Roaming, el talón de Aquiles del M2M

Miguel Ángel García Matatoros, Director General de Blue Telecom Consulting.

Publicado el 13 Oct 2015

Miguel Ángel García Matatoros, director general de BlueTC

La confianza es buena, pero el control es mejor. Digo esto porque, hoy en día, la gran mayoría de operadores y organizaciones que emprenden proyectos M2M se contentan con que sus dispositivos dispongan de una conexión, pero no se preocupan de saber si esa conexión cuenta con la suficiente calidad para garantizar que el servicio se desarrolle de forma apropiada. El problema se agrava cuando es necesario utilizar varias redes, como es el caso en escenarios de roaming. Es posible que los operadores partners ofrezcan una calidad aceptable, pero también puede haber grandes diferencias entre ellos.

Respecto a la calidad de servicio en proyectos basados en comunicaciones M2M, existen dos aspectos clave a tener en cuenta. El primero de ellos es que en esta clase de iniciativas no existe la retroalimentación humana con la que sí cuentan los servicios móviles tradicionales. Esto es importante, porque un humano, en un determinado momento, puede comprobar que el servicio no se está prestando correctamente, pero una máquina no. El segundo factor es que, en muchos casos, esta clase de proyectos implica una conectividad global y, por tanto, la intervención de múltiples redes controladas por diferentes operadores, por lo que no va a estar siempre claro quién tiene el control de la red a través de la que se presta el servicio. En definitiva, no se va a tener seguridad sobre el nivel de calidad que cada red ofrece.

Recientemente, en BlueTC hemos llevado a cabo una investigación en la que, monitorizando el comportamiento de los dispositivos M2M de un operador, se comparaba el rendimiento de tres redes distintas sobre las que se prestaba un servicio en diferentes áreas geográficas. Como resultado, encontramos grandes variaciones entre los KPIs de cada red, que no siempre eran del todo satisfactorios.

Más concretamente, se realizaron distintas pruebas en las que se forzaban los accesos 2G y 3G a una red específica, certificando la calidad de la conexión de los dispositivos en cada red, así como la calidad en la transferencia de datos. En el estudio encontramos diferencias en el rendimiento de las redes, fundamentalmente en relación a la latencia. Así, por ejemplo, los retrasos de conexión RTT variaban entre los 200 y los 800 ms, niveles aceptables. La diferencia más significativa entre las distintas redes fue, sin embargo, la referente al retraso en el acceso a Internet -el tiempo transcurrido desde el momento en el que la aplicación solicita al módem acceso a un contexto PDP hasta que al dispositivo se le asigna una dirección IP-. De esta forma, mientras que la primera red analizada tardaba 9 segundos en ofrecer acceso completo a Internet para 3G, la red de un segundo operador necesitaba 20 segundos para lo mismo y la red del tercero necesitaba entre 75 y 85 segundos. Es decir, las empresas que trabajen con ese tercer operador van a necesitar minuto y medio para que sus dispositivos puedan comenzar a enviar datos. Eso solo contando el tiempo de conexión, sin tener en cuenta el tiempo de transferencia de los datos. Para una organización que base sus operaciones en comunicaciones M2M, esto debería resultar, sencillamente, inaceptable.

Control de rendimiento de cualquier red en tiempo real

Si los operadores de M2M desean garantizar un determinado nivel de calidad necesitarán disponer de herramientas que les ayuden a medir tanto el rendimiento de su propia red como el de las redes de sus partners de roaming. Afortunadamente, ya existen soluciones capaces de controlar y optimizar en tiempo real el nivel de calidad de la conexión de cada red que se utilice en la prestación de un servicio.

Es importante asegurar que estas soluciones, además de ser utilizadas para mediciones internas, soporten el roaming. Asimismo, es fundamental que las mediciones puedan realizarse en tiempo real en redes 2G, 3G o 4G/LTE y que vayan más allá de las mediciones tradicionales de disponibilidad de la conexión o métricas básicas de radio. Es decir, que abarquen también el control y el análisis de las capas de servicio que la mayoría de los servicios y aplicaciones basados en tecnologías M2M/IoT emplea; desde el acceso de radio hasta aplicaciones OTT vía IP, SMS y voz. Y todo ello mediante equipos y estándares equivalentes a los utilizados por el cliente final, para así asegurar la mejor calidad de la experiencia.

Una gran ventaja de este tipo de soluciones es que no son intrusivas y, por lo tanto, no es necesario contar con el permiso del operador examinado. De esta forma, será posible comparar el rendimiento de las redes de diferentes operadores y contar con datos objetivos que ayuden a decidir quién es el mejor operador para dar servicio a los dispositivos M2M en cada escenario, garantizando así la mejor calidad a los clientes a través de una selección de operador visitado (steering of roaming).

En definitiva, en un escenario en el que comienzan a proliferar los servicios de misión crítica M2M/IoT cabría preguntarse si es conveniente mantener la realidad actual o si sería deseable abordar una aproximación diferente en la relación que mantienen los operadores entre sí y las organizaciones con los operadores. Y es que, cuando el negocio y la reputación dependen de las comunicaciones M2M, no se debería dejar el factor de la calidad al azar.

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Redacción

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