Paradojas de nuestros tiempos, mientras el gran tamaño de algunos bancos europeos ha generado un problema (por el principio del ‘too big to fail’) forzando a los gobiernos y a instituciones internacionales a ejecutar planes de rescate, en el caso concreto de la banca española, podemos observar un proceso de consolidación y reestructuración especialmente profundo en el entorno de las cajas de ahorros. Este proceso está destinado a optimizar el sistema bancario y lograr superar esta verdadera crisis, no sólo a la espera de tiempos mejores, sino para transformar totalmente el sistema ante una nueva era.
Mientras que las adquisiciones son un fenómeno cíclico y en parte oportunista, las fusiones en la banca se consolidan como un instrumento de gestión estratégica favorecido por los entes reguladores. Estas fusiones permiten ganancias mediante el incremento de tamaño y los ahorros de costes. El incremento de tamaño en el mercado local tiene un retorno más complejo de medir, pero sin duda, en el ahorro de costes se encuentra el verdadero atractivo. Se calcula que en un caso ideal los efectos de las sinergias realizables deberían ser cinco veces mayores que los costes de la integración.
Los ahorros de costes deben provenir fundamentalmente de la desaparición de ineficiencias en la estructura de la organización y en la ejecución de los procesos. El ejercicio en gran medida se simplifica debido a que en el pasado la mayoría de las entidades bancarias ya han experimentado procesos de optimización de costes, por lo que prácticamente todo el potencial reside en consolidar y suprimir redundancias resultantes de una fusión. En concreto unificar las unidades de soporte tales como contabilidad, ‘controlling’ y recursos humanos, la consolidación de los departamentos de negocio y de sus oficinas y unidades de servicio al cliente, sin olvidar, la estandarización de las aplicaciones TIC y evolución de tecnologías obsoletas.
Se estima que un 60% de los costes por la integración recae en la estandarización y posterior migración de los sistemas de TIC y de los nuevos procesos. Esta cantidad es suficientemente representativa para entender el papel clave, desde los primeros pasos de una integración, que tienen la definición del CIO con su visión de la estrategia y aproximación metodológica en el proceso.
Ante la disyuntiva de enfocar estos procesos únicamente con recursos propios o con la participación de recursos externos el análisis debe usar un parámetro: tiempo. Por lo general, el departamento TIC post-fusión también estará sujeto a reducciones en cuanto a recursos, por lo que la necesidad de externalizar actividades es prácticamente inevitable. La mejora en el parámetro tiempo dependerá de que el proveedor tecnológico disponga de métodos de planificación y gestión de proyectos sólidos, y sobre todo en la disponibilidad de capacidades que den una respuesta rápida a las necesidades de externalización en cuanto a desarrollo de las nuevas aplicaciones, migraciones a las aplicaciones resultantes, testeo de aplicaciones, BPO de procesos de poco valor añadido, gestión de soporte a usuarios, etc.
Para emprender un proceso de externalización el CIO debe tener claramente definida la estrategia TIC de la compañía, un claro programa de integración y una buena gestión del conocimiento de su negocio; en caso contrario, difícilmente se acelerará la integración y peor todavía se añadirá una dimensión de riesgo en la gestión del conocimiento.
A modo de conclusión, una eficiente planificación de la integración TIC significa mayor certidumbre en la consecución de las sinergias planteadas en un menor tiempo. De una buena integración debería conseguirse a medio plazo un uso de las TIC más flexible mediante un portfolio de servicios racionalizado que de soporte a unos procesos más efectivos y eficientes. A corto plazo, la supervivencia de la entidad financiera.