TendersTool, la plataforma de consulta de contratos y licitaciones públicas en España, muestran que España ha invertido 29,5 millones en 2024 y 16,8 millones hasta junio de 2025 en inteligencia artificial. El ritmo actual –2,8 millones mensuales en promedio– indica que el año superará el registro previo. El repunte se apoya en los fondos europeos y en la obligación de digitalizar procesos antes de 2026. La prioridad son proyectos de gobierno del dato y automatización que prometen reducir tiempos y costes internos.
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Proyecto PAN y astilleros de NAVANTIA
El mayor contrato de 2024 lo ganó la Ute Teldat-Telefónica por 8,7 millones. El encargo financia la Plataforma Agroalimentaria en Red (proyecto PAN), parte del programa RETECH. El objetivo es dotar al sector primario de un sistema unificado de precios, trazabilidad y logística basado en inteligencia artificial. El Gobierno confía en mejorar la competitividad de un sector con 2,6 millones de empleos y alto impacto en exportaciones. La solución integrará sensores, drones y analítica predictiva para ofrecer decisiones en tiempo real a agricultores y cooperativas.
El principal contrato del primer semestre de 2025 recayó en la Ute EY Transforma-Telefónica, que desplegará para NAVANTIA capacidades de hiperautomatización y copilot studio. El proyecto prevé asistencias de IA en diseño naval, control de calidad y logística de repuestos. NAVANTIA ya colabora con la operadora desde 2020 en plataformas digitales y 5G para el astillero 4.0. Con los nuevos 6,5 millones, la empresa pública busca reducir plazos de producción y responder a la demanda internacional de buques de alta complejidad.
Concentración y desafío competitivo
Las cifras revelan una tendencia: tres proveedores absorben 68% del gasto en IA de 2025, frente al 48% registrado un año antes. El dominio de Telefónica, ligada a alianzas con EY y Teldat, deja menos margen a compañías medianas y emergentes.
La relevancia informativa reside en el salto de inversión y en la huella de un único actor sobre los dos mayores contratos. Ambos proyectos ilustran cómo la IA abandona el piloto y entra en producción en áreas críticas: la seguridad alimentaria y la industria naval de defensa. El desafío para la Administración será equilibrar la rapidez de ejecución con una contratación que incentive la entrada de nuevos competidores y garantice la soberanía tecnológica.
