OTROS TITULARES
“‘La digitalización ya no es una opción, es una cuestión estratégica para toda la sociedad”
“La partida en #Santander39 está ganada gracias al público y al debate real”
“Europa no debe aspirar a liderar en cinco años, sino a reducir la brecha tecnológica”
“La inteligencia artificial no es una panacea o la caja de Pandora: es una herramienta, depende de cómo la usemos”
“El presidente no gestiona ni es dueño de la organización, sino que debe escuchar a todos y ser presidente de todos”
Índice de temas
Estamos en los prolegómenos del gran evento del año de Ametic (y diría del sector), que por primera vez te toca capitanear plenamente tras la etapa de Pedro Mier. ¿Sientes ese cosquilleo del debutante? ¿Qué sensaciones predominan?
El sentimiento principal es de ilusión. Llevo asistiendo muchos años: primero como asociado, luego como director general y ahora como presidente. Siempre ha sido un encuentro muy especial, justo después de las vacaciones, cuando todos pensamos en cómo retomar y arrancar el curso. Es un momento apasionante, cargado de ilusión… y también de nervios, porque supone una gran responsabilidad. Este año #Santander39 cuenta con 121 ponentes, dos ministros, cuatro secretarios de Estado, presidentes de empresas y una gran audiencia. Todo ello genera inevitablemente estrés, pero un estrés positivo, motivador.
Con semejante cartel, ¿dirías que la partida ya está ganada?
El programa es muy potente y, además, la experiencia nos avala: esta será la 39ª edición, con 38 años consecutivos celebrándose.
Ni siquiera la pandemia nos detuvo; simplemente trasladamos el evento a Madrid, porque Santa Ana estaba cerrado.
El gran valor, sin embargo, es el ambiente que se respira: no solo por los ponentes, sino por el público. Está presente todo el sector: la parte pública, la privada y la académica. Siempre se crea un clima de reencuentro muy positivo.
Por eso digo que la partida está ganada: el público acude con ganas de compartir, debatir y buscar soluciones.

La idea de fondo de los fondos era muy buena, pero la realidad ha sido complicada. Las grandes empresas pueden vivir sin ellos, aunque siempre ayudan
FRANCISCO HORTIGÜELA, AMETIC
¿Cuáles dirías que son los grandes atractivos de esta edición?
El atractivo principal es el contexto en el que nos encontramos: un momento de encrucijada. La geopolítica tiene un impacto creciente, al igual que la defensa y las autonomías estratégicas.
Vivimos un cambio en el orden mundial, con liderazgos en transformación, y una digitalización que cada vez pesa más. Esto afecta al empleo, la educación y, sobre todo, a la reducción de brechas sociales, económicas y territoriales.
La digitalización avanza imparable y ya es un factor que determina la competitividad de los países. No hablamos de un aspecto “clave”, sino de una cuestión estratégica para todo: economía, sociedad, defensa.
¿Qué criterios marcan el éxito de un evento de este tipo?
El principal es llegar a acuerdos reales. Que no se quede en palabras, sino en compromisos concretos. Este encuentro es relevante porque permite debatir sobre los grandes temas que marcarán el futuro de España y de Europa, y, a la vez, generar propuestas. Ametic no es una asociación que solo reclama: proponemos soluciones que benefician al sector, pero también al conjunto de la economía y la sociedad.
La riqueza está en que confluyen el sector público, el privado, la academia y otras asociaciones. Lo crucial es que, al día siguiente, lo hablado se traduzca en acción.
El lema de este año es “digitalización, competitividad e impacto social”. ¿Refleja la madurez de la digitalización o aún nos espera una larga travesía?
Creo que la digitalización ya está plenamente integrada en nuestras vidas. No depende de la edad: todo el mundo la utiliza de manera natural, para pagar, gestionar trámites o pedir una cita médica.
Sí hay colectivos mayores a los que debemos ayudar, pero el debate ya no es “usar o no usar” la tecnología, porque hoy es imprescindible. La cuestión ahora es usarla bien. No se trata de cantidad —digitalizar al 100% de la población—, sino de calidad: que sirva para mejorar la competitividad y generar un impacto social positivo.
¿Qué nota le pondrías a la gran empresa en digitalización?
A la gran empresa, un 10. Sectores como turismo se merecen matrícula de honor. En salud nos situamos en un 8,5 o 9, con avances muy significativos. En agro y comercio también estamos muy bien. La banca, por supuesto, un 10.
Las pymes son otro caso: hay una enorme diversidad. Algunas merecen un 10 y otras un 3 o 4. En conjunto, yo diría que un 6, un aprobado justo. Pero ahí está el gran reto, porque de ellas depende dos tercios del empleo y de la economía española y europea.
¿Han sido útiles los fondos europeos para las pymes o hemos fallado en la ejecución, como se comenta?
La idea de fondo de los fondos era muy buena, pero la realidad ha sido complicada. Las grandes empresas pueden vivir sin ellos, aunque siempre ayudan. Pero para las pymes, que sí los necesitan, la burocracia ha sido un muro. Ha habido tanta complejidad que muchas no han podido acceder. Los objetivos eran correctos, pero el acceso ha resultado demasiado difícil y los plazos imposibles. Es urgente reducir esa burocracia.
Europa atraviesa un momento de debilidad. En innovación estamos lejos de las big tech y del empuje chino. ¿Qué futuro ves?
Europa ha perdido competitividad en las últimas décadas. Ha crecido, sí, pero mucho menos que China, Estados Unidos, Corea, Japón o India. Cada retraso aumenta la brecha.
En algunos sectores destacamos —banca, turismo, salud—, pero en ámbitos como inteligencia artificial o cloud la diferencia con otros es enorme.
El reto no es liderar en cinco años, sino reducir esa brecha. Debemos aspirar no solo a usar bien la tecnología, con criterios éticos y de competitividad, sino también a desarrollarla. El problema es que Europa no siempre actúa como un bloque, sino como 27 países. Y con esa fragmentación es difícil competir.
Has mencionado la inteligencia artificial, un tema inevitable. ¿Cuál es tu relación, tanto profesional como -entre comillas- emocional, con ella? ¿La consideras la panacea o una caja de Pandora que se está abriendo?
Ni una cosa ni la otra. No creo que sea la panacea, pero tampoco una caja de Pandora. Es, sencillamente, una herramienta. Una herramienta digital que ya existía, pero que con la inteligencia artificial generativa ha crecido de forma exponencial y se ha democratizado, llegando a más empresas y a más personas. Eso es una gran noticia.
Como toda herramienta, depende de cómo se use. Si sabes emplearla, puede ser muy útil; si no, de poco sirve tenerla. Es como una llave inglesa: en manos de un mecánico es fantástica, pero si no sabes usarla, no te resuelve nada. Lo importante es saber para qué la vas a utilizar. Y para eso hace falta conocimiento: primero del negocio en el que se quiere aplicar y después de la propia herramienta.
Precisamente acabamos de publicar un informe del MIT que señala que el 95% de los proyectos de inteligencia artificial generativa en empresas no llegan a buen puerto. ¿Por qué ocurre?
Porque no se trata de usar la herramienta por usarla. Es como tener un coche: lo importante no es tenerlo, sino saber para qué lo necesitas y qué objetivos tienes. Si quieres un viaje económico, eliges un tipo de coche; si quieres velocidad, otro. Con la inteligencia artificial ocurre lo mismo: primero hay que definir qué quieres conseguir y después ver si realmente la IA aporta valor o si, simplemente, no hace falta.

La IA es un término muy amplio; lo relevante es identificar las palancas que permiten llegar mejor al cliente, optimizar procesos internos, reducir costes o mejorar la logística. No se trata de usarla porque “ya está aquí”. Si no aporta valor, no tiene sentido aplicarla
FRANCISCO HORTIGÜELA, AMETIC
Como dicen los modernos, ¿crees que ahora está en pleno ‘hype’?
Sí, pero por eso es fundamental conocer muy bien tu negocio, tus procesos y ver cuáles de ellos se pueden digitalizar, y en qué casos la inteligencia artificial u otras herramientas son realmente necesarias.
La IA es un término muy amplio; lo relevante es identificar las palancas que permiten llegar mejor al cliente, optimizar procesos internos, reducir costes o mejorar la logística. No se trata de usarla porque “ya está aquí”. Si no aporta valor, no tiene sentido aplicarla.
Pongo un ejemplo sencillo: una marca de coches de súper lujo que vende 40 o 50 unidades al año en España. Conoce personalmente a todos sus clientes. No necesita ni Excel ni inteligencia artificial; lo resuelve desayunando con ellos si hace falta. En cambio, una empresa con miles de clientes sí necesita inteligencia para segmentar, optimizar procesos, reducir costes o gestionar su logística de forma eficiente.
Pasando ya a tu papel de presidente. Muchos consideran que tu llegada ha supuesto un soplo de aire fresco en Ametic. ¿Compartes esa visión?
Creo que he recibido una herencia importante: la asociación cumple ya 52 años. He tenido la suerte de ser asociado durante mucho tiempo, luego miembro del comité ejecutivo, después director general y ahora presidente.
Siempre que llega un nuevo presidente hay aire fresco, pero no por la persona en sí, sino por el cambio. Pasó cuando entró Pedro Mier, y pasará con mi sucesor. Las renovaciones son positivas. Por eso en Ametic el límite es de dos mandatos de tres años: es sano que haya relevo.
Además, una asociación no es una empresa. Aquí no hay un dueño o unos accionistas: los 303 asociados somos los dueños. El presidente no gestiona “su” organización, sino que debe escuchar a todos y ser presidente de todos.
Y en ese papel de presidente, ¿hasta dónde crees que puedes contribuir para dar aún más relevancia a Ametic? En los últimos tiempos la asociación ha crecido mucho, pero también hay otras como DigitalES o AEC. ¿Cómo se gestiona esa convivencia?
Creo que hay mucha diferencia entre asociaciones. Con AEC, la de consultores, tenemos una relación excelente. De hecho, su presidente participará como ponente en Santander. Con DigitalES también mantenemos muy buena relación, tanto con el actual director general como con los anteriores, y lo mismo con sus presidentes: Carlos López-Tello, Eduardo Serra o ahora Eduardo Linares.
Creo que somos complementarias. AMETIC está más centrada en la economía digital y las telecomunicaciones, mientras que DigitalES representa sobre todo a los operadores, que tienen una problemática muy distinta porque están muy regulados y son pocos. AMETIC engloba a toda la industria digital, incluyendo algunos operadores, pero no está tan enfocada en esa casuística.
Por otra parte, Adiigtal está más orientada al comercio electrónico. En AMETIC no tratamos directamente el e-commerce: trabajamos en comisiones de vehículo conectado, salud, agro, ciberseguridad o inteligencia artificial, pero no tenemos un grupo específico de comercio digital.
En ese sentido somos asociaciones complementarias: muchas veces vamos unidos en posicionamientos, pero otras es mejor separar caminos porque los intereses no siempre coinciden.








