Siempre que analizamos cómo ha sido el año anterior, es inevitable pensar que ya pertenecemos un poco más a un futuro que estaba en nuestra imaginación, un futuro donde lo que nos rodea se vuelve inteligente y autónomo, y se mueve a nuestro alrededor para hacernos la vida más fácil. Se podría decir que no hay futuro sin tecnología ayudando a las personas. Dentro de ese futuro que se nos hace ya presente, hemos asistido durante este año al big bang de los centros de datos autónomos, donde la inteligencia artificial ha irrumpido en las infraestructuras, para darnos información de todo lo que ocurre a través del aprendizaje de millones y millones de puntos de información provenientes de miles de empresas e instituciones. Y en el edge, hemos asistido a un crecimiento sostenido del número de dispositivos que se conectan, que es necesario proteger, y que generan volúmenes ingentes de datos de gran valor.
¿Y qué ha pasado este año con nuestra ya vieja amiga la nube, que nos lleva acompañando tanto tiempo en nuestro viaje para intentar hacer la TI de las organizaciones más ágil y eficaz? Pues que oficialmente se ha hecho híbrida.
Desde los orígenes de HPE, hemos visionado que en un momento se equilibraría el movimiento de cargas de trabajo a la nube pública con aquellas que, por muchas razones conocidas por todos, deben permanecer bajo el auspicio de nuestras infraestructuras locales. La nube híbrida ha venido para quedarse, y vemos que los proveedores de nube pública y los suministradores de servicios y tecnología on premise trabajan conjuntamente para hacer realidad las soluciones de automatización y centralización para la hibridación. Este año se han cerrado acuerdos conjuntos, tanto comerciales como técnicos, que permiten ya a nuestros clientes ejecutar sus aplicaciones tanto en la nube pública como en sus infraestructuras, moviendo cargas de trabajo virtualizadas o en contenedores de un lugar a otro de la producción.
Pago por uso
En muchas ocasiones las empresas e instituciones siguen pagando un alto precio, tanto económico como de gestión, simplemente para mantener funcionando la infraestructura que opera el día a día de sus organizaciones. Por tanto, para conseguir esta experiencia de nube híbrida falta algo muy importante que no siempre ha acompañado a la forma en la que se gestiona la infraestructura on premise. El pago por uso y la elasticidad de los recursos.
HPE propone generalizar el consumo de la infraestructura con un punto de vista diferente. La infraestructura que no se consume, tiene un coste. Mantener y gestionar la infraestructura con recursos propios, tiene un coste. No poder acceder a un extra de capacidad cuando un pico en el negocio así lo requiere, de forma inmediata y controlada, tiene también un coste. Y no tener la libertad de mover las cargas de trabajo, quizás sea el coste mayor de todos. Desde HPE creemos que el consumo de recursos de TI debe ser una experiencia y no debe ir ligado a un determinado proveedor, porque el cloud es una experiencia, no un destino.
No tener la libertad de mover las cargas de trabajo quizás sea el coste mayor de todos
El modelo de Infraestructura as-a-Service consiste en un pago por uso tradicional, envuelto en unos servicios premium que entienden de la criticidad del negocio, y aderezados con un extra de capacidad disponible on premise sin coste extra, para que puedan ser usados en el momento en que se necesite y controlados por el departamento de TI. Y todo ello monitorizado a través de un único panel de control, y sobre un único sistema de facturación, con un software y una consola de última generación, que permiten poner en marcha los servicios de una forma rápida e intuitiva, y así conseguir una experiencia unificada de aplicaciones y datos estén donde estén (nubes públicas privadas, extremos y centros de datos). Esta es la razón por la que HPE ha decido convertirse en la primera empresa del mercado con todas las soluciones tecnológicas disponibles en modo consumo, redefiniéndose como the edge-to-cloud platform as-a-service Company.
