La digitalización de la economía lleva entre nosotros varios años. En este tiempo, hemos escuchado frases que han llegado a ser mantras para todo proceso de transformación que quiera llegar a buen puerto. Una de las más importantes y repetidas es: “la transformación digital es cosa de personas”.
Sin embargo, como suele ocurrir, la fuerza de la costumbre hace que la frase pierda significado en nuestras cabezas. No es que sea falsa, al contrario, tiene más vigencia que nunca, sino que la repetición ha producido en nuestros sentidos cierta anestesia, como cuando golpeamos una parte del cuerpo constantemente hasta dejarla adormecida e insensible.
Efectivamente, la transformación afecta a lo digital, pero también a los negocios y a las personas. Las nuevas tecnologías de la información están en la base de este concepto, que se apoya sobre estas para reflejarse también en la cultura y la organización. Así, el mercado está demandando perfiles especialistas en Data, Analítica e Inteligencia Artificial y, en definitiva, en todas las disciplinas involucradas en la revolución SMAC (‘Social, Mobile, Analytics y Cloud’). Existe por tanto el caldo de cultivo perfecto para formarnos y formar a las futuras generaciones en estas áreas por su incidencia directa sobre empleabilidad actual y futura.
Nuevas profesiones de datos
Las data skills toman cada vez más importancia. El Big Data ha estado mucho tiempo en boca de los responsables de TI, pero ha tenido que llegar una pandemia para que muchas empresas empiecen a aprovechar un importante activo que les permita alcanzar una mayor comprensión sobre sus productos, servicios y clientes.
Según el último informe de ASEDIE (Asociación Multisectorial de la Información) el negocio de los datos alcanzó un volumen de ventas próximo a los 2.046 millones de euros en España en 2018, lo que supone un 13,8% más en relación con el ejercicio anterior, y un beneficio neto de más de 92 millones de euros.
En cuanto al empleo, el 33% de las nuevas profesiones tecnológicas está directamente relacionado con el uso y explotación de datos, según el último informe sobre las ‘15 profesiones emergentes de 2020’, de LinkedIn. Cabe mencionar que los puestos de trabajo en Inteligencia Artificial aumentaron un 74% anual en los últimos cuatro años.
El Data Scientist (un 46% más que el año anterior) se sitúa en el tercer puesto, por debajo del especialista en inteligencia artificial y el ingeniero en robótica. En cuarto lugar, están los desarrolladores de Big Data, que se incrementaron un 45%. Algo por detrás, pero dentro del mismo ramo, están los ingenieros de datos, que fueron la undécima profesión más emergente.
Profesiones clásicas impulsadas por las habilidades de datos
Pero las data skills no se refieren únicamente al empleo de determinadas tecnologías o al uso de soluciones analíticas, sino a la capacidad de tomar mejores decisiones (para los negocios y para las personas) a partir de la observación de lo que los datos tienen que decirnos. La digitalización ha implicado un aumento significativo de la demanda de perfiles cualificados y con conocimientos analíticos y técnicos para usar las nuevas soluciones. Esto se debe, en gran parte, a la hiperpersonalización que queremos conferir a los productos y servicios que usamos diariamente y a la automatización de procesos de negocio, que hacen más sencilla la interacción de las personas con las empresas e instituciones.
Lo anterior es posible gracias a su construcción sobre una combinación de tecnologías cada vez más inteligentes (robótica, reconocimiento de voz, reconocimiento de patrones, procesamiento del lenguaje natural, etc.). Inteligencia que no sería factible sin el acceso a grandes volúmenes de datos.
De este modo, las TIC asumen una relevancia máxima en facilitar este acceso. Permiten recuperar la información y analizarla en grandes cantidades, hacer cálculos complejos y planificar la logística mucho más rápido y con mayor precisión que el cerebro humano.
Sin embargo, tan importante es el acceso y procesamiento a los datos de mi negocio o del servicio que ofrezco a mis clientes, como la capacidad de interpretar los mismos. Resulta igual de relevante que un médico sepa usar sistemas de consulta de datos y de monitorización de la evolución de sus pacientes, como interpretar los datos de los mismos e inferir posibles riesgos a partir estos. De hecho, Sopra Steria y la Fundación San Juan de Dios han trabajado conjuntamente en un proyecto pionero para aplicar Inteligencia Artificial para diagnosticar enfermedades raras, como el síndrome del corazón rígido.
De la misma manera, los empleados de una compañía pueden ver reforzadas sus capacidades de gestión interna gracias al uso de asistentes virtuales y, en otro ámbito, los medios de comunicación actualmente son capaces de conocer uno a uno su audiencia y darle contenidos de calidad a su medida. Y así podríamos continuar enumerando ejemplos de cómo el acceso a datos y un análisis masivo de estos proporciona una mejora significativa de los negocios y de la vida de las personas.
Ignorar esta realidad afecta al desempeño y productividad de las empresas, reduciendo, en consecuencia, la capacidad de gestionar adecuadamente a los clientes y sus expectativas generando entre otros la pérdida de clientes.
En nuestras manos está evitar esto, sensibilizando sobre la potencia del uso correcto de los datos, pero también a través de formaciones en todos los niveles para fomentar las habilidades y reducir la brecha tecnológica, porque “la transformación digital es cosa de personas”.