¿A quién le gusta la verdad?

Inauguramos una nueva sección de opinión en Computing, que aspira a ser políticamente incorrecta.

Publicado el 28 Ene 2013

Doctor House
Doctor House

“Todo el mundo miente, la única variable es sobre qué”, esa es una de las frases antológicas del Doctor House, que me ha permitido encabezar esta sección de opinión, que aspira a cuestionar la verdad oficial o, al menos, establecida. Pero ¿por qué nuestra pulsión a mentir o al menos de disfrazar la realidad? ¿Por qué nos gusta adornar las cosas? Yo pienso que, al margen de los intereses comerciales que se agazapan en cualquier mensaje de marketing, es porque tendemos a pintar la realidad como nos gustaría que fuese. A los consultores les pirran los términos anglosajones porque dan a sus discursos un tono misterioso, de erudición, de sabiduría, ante sus interlocutores menos versados en las grandes palabras y la retórica fácil. Todo perfecto para crear el ambiente propicio, para consumar su liturgia, amparados en grandes datos y una argumentación impecable.

A los proveedores, por el contrario, la facilidad de palabra no siempre les acompaña. Más bien suelen empantanarse en circunloquios tecnológicos de complicada digestión. Más de un tecnicismo en una misma frase es perjudicial para la salud mental y no digamos si dan rienda suelta a las siglas y acrónimos. Frente al método de encantamiento y de seducción de las ‘víctimas’ del consultor, el proveedor utiliza la táctica del aturdimiento. Primero ataca con un cloud computing directo al estómago, luego sacude con un Bring Your Own Device en el hígado y si le quedan fuerzas a su receptor, le golpea al mentón con un Big Data monumental.

El cliente ya está por los suelos, embarullado y entregado, para lo que gusten mandar. El periodista tampoco se salva (nos salvamos) de la quema; a veces obsesionado por las florituras de sus titulares y el magisterio de sus editoriales, se pierde en dogmatismos. Pese a ello, es el único que se honra de hacer uso del escepticismo, de estar más allá del bien y del mal, de ser diferente. Para los usuarios también tengo estopa, muchos están resabiados y no se creen de la misa la mitad, lo que les pone cerca de la obsolescencia operativa. En un nihilismo tecnológico del que no hay salida, sino la puerta de la calle. Luego están los CIO snob que adoran Twitter y echan por tierra cualquier cacharro que tenga más de dos años. Como dice House, todo el mundo miente, pero, ¿a quién le gusta la verdad?

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Rufino Contreras

Rufino Contreras

Periodista con luenga experiencia en Tecnologías de la información. Vi alumbrar el primer ordenador personal y ahora soy copiloto de la IA (ahí lo dejo). Me inquieta y me apasiona la ciberseguridad, es necesario conocer las trampas del cibercrimen y con qué armas contamos para desarticularlo. Trato de conjugar la profundidad de los clásicos con los horizontes de la innovación. Ya lo dijo Apio Claudio: “El hombre es artífice de su destino”, y ahora más, gracias a la tecnología. Pero no olvidemos a Sócrates: “La técnica sin virtud no es nada.”
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