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Automatización de procesos: una palanca estratégica para la transformación financiera



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La adopción de soluciones como la automatización robótica de procesos (RPA), la inteligencia artificial y el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) permite transformar radicalmente las operaciones

Publicado el 16 may 2025

Nuno Teixeira Santos

Head of Business Process Evolution Glintt Next



continuidad de negocio

Durante los últimos años hemos asistido a cómo en sectores como la banca, los seguros, la energía, los servicios y la tecnología, entre otros, la eficiencia operativa y la transformación digital se han consolidado como pilares fundamentales para la competitividad empresarial. Esta mirada transversal ha sido especialmente reveladora en el sector financiero, en el que las exigencias de innovación, reducción de costes y adaptación regulatoria son, y seguirán siendo, permanentes.

En este escenario, la automatización de procesos emerge como una necesidad estratégica, encontrándonos con organizaciones que han apostado por ella logrando mejorar su eficiencia a la vez que liberan recursos para enfocarse en actividades de mayor valor, alineadas con objetivos de crecimiento sostenible.

El punto de partida en este recorrido es el diseño adecuado de los procesos, de modo que cuando están bien estructurados se reducen los errores, se estandarizan las operaciones y se acortan los tiempos de ejecución. Además, se garantiza un mayor cumplimiento de las normativas, algo crucial en un entorno financiero sometido a una regulación cada vez más estricta, por lo que podemos asegurar que un proceso bien diseñado deja de ser una simple herramienta de gestión para convertirse en una ventaja competitiva.

El salto cualitativo se alcanza al incorporar tecnología sobre esta base sólida. La adopción de soluciones como la automatización robótica de procesos (RPA), la inteligencia artificial y el reconocimiento óptico de caracteres (OCR) permite transformar radicalmente las operaciones. Así, nos encontramos con la realidad de que actividades repetitivas que antes requerían horas de trabajo ahora pueden realizarse en segundos y, además, con una precisión casi total. Esto reduce significativamente los costes y facilita la escalabilidad sin necesidad de incrementar proporcionalmente los recursos humanos.

Los nuevos ejes del cambio

La reducción de costes, de hecho, es una consecuencia natural de este proceso de digitalización. Al eliminar tareas redundantes, simplificar flujos de trabajo y centralizar la información, las organizaciones consiguen una estructura más ágil y eficiente. Esta eficiencia se traduce en ahorros económicos y en una mejora notable del servicio, aspecto clave para mantener la fidelidad del cliente en un mercado cada vez más competitivo.

No debemos olvidar un elemento decisivo, como es la alineación entre los procesos internos y la estrategia corporativa. A menudo, la estrategia se percibe como algo desconectado de la operación, cuando en realidad ambas dimensiones deben estar estrechamente integradas. La automatización permite esta conexión, al facilitar la adaptación rápida de la operativa a las prioridades estratégicas, ya sea en respuesta a un cambio normativo, al lanzamiento de un nuevo producto o ante una coyuntura económica imprevista.

La gestión eficiente también depende de los datos. En un entorno que maneja grandes volúmenes de información, contar con indicadores precisos es esencial. Métricas como el coste por transacción, los tiempos de ejecución o la calidad de los datos procesados permiten detectar cuellos de botella, anticiparse a los problemas y fomentar una cultura de mejora continua. En este sentido, la automatización aporta capacidad operativa e inteligencia sobre los procesos.

Principales desafíos

Sin embargo, automatizar implica afrontar ciertos desafíos, siendo uno de los más importantes superar la dependencia de desarrollos a medida, que suelen ser poco flexibles y difíciles de escalar. En su lugar, gana terreno la creación de plataformas reutilizables y adaptables, capaces de responder con agilidad a los requerimientos del mercado y a los cambios regulatorios. Este enfoque demanda un cambio de mentalidad: pasar de soluciones cerradas a marcos de trabajo abiertos y, por supuesto, evolucionables.

Otro reto, que representa al mismo tiempo una gran oportunidad, es la incorporación de análisis predictivo y criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) dentro de los procesos financieros. Integrar estos factores desde el diseño de los procesos supone una mejora de la resiliencia operativa, al tiempo que posiciona a las organizaciones como referentes de sostenibilidad, algo cada vez más valorado por inversores, clientes y reguladores.

Por todo ello podemos afirmar que la automatización de procesos no debe entenderse únicamente como una mejora tecnológica; se trata de una palanca estratégica que refuerza la eficiencia, potencia la agilidad organizativa y facilita la sostenibilidad a largo plazo. Se trata, en definitiva, de evolucionar hacia una gestión más inteligente, capaz de anticiparse y liderar en un entorno en constante cambio.

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