Terminó el tiempo del contenido pasivo, independiente y agregado del pasado; en el futuro el contenido es interactivo, en red y personalizado. Así lo revela un estudio de PricewaterhouseCoopers, en el que se señala que está evolución requiere el desarrollo de nuevas estrategias de negocio por parte tanto de los proveedores de contenido como de los operadores de red.
De acuerdo con el informe, en el futuro inmediato la aplicación estrella para el acceso de banda ancha a Internet no será la distribución de contenido producido profesionalmente como sucede con la televisión o el cine, sino que se materializará en la suma del vídeo a aplicaciones ya existentes como la conferencia, la mensajería y los juegos on line, y en el desarrollo de aplicaciones que impliquen la utilización de contenido de vídeo facilitado por las comunidades virtuales y los internautas. Sin embargo, no será hasta la segunda mitad de la década cuando la Internet de banda ancha se reconozca como un mecanismo clave para atraer a las audiencias gracias a sus especiales características -específicamente su mayor interactividad derivada de su alta velocidad y su baja latencia-; y llegado ese momento para competir con éxito con la televisión la Internet de banda ancha tendrá que proporcionar contenidos que la primera es incapaz de transportar. El acceso vía banda ancha a Internet ha superado su primer estadio de adopción para convertirse en un mercado de masas en Estados Unidos y en Europa ya sucede lo mismo, afirma el director de análisis tecnológicos del Centro Global de Tecnología de PwC, Eric M. Berg, quien considera que aunque la distribución a través de Internet de programación de vídeo es una visión de futuro, los propietarios del contenido ya pueden aprovechar la banda ancha para incrementar la fidelidad de sus usuarios y general ingresos adicionales anticipando la creación de aplicaciones innovadoras fuera del mundo de los contenidos profesionales que crearán nuevas oportunidades a un amplio abanico de vendedores.
PwC observa que Internet todavía no constituye la fuente principal de ingresos para el contenido desarrollado profesionalmente, y la suma de la banda ancha a esta mezcla es improbable que cambie el escenario a corto plazo; por el contrario, las principales oportunidades que se derivan de la Internet de banda ancha de cara a los próximo años suponen la adición del vídeo a aplicaciones ya existentes que en muchos casos implican contenidos procedentes de las contribuciones de los usuarios. Entre estas aplicaciones avanzadas de banda ancha se incluyen la compartición de vídeos personales, la suma del vídeo a la mensajería instantánea, el chat, los weblogs, los servicios de búsqueda de pareja, los juegos de rol multisuario y las fiestas virtuales on line. Y es que aunque este tipo de contenido creado por los consumidores puede no tener mucho valor comercial, sí posee un alto valor sentimental que abre nuevas oportunidades de ingresos a los proveedores sea en el proceso de producción, acceso, transmisión o almacenamiento.
Además estos contenidos y otros complementarios -salvapantallas, votaciones on line, salas de chat, ‘merchadising’, etc.- pueden proveerse bajo una fórmula de pago por uso que generará más ingresos al tiempo que intensificará la lealtad de los usuarios; pero este avance, como advierte PwC, también encontrará barreras como la resistencia de los consumidores a pagar por los contenidos en Internet, la falta de un mecanismo de pago ampliamente utilizado que proteja la propiedad intelectual y simultáneamente ofrezca la flexibilidad que demandan los usuarios, la necesidad de desarrollar dispositivos que combinen la experiencia visual de la televisión con la interactividad del PC, y el establecimiento de conexiones de red capaces de transmitir vídeo con la calidad propia del DVD.