En este sector, la adquisición de compañías es moneda corriente, de tal manera que no hay semana que no nos desayunemos con tal o cual operación de crecimiento orgánico, en los que salen a la luz a compañías desconocidas pero que ostentan soluciones de gran valor para el crecimiento del negocio.
Las multinacionales hace años que perdieron el rubor por declarar su interés por un tipo de empresas que vengan a aumentar su portfolio de clientes, que les abran un mercado o acceso a unos sectores de actividad donde no tienen gran presencia, o bien conseguir reforzar su oferta tecnológica con productos, que les llevaría mucho tiempo y recursos de investigación y desarrollo obtener. Operaciones que consultoras de la talla de Gartner o Forrester suele interpretar situando la importancia táctica o estrategia de las mismas, y a las que las publicaciones especializadas como Computing dan reflejo y cumplida información.
Hasta aquí, todo normal, las razones siempre aparecen nítidas y el mercado las asume con toda naturalidad. Pero el caso reciente de la compra de Numara por BMC, ha dejado perplejo a más de un analista y ha trastocado los esquemas preconcebidos. El argumento de ampliar el portfolio de productos se cae por su propio peso, pues BMC cuenta con una completa batería de soluciones (Remedy AR System, Remedy OnDemand, Service Desk Express y RemedyForce), si acaso el SaaS podría estar de fondo. El acceso a nuevos mercados tampoco es una razón convincente, dado que BMC tiene la mayor base instalada.
Quitar rivales puede ser una explicación, pero no es decisiva. Al parecer, la calidad de los profesionales de Numara (desarrolladores, marketing, producto y comerciales) con gran experiencia en el mid-market, ha sido la razón de la absorción corporativa. Algo que suena extraño, pero que al menos viene a reconocer que las personas siguen siendo la parte fundamental del negocio.
