En paralelo, el grupo despedirá al 25 por ciento de su actual plantilla y hará frente a unas cargas de 475 millones de dólares (más de 90.000 millones de pesetas). Con ambas medidas, Gateway prevé conseguir unos ingresos anuales de en torno a los 6.000 millones de dólares (alrededor de 1,14 billones de pesetas), al tiempo que reducirá sus gastos a un ritmo anual de 300 millones de dólares (57.000 millones de pesetas).
Esta reorganización tiene como propósito paliar las abultadas pérdidas que la firma ha cosechado en sus negocios internacionales a lo largo de los últimos tiempos (sólo el pasado año registró un decremento en sus ingresos en el exterior del 14 por ciento) y conseguir la rentabilidad en el cuarto trimestre del año tras afrontar nueve meses de consecutivas pérdidas (en la primera mitad de 2001, la empresa ha dejado de ganar 523 millones de dólares -prácticamente 100.000 millones de pesetas-), además de frenar las repetidas caídas del valor de sus acciones en EE UU. Pese a estas expectativas, esta vía no parece ser la más oportuna desde el punto de vista de los analistas del mercado que aseguran que tanto Europa como Asia podrían haber aportado a la firma unos ingresos que quizás tampoco consigan ya en el propio EE UU debido a las nefastas condiciones del mercado.
Aunque la nueva estrategia es cuestionada por los expertos, la compañía no renuncia a apostar por un modelo de negocio orientado al servicio, en el que mande la instalación, el suministro de soporte técnico para sus PCs, periféricos, conectividad… y que, en las condiciones previas, no poseía la dimensión ni los recursos necesarios para afrontar fuera de EE UU la tenencia de un negocio orientado a los servicios.