España ha avanzado en el ámbito del comercio electrónico, pero aún está muy atrasada en relación con Europa, lo que nos aleja considerablemente de los países nórdicos, que han avanzado en pocos años de sistemas ultra-garantistas a empresas más competitivas, donde la innovación está bien vista -Suecia coloca 74 empresas en el ranking-.
Países recién llegados como Lituania han pasado de 4 a 23 empresas en sólo un año, mientras que España únicamente aporta 10 a la relación. El comercio electrónico se ha convertido en un modernizador y dinamizador de la economía y, comparado con los negocios tradicionales, es mucho más accesible y no son necesarios grandes recursos para su puesta en marcha, por lo que permite la generación del autoempleo, factor importante a tener en cuenta.
Entre las razones que explican el desfase entre países se encuentran la dificultad de incorporar las nuevas tecnologías o la poca eficiencia aplicada; las barreras de la logística y el transporte; o la regulación de las autoridades, que se limitan a regular añadiendo nuevas barreras. España necesitaría una política más decidida para reducir la brecha tecnológica en relación a otros países de la UE.
“España deberá acelerar el ritmo en innovar y emprender. El comercio electrónico supone un gran adelanto, con una inversión relativamente pequeña. Tenemos buena salud, pero estamos lejos del potencial que ofrece el sector y, seguramente, desaprovechando una gran oportunidad”, afirma José Valle, responsable de Marketing y Comunicación de Ylos.com, empresa especializada en soluciones de comercio electrónico y gestión de contenidos web.
Por ejemplo, un comercio virtual medio de Ylos.com invierte entre 5.000 y 10.000 euros para lanzar su plataforma y su funcionamiento durante el primer año.