Negativa. Esa ha sido la respuesta de ISO, la Organización Internacional para la Estandarización, a la propuesta de Microsoft para convertir en estándar su formato de documentos Office Open XML.
Aunque ISO todavía no ha hecho un anuncio oficial de los resultados de la votación, Open XML no ha conseguido ninguno de los dos apoyos requeridos para alcanzarse como estándar. Y es que, para ser aprobado como estándar por ISO, las propuestas tienen pasar dos procesos de voto: tienen que conseguir el soporte de dos tercios de los cuerpos de representación nacional de ISO –uno por país-, y también tienen que lograr el apoyo de tres cuartas partes de la totalidad de los miembros votantes.
De acuerdo con las cifras facilitadas por la propia Microsoft, se han contabilizado 51 votos a favor de Open XML, con una aprobación del 74 por ciento entre los países votantes, unos resultados que dejan al formato junto en la frontera del porcentaje exigido para el éxito.
A pesar del fiasco, el Gigante de Redmond no se rinde y la compañía ya ha comunicado que espera que a principios del próximo año tenga lugar una nueva votación, en este caso con resultado positivo.
A Microsoft le toca ahora estudiar con atención los comentarios que han acompañado los votos de muchas de las organizaciones nacionales que se han manifestado en contra. Y no es extraño, porque el Gigante de Redmond, que afronta la creciente competencia de productos de código abierto como OpenOffice.org, se arriesga a perder peso en el lucrativo mercado gubernamental en caso de Open XML vuelva a ser rechazado el próximo año.
