La ética del hacker

La línea que separa el bien y el mal es cada vez más difusa y especialmente en el mundo digital…

Publicado el 14 Feb 2011

La ética del hacker

…y de las nuevas tecnologías donde se desmoronan nuestras referencias éticas. Al menos, es la conclusión que extraigo de la conferencia que ha impartido en Madrid el filósofo Pekka Himanen, que se ha despachado a gusto afirmando que el hacker es un «creativo que aporta valor a la sociedad».

Habrá que ir quitándole la etiqueta de pirata al hacker (al que Pekka distingue del pernicioso cracker). Desde su punto de vista los hackers son personas que se dedican a programar con pasión, comparten información y elaboran software gratuito. El autor de ‘La ética del hacker y el espíritu de la era de la información’ explicó que “la ética del trabajo para el hacker se fundamenta en el valor de la creatividad y consiste en combinar la pasión con la libertad”.

Pero todavía llega más lejos, en la empresa del futuro que quiera llegar a una gran parte de la sociedad ha de cambiar su corporativismo en aras de una cultura mucho más creativa y generosa. «El dinero dejará de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifrará en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza”, arengó proféticamente. Esta visión idílica del hacker, que cundió sobre todo en la década anterior, se contrapone a la actual visión que se nos ofrece del mundo del malware, en el que existe todo un sindicato organizado activo nada altruista y cuyos fines no son precisamente muy éticos.

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Rufino Contreras

Rufino Contreras

Periodista con luenga experiencia en Tecnologías de la información. Vi alumbrar el primer ordenador personal y ahora soy copiloto de la IA (ahí lo dejo). Me inquieta y me apasiona la ciberseguridad, es necesario conocer las trampas del cibercrimen y con qué armas contamos para desarticularlo. Trato de conjugar la profundidad de los clásicos con los horizontes de la innovación. Ya lo dijo Apio Claudio: “El hombre es artífice de su destino”, y ahora más, gracias a la tecnología. Pero no olvidemos a Sócrates: “La técnica sin virtud no es nada.”
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