más, barrunté que la idea era pararles los pies a las malas prácticas de las llamadas GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), presuntas cómplices de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA). Y esa idea se refuerza cada vez más en mi fuero interno. Como aspecto complementario está la tasa Google que considero justa y necesaria, aunque con lo que está lloviendo con el veto de Android a Huawei, mejor ni hablar. Hace unos días se ha desvelado una brecha de seguridad en Microsoft, y ya son familiares las que han sufrido Facebook y Yahoo, sin mencionar el asunto Cambrigde Analytics o la brecha Google Play. Aquí nadie se libra de los guantazos. Considero el GDPR como una herramienta necesaria para defender la libertad de los ciudadanos consumidores y, pese a todos los inconvenientes que supone (al igual que sucede cuando prácticamente nos desnudamos al tomar un avión), es necesario tomarnos todo tipo de molestias para evitar ser víctimas de la prepotencia de los grandes poderes digitales.

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Rufino Contreras
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