La fuerza de la curiosidad frente a la inteligencia artificial

La curiosidad nos distingue de las máquinas y robots, usémosla para encontrar nuestro sitio en el futuro. Por Juan José Amorín, Fundador y CEO de Qualentum

Publicado el 22 Feb 2023

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¿Eres una persona curiosa? Puede que antes lo fueras más, o al contrario, pero en mayor o menor medida todos somos curiosos. La curiosidad forma parte de la genética de los seres humanos y como veremos a continuación, ha sido, es y será la fuerza oculta que nos ayuda a sobrevivir.

Hay dos tipos de curiosidades. La curiosidad perceptiva es la que aparece en los humanos durante los primeros años de nuestra vida. Nos divierte todo lo nuevo. Ese bebé disfruta con una botella con piedras dentro más que con un juguete simplemente porque el juguete artesano le provoca curiosidad. Lo abandonará en breve.

El segundo tipo de curiosidad es la epistémica. Aparece en la adolescencia y nos acompaña el resto de nuestra vida: buscando inventar, descubrir mejoras para evolucionar. Stephen Hawking se pasaba horas mirando al cielo y haciéndose preguntas sobre quién habría creado el universo. Era un gran curioso. Imagino lo mismo en los Premios Nobel de la ciencia.

Curiosidad de la naturaleza

En mayo de 2007 unos científicos publicaron un estudio sobre el gen Drd4 al que bautizaron como el Gen de la Curiosidad. Como en los seres humanos era muy difícil probar los factores que influyen en el comportamiento humano (porque muchos de ellos no son genéticos, sino culturales, económicos, sociales…), los científicos centraron su investigación genética en pájaros cantores solitarios. Descubrieron que las aves que tenían este gen más marcado coincidían con las que tenían más activo un neurotransmisor denominado dopamina y que influye en la conducta motora, la emotividad y la afectividad…Los pájaros más curiosos eran los más buscavidas, los más conseguidores, los más activos, los que se apuntaban a un bombardeo de retos…

En la era del predominio de la inteligencia artificial en la que vivimos se están digitalizando comportamientos, rutinas, tareas, experiencias… Este proceso es necesario para dotar de inteligencia a la robótica. Es un proceso exponencial, por lo que evoluciona más rápido de lo que somos capaces de entender. En unos años la IA dominará nueve de cada diez acciones cotidianas de nuestra vida. Quizás uno de los frentes que más preocupa al ser humano hoy es si todo este desarrollo tecnológico conllevará pérdida de puestos de trabajo, generando más pobreza y penurias.

Creo que el desarrollo de la humanidad con el impacto de las tecnologías exponenciales traerá bonanza, igualdad y un mundo mejor. Creo en el humanismo digital. Creo que la robótica no estará por encima del hombre porque este tiene curiosidad y la robótica no. Porque el gen de la curiosidad es prácticamente imposible de digitalizar. Creo que deberíamos entrenar más nuestra curiosidad, sobre todo en los procesos de aprendizaje laboral.

La fuerza de la curiosidad hará de cribado entre profesionales con capacidad de reciclaje (reskilling, upskilling) y profesionales caducos. En un mundo liderado por una economía digital que se mueve a velocidades que jamás habíamos experimentado, este factor será decisivo.

Si pueden, practiquen la curiosidad

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Redacción

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