opinión

Privacidad para todos frente a una vigilancia masiva para la prevención de delitos



Dirección copiada

El argumento común del «nada que esconder» sugiere que la vigilancia gubernamental solo sirve para prevenir el crimen, por lo que los ciudadanos que respetan la ley no tienen nada que temer

Publicado el 3 oct 2025

Miguel Rodríguez

CRO y miembro del consejo de Threema



Privacidad

¿Alguna vez ha oído la frase «no tengo nada que esconder»? La suelen utilizar las personas que defienden la vigilancia gubernamental como medio para combatir la delincuencia. Sin embargo, según esta lógica, cualquiera que no sea delincuente no tiene nada que ocultar y, por lo tanto, no necesita un canal de comunicación cifrado. Esta suposición no solo es errónea, sino también bastante peligrosa.

El argumento común del «nada que esconder» sugiere que la vigilancia gubernamental solo sirve para prevenir el crimen, por lo que los ciudadanos que respetan la ley no tienen nada que temer. Sin embargo, la vigilancia masiva no es adecuada para combatir el crimen y todas las personas deberían utilizar servicios que protejan sus datos.

Prevención del uso indebido de datos

Hay muchas razones legítimas por las que una persona puede optar por utilizar una solución de comunicación cifrada. Un ejemplo: los periodistas a veces necesitan ponerse en contacto con sus fuentes sin revelar su identidad a terceros. Hay muchas otras profesiones que dependen de una comunicación confidencial, como los abogados y los médicos.

Sin embargo, incluso quienes no pertenecen a ninguno de estos grupos profesionales deberían elegir servicios que no impliquen ningún riesgo de uso indebido de datos, especialmente en Internet, donde los datos de los usuarios se recopilan y explotan a gran escala. No se trata solo de una cuestión de ciberseguridad, o sea, de proteger los datos contra el robo de identidad o el phishing. También es cuestión de evitar que los metadatos se analicen y utilicen con fines publicitarios para influir en las decisiones y el comportamiento de compra.

Privacidad para todos

No cabe duda de que las herramientas online cifradas pueden ser utilizadas por cualquiera, delincuentes incluidos. Sin embargo, es una circunstancia que se produce muy a menudo con productos o servicios que son de gran utilidad para el público en general: las navajas de bolsillo también podrían utilizarse con fines ilegítimos, pero nadie pediría a los fabricantes que desafilaran todas las hojas para evitar que esto ocurriera.

Si se incorporara un mecanismo para combatir la actividad delictiva en las soluciones de comunicación cifradas, implicaría inevitablemente una reducción del nivel de privacidad y seguridad para todos los usuarios. Si bien los delincuentes pueden llegar a grandes extremos para ocultar sus actividades utilizando métodos diferentes, más oscuros y que requieren mucho tiempo, esto no sería práctico para los usuarios habituales. Por lo tanto, incluso si existiera un mecanismo de este tipo, solo reduciría el nivel general de privacidad sin aportar ningún beneficio real.

Por lo tanto, la privacidad – un derecho humano básico – y la protección de los datos de todas las personas deben tener más peso que la posibilidad de que alguien pueda utilizar una aplicación de mensajería para actividades ilícitas. En otras palabras: la lucha contra la delincuencia no debe realizarse a expensas de la privacidad de todos. Y el cifrado no debe considerarse una herramienta para la actividad delictiva, sino un medio para cumplir un derecho humano.

Artículos relacionados