En los dos últimos años, la división de software de IBM ha cobrado un papel protagonista en su aproximación al cliente y, continuando esa línea, el Gigante Azul se dispone a reorganizar su división de software el próximo mes de enero. Pocos han sido los detalles que la multinacional ha desvelado al respecto y la filial española no ha estado en disposición de ampliar más información a COMPUTING puesto que, a nivel europeo, ni siquiera la compañía ha celebrado una reunión regional de puesta en común.
En cualquier caso, todo hace indicar que IBM ha determinado incrementar las soluciones de software paquetizadas para sectores verticales, esperando no sólo beneficiar al usuario final sino, además, brindar la oportunidad a los ISVs de proporcionar mayor interoperabilidad con sus productos de software. De este modo, Tivoli, Websphere, DB2, Lotus y Rational se reubicarán para cubrir doce sectores verticales, entre los que se destacan los de distribución, industria, Administración y servicios financieros, entre otros.
Ya en abril de este año, Gartner publicaba un informe acerca de la transición que estaba experimentando la división de software del Gigante Azul, dotando a su oferta de una mayor coherencia en productos. Al mismo tiempo, la multinacional ha tratado de salvar lagunas históricas, como las acusadas en el caso de Tivoli y su distanciamiento respecto al cliente -reconocido por los propios responsables de la compañía-.
Las consecuencias directas a nivel interno pasan por que los 10.000 empleados de venta directa y los 3.000 soporte, así como los 20.000 ingenieros con que cuenta la división de software serán progresivamente informados a partir de enero. Para finales del año que viene la compañía espera contar con la mitad de su plantilla formada y asignada en grupos verticales como los de distribución o banca.
Al parecer, los cambios vienen motivados por la necesidad de impulsar un negocio que permanecía un tanto estático, arrastrando la herencia de una oferta conformada por múltiples adquisiciones de varias compañías de software en los últimos cuatro años. Basta con observar los resultados fiscales del pasado ejercicio, que ponían de relieve que la división de software únicamente había conseguido crecer un 3 por ciento con una facturación del 12.900 millones de dólares, muy en la línea de años anteriores.
A lo largo del presente ejercicio, las previsiones son algo más optimistas, con crecimientos del 8, 6 y 11 por ciento, respectivamente, en los tres primeros trimestres. No en vano, los mensajes han sido muy claros: el software es crucial para embarcarse en una estrategia On Demand -además de la carga de servicios necesaria-. En este contexto y gracias a las medidas adoptadas, IBM espera maximizar el aprovechamiento de sus capacidades de consultoría.
Aunque desde las filas de IBM el movimiento se valora con la misma importancia que hace unos cinco años, cuando la compañía decidió salir del mercado de aplicaciones de software, las primeras impresiones de analistas como Ovum sugieren que no supone una ruptura traumática con la línea seguida hasta ahora.