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La nube ya no es algo ajeno a la Administración Pública, se contempla como un modelo a seguir, pero al que no hay que lanzarse sin paracaídas, teniendo en cuenta que es un escenario heterogéneo en el que conviven diferentes tipologías tecnológicas. No existe por parte de Accenture, como señala Javier de la Cuerda, Senior Cloud Advisory Executive, “una visión fundamentalista” en este ámbito. “En Accenture nos centramos en la transformación de las aplicaciones de valor añadido y en la transformación de los datos. En cómo podemos ayudar a agilizar el paso a entornos de nube pública. Vemos claramente la cloud híbrida, la privada para el core de negocio y también la capacidad de desborde de aplicaciones a la cloud pública. Nuestra visión es cómo debe acometerse esa transformación, aportando esas estrategias de evolución”, argumenta el directivo. Según su punto de vista, pese a ciertos elementos ralentizadores de la mecánica de licitación pública, “observamos que las Administraciones Públicas locales están encontrando fórmulas creativas con una visión de cloud soberano, algo que está de moda en Europa”. Efectivamente, el salto a la nube implica tocar aspectos como la regulación (GDPR), un modelo de infraestructura TI, gestión de la seguridad o la ubicación de los datos.