Aunque hoy en día las plataformas 64-bit están al alcance de muchos gracias a la proliferación de servidores estándares, es importante destacar que si el usuario cuenta con un equipo 64 bits x86 en el que corre una aplicación de 32 bits, las ventajas quedan reducidas a cero o a un porcentaje de mejora muy leve.
Por otra parte, una arquitectura de 64 bits no implica, por definición, que sea dos veces más rápida que un procesador similar basado en plataforma de 32-bit. Esto se debe, entre otras cosas, a que las direcciones 64-bit ocupan más espacio en la caché que las de 32 bits.
Por lo tanto, beneficiarse del poder de los 64 bits no es tan sencillo como copiar un programa y ejecutarlo en la nueva plataforma. Como poco, las aplicaciones deben ser recompiladas para hacer uso de las nuevas librerías, y a lo sumo es necesario reescribir secciones enteras para eliminar casuísticas aritméticas que no pueden transferirse.
No obstante lo anterior, lo más probable es que las organizaciones comiencen adoptando sistemas servidor x64 para correr sus aplicaciones de 32 bits, esperando el momento en que los desarrolladores de software las conviertan al nuevo entorno para poder aprovechar todas sus ventajas de forma nativa.
Mientras tanto, estas aplicaciones heredadas se soportan mediante el modelo de compatibilidad hardware, a través de la emulación o bien mediante la inclusión física de un chip 32-bit.
Por todas estas razones, en cualquier implementación o migración de tecnología 64 bits debe examinarse la carga de trabajo y las necesidades empresariales, con el fin de alcanzar la solución que mejor se adapte en términos de rendimiento, disponibilidad y, cómo no, coste.
Como se explica desde Forrester comentando el apartado de migraciones,
</em>Sin embargo, para terminar alcanzando este entorno puro, es necesario que los desarrolladores de software hayan migrado todas aquellas aplicaciones con necesidades de mayor proceso y memoria al ámbito de los 64 bits.
La primera fase de esta migración paulatina -el avance de las ventas de chips estándar x64- se está consolidando actualmente, ya que como se ha comentado anteriormente el mercado lleva 18 meses disfrutando de las ventajas de los procesadores x64.
Para dar una idea de esta evolución, ya durante 2004 el crecimiento más importante en términos porcentuales de ventas servidor respondían a equipos x86 de 64 bits, con un incremento cercano al 1.000 por ciento.
En términos de ingresos, estos se multiplicaron por diez desde el ejercicio anterior, pasando de los 45 millones de dólares facturados a los casi 500 millones de la misma moneda. No obstante, la cuota de mercado de estos equipos en 2004 quedaba reducida al 3,5 por ciento, al comercializarse unas 95.000 unidades.
A falta de conocerse los datos relativos a todo el año 2005, los analistas prevén que a finales de este ejercicio esa cuota podría aumentar hasta suponer que el 60 por ciento del mercado de servidores x86 tenga extensiones a 64 bits. A pesar de que los sistemas RISC continúan siendo los más vendidos, van perdiendo puntos porcentuales a favor de x86 (tanto 32 como 64 bits) y la arquitectura EPIC correspondiente a Itanium.
Así, no cabe duda que la tecnología 64-bit se ha convertido en mainstream o tendencia de masas, y que no sólo existen más aplicaciones optimizadas para los 64 bits, sino que algunos fabricantes han anunciado ya que las próximas versiones de sus programas sólo correrán en ese entorno (tal es el caso del Exchange Server de Microsoft).
Así, durante los próximos años serán diversos los factores que contribuirán a completar este universo. Entre ellos aparece la explosión del volumen de datos a almacenar por la empresa junto a sus requerimientos de acceso en tiempo real, los sistemas de gestión y atención de clientes, la productividad y la necesidad de transparencia empresarial en los procesos. Igualmente, la proliferación de los servicios web bajo el sello de la tecnología SOA acelera este desarrollo y simplifica la integración entre los negocios y sus cadenas de suministro.
De esta forma, la tecnología 64-bit continuará evolucionando hasta fundirse con la informática personal, aspecto en el que la proliferación de smartphones y PDAs, portátiles sin cables e incluso objetos dotados de etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) demanda precisamente esa mayor velocidad de proceso y capacidad para gestionar ingentes cantidades de información en tiempo real.
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