Poblar con tecnología la España vaciada

Renato Del Bino, Director General de la Fundación I+E.

Publicado el 14 Mar 2020

Se habla hoy abundantemente de la necesidad que tenemos de llenar España de innovación, que se traduzca en industria, riqueza… Pero detrás de esta idea, que a todos nos ilusiona, tiene que haber gente. Nuestro país afronta importantes desafíos en un momento crucial. Uno de los más críticos es el reto demográfico. Por un lado, consecuencia del envejecimiento de la población. Y, por otro lado, tenemos un serio problema con la distribución demográfica. El 30% de nuestro territorio concentra el 90% de la población. A la vez que somos el país con más superficie despoblada del Sur de Europa, tenemos la mayoría de las áreas más densamente pobladas del continente.

Nuestros pueblos y zonas rurales pierden una media de cinco habitantes cada hora

Nuestros pueblos y zonas rurales pierden una media de cinco habitantes cada hora. Debemos pensar que, cuando se van personas, se va talento, industria, innovación… En definitiva, riqueza y bienestar. El impacto de la despoblación de grandes territorios se traduce en un menor crecimiento económico, una mayor brecha social y problemas estructurales. Con una baja natalidad, difícil acceso a y desde esos territorios y progresiva carencia de servicios sociales, la España despoblada se ve abocada al estancamiento económico y social. Pero no pierden solo esas áreas vacías. Pierde todo el país.

Se trata de un problema complejo, que requiere visión amplia y a largo plazo. Compete a todos los actores del ámbito institucional y de la sociedad civil, desde asociaciones y entidades ciudadanas hasta las empresas. Y abarca frentes muy diversos: infraestructuras físicas y telemáticas, servicios sociales, educación y formación, políticas de inmigración, industria, tecnología, inversiones, medidas fiscales… Pero todas, a su vez, mantienen interrelaciones estratégicas. De ahí la necesidad de una actuación amplia pero coordinada, con mecanismos de colaboración bien definidos.

El informe ‘Palancas para Mover España’, elaborado por la Fundación I+E, pretende ofrecer una visión reveladora de cómo la innovación, la tecnología y la industria, unidas a la formación, el empleo y la atracción de inversiones, pueden contribuir, a través de la colaboración entre instituciones y sociedad civil, a combatir el reto demográfico. El documento toma como punto de partida la visión de compañías multinacionales con amplia visión internacional, pero con larga presencia en España, y como impulsoras de ecosistemas innovadores que han dinamizado territorios. Y formula lo que hemos dado en llamar ‘palancas’ que pueden contribuir a reequilibrar territorios, población y riqueza. En este artículo me gustaría centrarme en dos de ellas: la innovación y la tecnología.

Innovación para mover territorios y sociedades

No cabe duda de que la innovación es una de las grandes palancas del progreso. Resulta fácil observar que la lista de países que lideran la innovación se corresponde con la de los más prósperos, social y económicamente. Allá donde se desarrolla, genera ecosistemas que se traducen en riqueza, empleo cualificado, transferencia de conocimiento, emprendimiento… y más innovación, en un círculo virtuoso. Sin embargo, España no destaca hoy día por ser uno de los países de referencia. Desde el año 2009, se ha recortado la inversión en I+D un 9%, mientras que el conjunto de la UE ha invertido un 25% más. Dicha inversión representó en 2018 un 1,24% del PIB, cuando la media europea supera el 2%.

Bien enfocada, una mayor inversión en innovación tiene que ver con la vertebración de las sociedades y los territorios. El desarrollo de proyectos innovadores en determinadas zonas geográficas, a través de la colaboración pública y privada, ha dado ya significativos ejemplos en diferentes países, y también en España. Podemos hablar de Laponia o de las Tierras Altas de Escocia, pero también de proyectos que se están desarrollando en Asturias, León, Murcia, Málaga o Tarragona. La capacidad de las empresas para generar y atraer talento y conocimiento a su alrededor, unida a la apuesta institucional, están dando lugar a la generación de potentes entornos para la innovación, ecosistemas que sirven de caldo de cultivo a la industria, la creatividad y las ideas.

Tecnología para mover la productividad y el progreso

Se tiende a pensar que la tecnología es privilegio de las ciudades, cuando debería ser uno de los elementos que más contribuya a homogeneizar e integrar núcleos urbanos y comunidades rurales. Pero tiene que llegar a todos, y a todos los sitios. El inminente despegue de la tecnología 5G se anuncia como un gran facilitador de servicios y aplicaciones en cualquier zona o territorio. Y esperamos que venga a cubrir algunas de las ‘zonas blancas’ -entre el 5% y el 15% de la población- a las que todavía no ha sido posible llevar la fibra óptica. Diferentes entidades, y el informe lo subraya, entienden que las zonas escasamente pobladas deberán ser prioritarias en la implantación de 5G.

Por otro lado, facilitar un acceso de calidad a la Red es fundamental, pero no bastará con ello. Necesitamos fomentar la digitalización, la I+D y el desarrollo de proyectos innovadores para la propia actividad agrícola. Hablamos de potenciar la agricultura 4.0. Países de nuestro entorno ya aplican soluciones basadas en big data, IoT, automatización, sistemas GPS, drones para el control de suelo y agua… en definitiva, para mejorar su productividad y su eficiencia al tiempo que propician una actividad rural más sostenible. La agricultura 4.0 supone, además, que el agricultor se implique en la cadena y que su producción se adapte a los procesos industriales. Tomando estas dos palancas, unidas a las que forman la industria y la formación, el informe formula siete propuestas que, sin la intención de ser únicas ni definitivas, pueden ayudarnos en el camino a desarrollar un modelo de país más equilibrado y sostenible:

1. Entender el reto demográfico como un desafío de todo el país.

2. Estimular e incrementar la inversión en I+D.

3. Promover la atracción de inversiones.

4. Asegurar la conectividad de todo el territorio.

5. Un plan industrial que aproveche los recursos de los territorios.

6. Un modelo de educación sostenible con visión a largo plazo.

7. Un amplio marco de colaboración público-privada.

En definitiva, movernos todos para Mover España.

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Redacción Computing

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