Llega la hora de la verdad para los datos personales

Las organizaciones de la Unión Europea que procesan datos de personas están
en alerta ante los cambios organizativos, operacionales y comerciales que van a
tener que afrontar en los próximos meses.

Publicado el 16 Oct 2017

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Amalia Riaza Sánchez-Ferragut, Desarrollo de Negocio Banca y Seguros de Gfi

La UE se ha puesto seria y, ahora sí, el de­recho al honor y a la intimidad personal y familiar de los ciudadanos, van a estar garantizados.

No solo serán objeto de protección los datos sensibles como la salud, origen racial, da­tos genéticos, biométricos o religiosos, sino tam­bién los obtenidos de la actividad del sujeto en virtud del uso del servicio o dispositivo (localiza­ción, tráfico, historiales, etc.).

En este marco, Gfi afronta con sus clientes el reto de evolucionar un modelo basado en el control del cumplimiento, hacia un escenario sustentado en el principio de ‘responsabilidad activa’, definiendo políticas y procesos de go­bierno de datos, que mitiguen los riesgos y las elevadas sanciones previstas en caso de no cum­plimiento. Uno de los sectores más afectados es banca y seguros, que viene apostando por el Big Data y análisis de datos para mejorar el conocimiento de sus clientes y así reducir costes.

Todos los datos, facilitados por sus clientes u obtenidos del uso que hacen de los servicios, quedan bajo la lupa de GDPR (General Data Pro­tection Regulation). Solo estarán exentos los ge­nerados por procesos con algoritmos para pre­ver tendencias o comportamientos del consu­midor.

El anteproyecto de ley orgánica de protec­ción de datos especifica la obligación de las enti­dades financieras de designar un delegado, que podrá estar o no integrado en la organización y ser persona física o jurídica y que tendrá unas condiciones especiales, como no recibir instruc­ciones o no ser despedido, por el ejercicio de su actividad.

También despierta dudas la forma de compa­tibilizar el derecho al olvido del cliente

Otros aspectos de la ley que van a remover los cimientos, no ya organizativos, sino tecnológi­cos, son los derechos que adquieren los particu­lares acerca de sus datos personales: el derecho de acceso, de rectificación, de olvido, de limita­ción del tratamiento, de portabilidad de los da­tos… Estos derechos van a requerir adaptacio­nes de los sistemas de información para facilitar accesos seguros que permitan realizar consultas, modificaciones, bloqueos selectivos y volcados en dispositivos externos para su entrega a otras instituciones.

También despierta dudas la forma de compa­tibilizar el derecho al olvido del cliente, con la obligación de las entidades de mantener infor­mación sensible durante años, para auditorías.

Por otra parte habrá que rediseñar algunos procesos para la gestión de los consentimientos explícitos para cada servicio y definir cómo se obtendrán los consentimientos de los datos que ya se tenían antes de la nueva ley.

En la Business Unit de Banca y Seguros de Gfi, estamos preparados para emprender este cami­no con nuestros clientes, con proyectos que in­cluyen:

• Consultoría para inventariar y clasificar los datos, categorización de los riesgos mediante la elaboración de las PIA (Privacy Impact Assessments), revisión o puesta en marcha de políticas internas de protección de datos, redise­ño de procesos…

• Evaluación o evolución de herramientas, pa­ra dar servicio a los nuevos derechos del clien­te (acceso, portabilidad…), pseudonimización y encriptación de datos, medir la seguridad, res­tablecer la disponibilidad en caso de inciden­te, etc.

La nueva directiva se ha propuesto cambiar definitivamente la cultura de las empresas res­pecto al ‘casi todo vale’ en relación a la privaci­dad de los particulares y, por fin, ha llegado la hora de la verdad.

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Redacción

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