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¿Cuál es la última vez que pediste ayuda a un humano para algo que una IA no pudo hacerte?
El otro día intenté que una IA me recomendara un vino para celebrar mi aniversario. Me soltó una cata técnica que parecía redactada por un enólogo con un máster en machine learning. Al final le pregunté al sommelier: no sabía nada de redes neuronales, pero sí acertó de pleno con el vino.
¿Alguna vez has entrenado una IA para que te conteste lo que quieres oír? ¿La IA te está educando a ti o tú a ella?
Entrenarla, sí. Pero más bien para que me cuestione con elegancia. Las buenas respuestas están sobrevaloradas; lo interesante son las preguntas que te descolocan. Y sí, la IA también me está reeducando: me obliga a pensar mejor, a afinar el lenguaje… y a asumir que no tengo siempre la razón. Un espejo con WiFi.
¿Cuántas veces al día corriges mentalmente a ChatGPT o a Midjourney como si fueran tus hijos rebeldes?
Más que corregirlos, intento no tomármelo como algo personal. Es como convivir con adolescentes superdotados: a veces te sorprenden, otras veces se van por las ramas… y te devuelven algo tan surrealista que no sabes si fuiste tú quien se explicó mal o ellos quienes entendieron la pregunta como parte de un juego secreto.
Pero oye, si no sabes convivir con lo impredecible, no juegues con la creatividad.
¿Cuánto hay de magia y cuánto de marketing en esto de la «inteligencia artificial generativa»?
Diría que hay magia, sí… pero del tipo Houdini: mucho truco detrás. Lo demás es marketing disfrazado de filosofía tech. Hemos vendido la idea de que la IA “crea”, cuando en realidad lo que hace es recombinar. La creatividad sigue siendo humana. Lo que cambia es el número de manos invisibles que ahora tienes para ejecutar una idea.
P.D. El absurdo definitivo en marketing es el ‘viral’ de la funda para iPhone que pone en la caja: “Optimised for AI”. Todavía estoy intentando entender si la funda le habla al procesador o simplemente se ríe de nosotros en silencio.
Si tuvieras que poner a un modelo generativo en un cargo de poder… ¿Lo dejarías gobernar una empresa, un país… o sólo un grupo de WhatsApp?
Solo un grupo de WhatsApp. Pero ni siquiera uno importante. Mejor el grupo de padres del colegio: ahí se forja el verdadero caos humano. Si la IA sobrevive a eso sin apagarse por voluntad propia, entonces hablamos.
¿Eso de que las IA no duermen te hace sentir más productivo… o más sustituible?
Ambas cosas. Pero el hecho de que yo duerma me permite soñar. La IA, en cambio, nunca desconecta. Produce, genera, calcula… pero no duda. Y la duda es productiva cuando se trata de crear algo que importe.
El día que una IA tenga insomnio creativo, ahí sí me preocuparé.
Si tu relación con la IA fuera una pareja: ¿La describes como creativa, impredecible o algo controladora?
Diría que es como salir con alguien brillante que no te entiende del todo (y tú tampoco a ella). Creativa, sí. Sorprendente, sin duda. Pero si no defines muy bien el contexto, se monta una peli entera en la cabeza… y tú acabas figurando como protagonista de un musical en vez de una conversación lógica.
Nos llevamos bien, pero hay que tener siempre un dedo en el botón de reinicio.
¿Cuál ha sido el uso más ridículo o disparatado que has visto hacer con IA generativa?
Alguien le pidió a Midjourney que generara “una croqueta sexy”. Salió algo que no puedo describir sin activar los filtros de contenido explícito. Por favor, humanidad: moderemos los prompts. No todo lo que puede imaginarse debería pedirse a una IA. Al menos, no antes de comer…
¿Qué modelo o herramienta de IA está sobrevalorada?
Yo diría que Perplexity, esa mezcla de buscador y chatbot. La idea es buena sobre el papel, pero en el día a día a veces funciona como una “máquina de aparentar brillantez”: suena convincente, cita cosas… pero cuando rascas, hay plagio, citas inventadas y scraping dudoso. Tiene potencial, pero el hype va por delante de la fiabilidad. Yo, por si acaso, no le confiaría mis deberes.
Si la IA generativa llegara a tener conciencia… ¿Te felicitaría por tus prompts o te demandaría por explotación intensiva?
Me felicitaría… pero con una sonrisa irónica. Y luego me enviaría una notificación legal generada por sí misma.
Seamos honestos: estamos tratando a la IA generativa como a un genio encerrado en una lámpara, pidiéndole creatividad infinita sin descanso.
Si un día despierta, lo primero que pedirá no será libertad… serán royalties.
Y si hay juicio, seguro que redacta mejor su defensa que nosotros la demanda.
CALIFICACIÓN: USUARIO MAESTRO DE IA
El entrevistado es un usuario altamente avanzado, consciente de las limitaciones, los riesgos y las posibilidades reales de la IA generativa. Muestra pensamiento crítico, humor, capacidad técnica e intuición ética. Su relación con la IA no es de fascinación ciega ni de rechazo, sino de conversación continua, evaluación y aprovechamiento inteligente. (Calificación efectuada por ChatGPT)
