OPINIÓN

Ya estamos en la era de los ‘algoritmos emocionales’



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Si introducimos elementos “puramente” humanos, como son las emociones, y las cruzamos con los datos a gran escala, tenemos un panorama completamente nuevo

Publicado el 7 oct 2025

Enric Quintero

CEO de Datarmony



ia emocional

¿Qué es la IA emocional? ¿Tienen sentimientos los algoritmos?

La inteligencia artificial aplicada al sector empresarial había bebido, hasta ahora, de la retórica de la productividad: automatizar tareas, automatizar procesos, reducir tiempos en cosas que antes nos hubieran parecido impensables. Si centramos el discurso en el tema del empleo, es evidente que estamos ante un cambio de paradigma donde se van a destruir muchos puestos, pero también se van a crear otros nuevos.

Hasta ahora, todo lo que tenía que ver con IA estaba en un entorno más bien frío. La idea de que los ordenadores pudiesen entender los sentimientos y las emociones parecía algo que sólo quedaba relegado a las películas de Kubrick hasta hace unos años. Y a pesar de que los algoritmos no tengan consciencia, sí pueden llegar a simularla en algunos casos. No obstante, en estos últimos meses ya se observa una evolución hacia el terreno de las emociones, y en cómo nuestra óptica a la hora de usar esta plataforma, también se centra aspectos que, hasta la fecha, eran considerados intrínsecamente más humanos.

Si se considera este nuevo papel que va a desempeñar desde la vertiente social, IA más humana va a tener un papel crucial: veremos una labor terapéutica personalizada, imposible de realizar hasta ahora por falta de medios humanos y económicos. La IA deberá ayudar a estas personas a superar sus miedos, y en vez de hacerlos tecnodependientes, animarlos a socializar superando su problema. Esa, es sólo una idea.

No se trata de que los algoritmos sean los nuevos departamentos de recursos humanos, sino de que los propios recursos humanos tengan un sistema mucho más exhaustivo a la hora de velar por el ambiente saludable

ENRIC QUINTERO, CEO DE DATARMONY

La IA emocional en la empresa va a cambiar cómo entendemos las relaciones laborales

Los algoritmos ya han cambiado incluso el concepto de lo qué es el trabajo. En el ámbito creativo, muchas son las ansiedades que se han creado ante el miedo a perder empleos. Si lo centramos en la parte más operativa, muchas son las oportunidades y puertas que se han abierto debido al ahorro de tiempo que supone.

Pero si por en medio introducimos elementos “puramente” humanos, como son las emociones, y las cruzamos con los datos a gran escala, tenemos un panorama completamente nuevo. Una IA más humana nos ayudará a monitorizar un ambiente laboral saludable y generar alertas cuando empeore por alguna causa.

No se trata de que los algoritmos sean los nuevos departamentos de recursos humanos, sino de que los propios recursos humanos tengan un sistema mucho más exhaustivo a la hora de velar por el ambiente saludable. Tampoco se trata de introducir un “Gran Hermano”, pues aquí la privacidad de las personas es fundamental para que un ambiente laboral sea sano. Y, por supuesto, son las propias personas las que vayan a acabar tomando una decisión.

Algoritmos más humanos

Nuevamente, esta es una de las primeras aplicaciones que ya se están implementando. Sin embargo, a medida que los algoritmos se vuelven más “human friendly”, reduciendo el roce tecnológico e invisibilizando la interacción entre ser humano y máquina, también hemos de observar potenciales riesgos que pueden suceder.

Cierto es que todo lo que se pueda predecir de cara al futuro va a ser con los elementos que conocemos y manejamos hoy en día. Y estos pueden ser diametralmente distintos a los que vayamos a tener en unos años, pues todavía estamos aprendiendo a manejar esta tecnología.

Una IA más humana también tiene sus riesgos, y es preferir a las máquinas en vez de a las personas, dado que una IA siempre podrá ser programada para que responda de forma más empática, afable o con gran interés, versus la respuesta “impredecible” de un humano.

¿Se avecinan golpes de tijera en el presupuesto de las grandes empresas en favor de las IA? Sinceramente, espero que no, porque pretender sustituir al ser humano en terreno de emociones va a ser el gran error. ¿O por el contrario estamos en una era de “conformismo mental”, en la que los ordenadores van a ser diseñados para complacer, confirmar sesgos y caer en trincheras de pensamiento? Eso será la trampa más dulce en la que podamos caer: ¡un “love bombing” constante! Y en el entorno empresarial, si la IA es la que empodera a cometer errores bajo el pretexto de que se quiera que nos adule… Igual ya nos van sonando historias de por qué grandes corporaciones han quebrado por malas decisiones.

¿Es el fin de la raza humana?

No es nuevo, lo vemos desde hace años, la gente prefiere tener mascotas a hijos por la misma razón: las mascotas dan amor incondicional, son afables y las hemos entrenado para que no nos lleven la contraria. Con una IA más humana lo veremos aún más radicalizado, antes no queríamos tener hijos. Si en un futuro tampoco querremos tener parejas, ni amigos ¿es el fin de la raza humana?

Y, por supuesto, ¿para qué mantener una estructura jerarquizada con jefes y responsables? Si total, la IA se encargaría de decirnos que lo hacemos todo perfecto. Mejor que tener un jefe que te lleva la contraria es tener un algoritmo que nos adule, ¿no?

Todos estos escenarios, que todavía no existen, no tienen por qué ocurrir, si adoptamos a la IA humana como un complemento, en vez de como una sustitución. De hecho, quiero dar un vuelco a la situación y plantear a los algoritmos más humanos como forma de mejorar nosotros. Que sea la IA la plataforma que nos impulse, en vez de que nos lleve por un camino fácil y que, a fin de cuentas, se escapa de nuestro control.

Es ahí donde la IA tendrá que volver a hacer una papel terapéutico, para tratar de reconectarnos y poder convivir con lo mejor de un mundo artificial que nos prepara para el reto de un mundo real.

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