En este sentido, bien es sabido que las tecnologías de cloud computing no sólo ofrecen en estos momentos una manera más barata para que las empresas usen y adquieran tecnología, sino también permiten un mayor control de la inversión, que es precisamente lo que las empresas están demandando actualmente.
La más clara aplicación del cloud computing la encontramos en el sector del hosting. En este caso concreto, las tecnologías de cloud computing han supuesto un cambio rotundo en el modelo tradicional de hosting, en el que se ha pasado de contratar un número determinado de servidores, ciertas ampliaciones y paquetes cerrados de hosting a acceder a una serie de servicios de Internet al que se le ha llamado cloud hosting.
Este término de relativa reciente creación se refiere a un tipo de servicios de hosting que pueden escalar y crecer bajo demanda pagando realmente por lo que se necesita y sin incompatibilidades de hardware. Además, el cliente tiene un acceso total a su infraestructura sin necesidad de conocer la tecnología ni disponer de experiencia previa en la gestión de infraestructuras, por lo que tiene más tiempo y recursos para su negocio y, por supuesto, más previsibles y menores costes.
Pero el cloud hosting, y por ende el cloud computing, no serían de ninguna manera efectivos si detrás no se contara con unos sistemas realmente potentes que posibilitaran el máximo rendimiento combinado con una alta fiabilidad, sobre todo en las aplicaciones más críticas que requieren un alto nivel de procesamiento, como son las soluciones financieras, el correo electrónico, el CRM y las bases de datos.
En lo que se refiere al cliente final de servicios de cloud computing, éste busca una serie de prestaciones significativas para su empresa, como que se garantice la continuidad en la producción cuando tenga que ampliar o actualizar su sistema por necesidades del negocio, evitando paradas innecesarias y migraciones; o también que no tenga que adquirir una solución sobredimensionada, sino una basada en las necesidades de su negocio en cada momento, por lo que se requiere que el servidor tenga un avanzado diseño modular y una sólida arquitectura escalable, además de que sea eficiente energéticamente y de fácil mantenimiento.
En esta línea, los fabricantes estamos trabajando continuamente en desarrollar unos servidores empresariales cada vez más preparados y eficientes, batiendo de forma periódica récords mundiales, como el benchmark VMmark de VMware, que mide el rendimiento y la estabilidad de las aplicaciones empresariales que se ejecutan en servidores virtualizados.
En la actualidad, el servidor más potente del mercado puede llegar ya a tener 2.000 procesadores virtuales, lo que posibilita destinar varios procesadores virtuales a cada cliente final, potencialidad que permite a las compañías de hosting sacar el máximo beneficio. Por ello, la clave del éxito de las empresas de hosting reside en contar con el mejor servidor empresarial para soluciones de cloud computing, porque, sin lugar a dudas, el servidor empresarial es el verdadero motor del cloud hosting.