El directivo español gana en autoconocimiento

Entre las cualidades del directivo español destacan la honestidad y ética de sus actuaciones y su compromiso con la rentabilidad de la empresa.

Publicado el 28 May 2003

El directivo español gana en autoconocimiento

Honesto, ético y respetuoso con sus empleados, el directivo español es un profesional preocupado por los demás y fuertemente comprometido con la rentabilidad de la empresa. Así se desprende del estudio «Directivo Español 2002» elaborado por The Washington Quality Group en base a las respuestas a 25 preguntas seleccionadas de los procesos de Feedback a 360° realizados a lo largo del pasado año en 51 empresas españolas.
El trabajo, en el que se reflejan las percepciones de 671 directivos, 3.824 colaboradores, 3.645 colegas y 654 superiores, puntúa positivamente la imagen de liderazgo de los directivos españoles, si bien apunta la necesidad de potenciar su papel de coach, reforzar su capacidad para liderar y realizar una mejor gestión de su tiempo.
Entre las cualidades más positivas asociadas al Directivo Español 2002 destacan la honestidad y ética de sus actuaciones, la capacidad de comprometerse con la rentabilidad de la empresa, el respecto y la dignidad en sus relaciones con los demás, el seguimiento que hace del cliente para asegurar su satisfacción actual y el cumplimiento de sus necesidades futuras, la coherencia de sus acciones, la toma eficaz de decisiones y la aceptación de sus responsabilidades. Por el contrario entre los aspectos susceptibles de mejora se cuentan su capacidad para desarrollar a los demás actuando como coach, el tiempo que dedica a sus colaboradores, el mantenimiento de un equilibrio apropiado entre lo personal y lo laboral, la capacidad para alentar y aceptar la crítica constructiva, y la puesta a disposición de su equipo de información y recursos para hacer bien su trabajo. Y es que, como revela el estudio de The Washington Quality Group, aunque el directivo español tiene una visión global del negocio, se preocupa por los demás y les trata con respecto, no gestiona adecuadamente su tiempo y se preocupa excesivamente por los detalles, lo cual repercute finalmente en el espacio de la agenda que dedica a la formación y el desarrollo de su equipo.
Otro punto a destacar es que, si bien el directivo español mantiene una idea positiva de sí mismo -al igual que estudios anteriores-, su autopercepción se ajusta más a la de sus superiores, colegas y colaboradores, lo que significa que cada vez es más consciente de su realidad y conoce mejor tanto sus puntos fuertes como las áreas a mejorar, además de esforzarse en contrastar diariamente sus impresiones con las que de las personas de su entorno. En este sentido, la valoración del superior sigue siendo la más positiva; el superior percibe al directivo español como una persona preocupada por su gente, dispuesta a luchar por la empresa y con un notable desarrollo en la capacidad para formar equipo; mientras que, al igual que en años anteriores, son sus colaboradores los que le puntúan más bajo y demandan mayores posibilidades de desarrollo profesional y más tiempo por parte del directivo, identificando entre las áreas a mejorar la capacidad para delegar y para impulsar el desarrollo de los otros.

Desde el punto de vista de The Washington Quality Group, el futuro del directivo español depende, en gran medida, de su capacidad de respuesta ante nuevos retos, ya que las tendencias en el mercado y los cambios continuos requieren directivos con nuevas habilidades capaces de liderar eficazmente a las personas.
Resulta lógico que en el actual entorno, caracterizado por el cambio permanente, el directivo español comprenda la importancia de la creatividad para el desarrollo futuro de la empresa, como pone de manifiesto el trabajo, que no obstante señala que este profesional todavía no ha conseguido convertir la creatividad en una de sus fortalezas, como demanda el superior, el cual identifica este área como de unas susceptibles de mejora.

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Redacción Computing

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