La nube tiene importantes ventajas: ahorros de costes, facilidad para trabajar en equipos remotos, menor necesidad de administración de la infraestructura, mejoras de seguridad, etc. Sin embargo, al comentar con algunos clientes la posibilidad de migrar las licencias de Atlassian a cloud, me comentaron que habían hecho alguna experiencia de migración y no le salían tan bien las cuentas. Estos comentarios me hicieron reflexionar sobre cuáles podían ser las causas de que no salieran las cuentas y permitirme ofrecer algunas recomendaciones y consejos.
La primera pregunta es si realmente se están considerando todos los costes en los estudios iniciales. Si consideramos el coste de suscripción en la nube frente a las licencias de software tradicionales, la nube parece más cara. Si a ello añadimos que el paso a la nube precisa de una migración, de nuevo parece que la nube es una opción también más costosa.
Sin embargo, no podemos quedarnos solo en esto. Es fundamental valorar otros factores. El primero es la capacidad de los servidores que puede reducirse después de la migración a la nube. La mayoría de las instalaciones están dimensionadas por encima de las necesidades reales. Esto se debe a que en la mayoría de las empresas las ampliaciones son un proceso lento que requiere negociaciones con los proveedores, tiempo de entrega de los equipos, instalaciones… se corre el riesgo de no poder cumplir las necesidades a tiempo y por ello es preferible dimensionar por encima. Este dimensionamiento supone un coste adicional que no se produce en la cloud donde las ampliaciones son inmediatas e incluso se pueden planificar para que se realicen de forma automática. El ajustar el tamaño de los servidores después de la migración a la nube puede suponer reducciones del 30% según los estudios.
Si consideramos el coste de suscripción en la nube frente a las licencias de software tradicionales, la nube parece más cara
También hay que considerar el tiempo de inactividad de los sistemas. El dimensionamiento de los equipos se realiza para los picos de carga, sin embargo, esos picos solo se alcanzan durante algunas horas o incluso en algunos casos algunos minutos. El resto del tiempo parte de los sistemas están inactivos. Estos sobrecostes tampoco se producen en la nube, la ampliación de los sistemas puede realizarse de forma inmediata en función de las necesidades e incluso automatizarse. En la nube solo debe pagar por lo que realmente utilice en cada momento.
El paso a la nube también cambia drásticamente las tareas de los equipos de TI. La instalación y administración de servidores, instalaciones de parches, configuraciones para acceso remoto, gestión de incidentes, actualización de los equipos y las aplicaciones, …. Cuando se cambia a la nube, todas esas tareas pasan a ser responsabilidad del proveedor. Son responsables de actualizar la seguridad y mantener los servidores, sustituir los equipos cuando sea necesario y actualizarlos para cumplir las peticiones y corregir los errores. Todas estas funciones que el equipo de IT deja de hacer es un ahorro importante y parte de este ahorro se podrá dedicar a tareas más estratégicas y así gestionar mejor a los proveedores.
Las migración a la nube hay que planificarla con cuidado y tener en cuenta algunas consideraciones importantes para evitar que los costes de la migración sean superiores a los previstos inicialmente
Realizando las cuentas con detalle, los estudios iniciales deberían ser positivos para la migración a la cloud, y así lo atestigua la aceleración de la migración a la nube a nivel mundial motivada para conseguir los ahorros de costes y facilitar el trabajo en remoto.
Pero, como todo, la migración a la nube no es algo que ocurre por sí solo. Hay que planificarla con cuidado y tener en cuenta algunas consideraciones importantes para evitar que los costes de la migración sean superiores a los previstos inicialmente.
Migración de aplicaciones
Hay aplicaciones que son fáciles de migrar a la nube. Entre estas encontramos las que podemos contratar como SaaS. En este caso el proveedor ya habrá realizado los cambios necesarios para adaptarlas a la cloud y la migración no debería generar problemas.
Otro grupo importante de aplicaciones que deberíamos considerar entre las primeras candidatas a migrar en las primeras etapas son todas las relacionadas con la colaboración y el trabajo en equipo. La ofimática y todas las herramientas de trabajo en grupo tienen una gran capacidad de escalado horizontal y además la organización se beneficia rápidamente de las facilidades de trabajo en equipo desde lugares remotos.
Las aplicaciones desarrolladas internamente precisan de un estudio más detallado porque no todas las aplicaciones son susceptibles de moverse a la nueve sin realizar modificaciones. Hay que asegurar que la aplicación puede escalar horizontalmente antes de moverla a la nube y puede que sea necesario modernizarla o adaptarla. Incluso puede darse el caso de que la mejor opción sea sustituir determinadas aplicaciones por soluciones SaaS en lugar de modificarlas.
Pensando en las cargas y las relaciones existentes entre las aplicaciones, la migración a la nube precisa también de un diseño. Un diseño incorrecto suele ser causa de sobrecostes por necesidades de incorporación posterior de funciones de seguridad, monitorización o modificaciones de las configuraciones iniciales.
Otra posible causa de costes adicionales proviene de un estudio incompleto de las dependencias entre las distintas aplicaciones. Cuando se migran algunas aplicaciones, mientras que otras se mantienen en local, pueden producirse problemas de rendimientos que obliguen a realizar acciones y trabajos no contemplados inicialmente para resolverlos.
Podemos concluir que la migración a la nube tiene importantes beneficios en cuanto a costes y además nos ofrece importantes ventajas estratégicas ya que permite una mayor rapidez en el desarrollo y creación de nuevos productos. Ahora bien, la migración es algo que hay planificar cuidadosamente y diseñar la solución en función de las cargas y las necesidades teniendo especial cuidado en aspectos como la seguridad. No se puede obviar que en determinados casos puede ser necesario contar con la colaboración de personal con experiencia en las migraciones a la nube. Esto es especialmente cierto cuando lo que hay que mover a la nube es una solución instalada en servidores propios con una versión equivalente SaaS que no es exactamente igual que su homónima y que deberá de funcionar de manera ligeramente distinta.