Intel, una de las últimas víctimas de la ralentización del crecimiento de la economía estadounidense, ha advertido que sus ventas podrían caer tanto como un 25 por ciento al cierre del primer trimestre fiscal de 2001 y que tendrá que reducir su fuerza laboral, cifrada actualmente en 86.000 empleados, en 5.000 personas.
El fabricante de chips ha indicado que espera que sus ingresos se sitúen en 6.500 millones de dólares (1,17 billones de pesetas), lo que supone un descenso del 25 por ciento en relación con el último trimestre de 2000, año en el que la compañía alcanzó una cifra de ingresos de 8.700 millones de dólares (1,56 billones de pesetas). Este decremento está 10 puntos porcentuales por encima de la cifra estimada en un primer momento por la compañía. La corporación reducirá también, aunque ligeramente su gasto en I+D, área a la que dedicará 4.200 millones de dólares (756.000 millones de pesetas) frente a los 4.300 millones de dólares destinados en el trimestre previo.
Parece que las 5.000 bajas estipuladas por la compañía se producirán a lo largo de los próximos nueve meses y se recurrirá fundamentalmente al sistema de bajas incentivadas. Sin embargo, no se especifica qué áreas de la compañía se verán afectadas, al tiempo que aseguraron que la reducción no atañera a futuras compras.
Intel culpa de estas malas noticias al bache por el que atraviesa la economía mundial, el cual continúa afectando la demanda de personal informático y se ha extendido a otros sectores, incluyendo el networking, las comunicaciones y los servidores.
Las acciones de la compañía, que habían subido al igual que las de otros fabricantes de chips durante los últimos días, cayeron un 7 por ciento hasta 30,94 dólares.
Craig Barret, CEO de Intel, ha asegurado en el transcurso del Foro de Desarrolladores de Intel celebrado en San José (California) que la compañía planea invertir fuertemente en I+D este año. La última vez que Intel afrontó reducciones fue en 1998 cuando redujo 3.000 puestos de trabajo de un total de 65.000.




