Antes de invertir ningún esfuerzo en evaluar soluciones de virtualización, debe percibirse claramente que resuelven un problema y que no van a crear nuevos. Hay cuatro factores clave a considerar para evaluar soluciones de virtualización del almacenamiento, a saber: escalabilidad, funcionalidad, gestión y soporte.
En cuanto a la escalabilidad, hay que considerar que en los entornos SAN existentes, el rendimiento está distribuido a lo largo de múltiples arrays de almacenamiento. Cada array es independiente de los otros. En un entorno virtualizado, el rendimiento del almacenamiento debe ser la suma de los componentes de la infraestructura que se virtualiza. Esta capacidad de sumar es la que mantiene la ventaja de simplificación de la gestión de un entorno virtualizado. Deben evitarse productos que simplemente produzcan múltiples “islas” de virtualización que no podrán ampliarse a un tamaño razonable. La complejidad añadida de gestionar múltiples instancias de virtualización, además del coste de desplegarlas, es probable que supere a cualquier ventaja potencial.
El rendimiento mantenido a lo largo del crecimiento depende de dos métricas: tiempo de respuesta (que depende de la capacidad de proceso del sistema) y flujo (que depende del ancho de banda). Sistemas de virtualización in-band que dependen del cuello de botella generado por una cache común, o sistemas de proceso de propósito general, se degradan a medida que escalan. Las arquitecturas de virtualización basadas en inteligencia distribuida escalan mejor, con proporcionalidad en el coste y manteniendo el entorno de gestión.
Respecto a la funcionalidad señalar que, hoy en día, las aplicaciones que almacenan datos en la SAN tienen acceso a una funcionalidad software avanzada basada en los arrays, como la replicación local y remota. Mediante la agregación y la abstracción de la capacidad de almacenamiento, las soluciones de virtualización enmascaran los dispositivos individuales, rompiendo la relación de host a dispositivo que el software basado en arrays necesita para funcionar. De este modo, para no reducir el valor y ofrecer un entorno menos funcional, la solución de virtualización debe sustituir a la funcionalidad de valor añadido proporcionada por los arrays o interactuar con, y preservar, la funcionalidad existente. Una solución ideal no ofrecerá una propuesta con una de las dos opciones, sino que proporcionará ambas.
Tratándose de gestión, una ventaja clave de las herramientas de gestión de recursos de almacenamiento (SRM) es que proporcionan una visión de extremo a extremo. Si desea servicios de supervisión, generación de informes, planificación y configuración con eficiencia y efectividad en su entorno de almacenamiento, la SRM es absolutamente necesaria. Los dispositivos de virtualización afectan a la SRM o a cualquier otra herramienta de gestión de “visión de extremo a extremo”. La introducción de un dispositivo de virtualización rompe la visión de extremo a extremo en tres dominios diferentes: el servidor con el dispositivo de virtualización, el dispositivo de virtualización con el almacenamiento físico y el propio dispositivo de virtualización. La reintegración de la visión de gestión es esencial para conseguir las ventajas de un entorno virtualizado.
Por último y en cuanto al soporte, no hay que olvidar que la virtualización no es una tecnología autónoma. La solución de virtualización es una nueva plataforma inteligente que tiene que interactuar con el resto de la infraestructura, incluyendo los servidores y su software, redes de almacenamiento, hardware y protocolos de red, arrays y software en dichos arrays. Interoperabilidad y soporte serán claves para el éxito de una solución de virtualización.