OPINIÓN

El auge de las nubes soberanas: sin portabilidad de datos, no hay juego



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Los entornos en la nube con almacenamiento localizado permiten a las organizaciones cumplir con las normativas de protección de datos y minimizar riesgos

Publicado el 30 jul 2025

Michael Cade

CTO global de Veeam



nube soberana

PREGUNTAS FRECUENTES
1. ¿Qué es una nube soberana y por qué es importante?
Es un entorno cloud que garantiza que los datos se almacenen y gestionen dentro de una jurisdicción específica, cumpliendo regulaciones locales de protección de datos.
2. ¿En qué se diferencia la soberanía de los datos y su portabilidad?
La soberanía asegura el control legal del dato, mientras que la portabilidad permite moverlo libremente entre plataformas, algo clave para mantener la flexibilidad operativa.
3. ¿Qué riesgos existen si no se prioriza la portabilidad de datos?
Limitaciones para migrar o replicar datos entre nubes pueden generar dependencia tecnológica, rigidez operativa y problemas de cumplimiento regulatorio.
4. ¿Qué soluciones existen para gestionar datos en entornos multicloud o híbridos?
Existen SaaS, DRaaS, y arquitecturas multicloud con control de jurisdicción, así como enfoques como RAG e IA aplicada a datos internos para minimizar exposición y maximizar valor.
5. ¿Cómo deben prepararse las empresas ante nuevas regulaciones como NIS2 o DORA?
Deben mapear sus flujos de datos, asegurar trazabilidad, establecer controles sobre el almacenamiento local y adoptar soluciones que garanticen resiliencia y portabilidad.

La consolidación de las nubes soberanas es ya una realidad. Las crecientes exigencias regulatorias y las tensiones geopolíticas están obligando a las empresas a replantearse dónde y cómo gestionan su información. Los entornos en la nube con almacenamiento localizado permiten a las organizaciones cumplir con las normativas de protección de datos y minimizar riesgos, asegurando que la información permanezca dentro de ciertas jurisdicciones.

Pero la clave para que este modelo funcione no está solo en la soberanía de los datos, sino en su portabilidad: la capacidad de moverlos libremente entre sistemas, plataformas y ubicaciones. Las empresas no pueden esperar a que los organismos reguladores las fuercen a actuar; deben adelantarse y prepararse ya.

Mover datos en entornos híbridos o multicloud no es una tarea trivial. No se trata solo de migrar información: también deben protegerse las copias de seguridad, los datos usados en aplicaciones de inteligencia artificial, o incluso los datasets utilizados para entrenar modelos de lenguaje.

Mientras algunas organizaciones necesitan proteger ese tipo de información, muchas están apostando por soluciones como la generación aumentada por recuperación (Retrieval-Augmented Generation, por sus siglas en inglés) o agentes de IA que permiten obtener valor de los datos propios sin necesidad de entrenar modelos desde cero. Sea cual sea el enfoque, lo fundamental es entender que la resiliencia de los datos debe ser la prioridad, más allá de dónde estén alojados.

La regulación impulsa un nuevo modelo

A medida que los flujos de datos se globalizan, los reguladores están reaccionando con medidas cada vez más estrictas. En Europa, por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) establece que la legislación del país donde se almacena o procesa la información aplica directamente, sin importar dónde fue recolectada.

Además, nuevas normativas como NIS2 y DORA están reforzando los requisitos de seguridad, especialmente cuando los datos son gestionados por terceros, como proveedores cloud.

Con datos sensibles, estratégicos o confidenciales circulando a través de múltiples proveedores y países, proteger su integridad y asegurar su ubicación se ha convertido en una cuestión crítica para gobiernos y empresas. Algunos ya han optado por implementar nubes soberanas que garanticen control total sobre los datos. Incluso hay quienes han dado un paso más, retirando inversión en infraestructura en la nube extranjera y apostando por centros de datos nacionales para alojar la información más crítica.

En Europa, por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) establece que la legislación del país donde se almacena o procesa la información aplica directamente, sin importar dónde fue recolectada

MICHAEL CADE, VEEAM

La soberanía no lo resuelve todo

A pesar de estas medidas, la soberanía de los datos no es una solución definitiva. Aunque algunos proveedores multinacionales permiten seleccionar la ubicación de almacenamiento o las leyes aplicables, no hay garantías absolutas de que eso no cambie en el futuro.

Además, no basta con proteger el “dato principal”. Copias de seguridad, datos para entrenar IA, o archivos secundarios deben cumplir con las mismas garantías. Por eso, algunas organizaciones optan por no almacenar grandes volúmenes de datos de entrenamiento, y prefieren enriquecer sus sistemas mediante RAG o agentes de IA aplicados a datos internos.

Portabilidad: el eslabón crítico

Para que estas estrategias sean efectivas, la portabilidad de los datos debe estar integrada en la planificación de la resiliencia. Proteger la información no puede implicar restringirla hasta el punto de inutilizarla.

Si una empresa no puede mover fácilmente sus datos entre entornos, por ejemplo, entre una nube soberana y una nube pública, entonces pierde capacidad de adaptación y flexibilidad tecnológica.

Existen soluciones como SaaS o DRaaS que pueden facilitar este proceso, pero no eliminan la necesidad de una gestión activa. Las organizaciones deben involucrarse directamente en diseñar y supervisar sus estrategias de migración y protección, garantizando seguridad, cumplimiento y continuidad operativa.

La complejidad aumenta en empresas multinacionales que operan en distintos países. En estos casos, se necesitan varias nubes soberanas, una por cada jurisdicción, y una arquitectura que gestione adecuadamente distintos marcos regulatorios. Esto incrementa el riesgo de fragmentación de datos, que puede afectar a su trazabilidad, eficiencia y gobernanza.

Una ventaja competitiva (si se hace bien)

Lo que sí está claro es que la portabilidad será un componente esencial de cualquier estrategia tecnológica en un futuro. Mover datos de forma fluida entre nubes y plataformas será imprescindible para cumplir con los nuevos marcos regulatorios y para mantener la agilidad empresarial.

Adoptar esta visión ahora ofrecerá una gran ventaja competitiva a las organizaciones, frente a aquellas que esperen a adaptarse mediante la normativa. La portabilidad de datos no es solo un requisito técnico: es una forma de ganar tiempo, flexibilidad y resiliencia ante los desafíos regulatorios que seguirán llegando.

El futuro está en el equilibrio

La globalización de los datos no se va a detener. Hoy en día, la información ya es una forma de intercambio comercial y genera valor económico por sí misma. En un mundo cada vez más inestable, la soberanía de los datos ocupará un lugar central en la agenda de las organizaciones. Pero esto no es algo que se pueda delegar por completo a un proveedor externo.

La soberanía y la claridad operativa están estrechamente relacionadas. Para proteger los datos, primero hay que saber exactamente dónde están, cómo se almacenan y quién tiene acceso a ellos. Desde ahí, es posible identificar los puntos débiles, mejorar la resiliencia y asegurar la portabilidad.

Con una base sólida, las empresas podrán implementar entornos híbridos eficientes, por ejemplo, almacenando la información más sensible en centros propios bajo normativa local, y delegando datos menos críticos en nubes públicas. Pero este modelo solo funcionará si la organización ha priorizado la movilidad y la interoperabilidad de sus datos.

En lugar de esperar a que la regulación imponga cambios, las empresas deben anticiparse y aprovechar el potencial de la nube con una base segura, resiliente y soberana.

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