La necesaria adaptación de las empresas al nuevo modo mundial de producción no puede ser un tema a debatir. El debate se debe centrar en el cómo, en cada caso particular, se lleva a cabo esa adaptación permanente, que en algunos casos se hace a ritmo de vértigo.
Quienes trabajamos en el sector de las Tecnologías de la Información nos encontramos inmersos en una doble vorágine: la imprescindible actualización tecnológica, con un importante esfuerzo en formación, selección y experimentación de nuevas herramientas, etc. y la que se deriva de la abrumadora presencia de los agentes inversores en nuestro sector.
La actual coyuntura debe contemplar necesariamente toda una serie de aspectos ligados, en cada caso, a las dimensiones necesarias de las empresas, alianzas, fusiones, mercado, etc., que requieren una permanente reflexión y toma de decisiones. Estos procesos conllevan estrategias financieras que han sido contempladas como inversiones a medio y largo plazo con unas razonables perspectivas de rentabilidad, dentro del marco lógico de unas inversiones industriales.
Frente a esta aceptable actuación de ciertos agentes, nos encontramos con una frenética actividad inversora que busca resultados a corto plazo, fruto de una concepción especuladora de dichas inversiones y para los que cuenta muy poco el futuro de las empresas y sus trabajadores.
Nada nuevo bajo el sol. Se trata de una actualización, con las especificaciones del sector, de la vieja pugna entre el capitalismo especulativo y el capitalismo industrial. La actual batalla afecta no sólo a la cuenta de resultados de cada empresa, en función de la filosofía de la propiedad, sino al conjunto del sector. La especulación, con resultados a corto plazo, lanza permanentes «cantos de sirena» a empresarios y trabajadores con una distorsión permanente en el objetivo de lograr empresas con productos, servicios y resultados estables a medio y largo plazo.
Somos testigos privilegiados de cómo estos movimientos especulativos han enriquecido a empresarios e incrementado salarios de forma inmediata y circunstancial. Consecuencia, también inmediata, ha sido la práctica liquidación de proyectos empresariales con un pasado y un futuro incuestionables.
Este tipo de comportamientos empresariales se acompañan de campañas mediáticas que son auténticos altavoces de estos «cantos de sirena» de cuyas desastrosas consecuencias la historia ofrece abundantes ejemplos.
La opción de nuestra compañía está siendo hacer oídos sordos a dichos cantos, lo que no significa en absoluto cerrarnos a buscar las condiciones que garanticen el progreso y mantenimiento de nuestra empresa como líder del sector. Estamos abiertos, y buscamos alianzas, participaciones societarias, mercados, financiación, etc. como corresponde a quien pretende seguir siendo protagonista en el complejo mundo de las Tecnologías de la Información, pero queremos manifestar nuestro compromiso con el futuro.




