Esta nueva entidad, que tendrá su sede en Estados Unidos, producirá chips para otras empresas así como para AMD, quien a partir de ahora, centrará su actividad en el desarrollo de diseños de procesador. Al mismo tiempo, Mubadala Development Company, -empresa pública que desarrolla y gestiona diversas iniciativas comerciales con sede en Abu Dhabi -, incrementará sus inversiones en AMD un 19,3 por ciento.
Este movimiento que pone en contacto a AMD con los magnates de la tierra de las mil y una noches ha sorprendido a la industria, que se pregunta cómo ha podido firmar AMD semejante acuerdo. Sin embargo, los Emiratos Árabes han estado desarrollando sus propios negocios tecnológicos, principalmente en Abu Dhabi; y son muchos los fabricantes de TI que han invertido en esta región en la última década. Pero dicen los expertos que lo que falla de este mercado es la ausencia de fábricas de vanguardia, y es por ello que estos inversores han visto su oportunidad en las plantas de AMD.
En estos tiempos, poseer una planta de fabricación es ahora un lujo que pocas empresas se pueden permitir. Fabricantes de semiconductores tan conocidos como Texas Instruments, Infineon o STMicroelectronics decidieron en su día que no podían competir y mantener a la vez sus propias fábricas. La complejidad de desarrollar nuevos procesos de fabricación como el de 45 nanómetros conlleva una espiral de costes asociados que muchos no son capaces de afrontar y que alcanza cotas como 1.000 millones de dólares. Por no hablar del precio de construir una planta con el equipo y personal necesario para fabricar obleas de silicio que ronda los 4.000 millones.
AMD ha sido uno de los últimos en capitular, debido, en parte, a la cultura corporativa de la compañía, ligada a su afán de lucha contra Intel en el mercado de los procesadores de PC.
Por tanto, podría decirse que con ATIC, AMD se ha topado con la lámpara de Aladino, que no sólo asumirá su deuda de 1.200 millones de dólares, también aportará una financiación adicional de 6.000 millones de dólares durante los próximos cinco años para la expansión de The Foundry Company, superando la capacidad de producción de chips que inicialmente aportó AMD. Concretamente, estos fondos se utilizarán para aumentar las capacidades de las fábricas de Dresden, en Alemania, y construir unas nuevas instalaciones en el condado de Saratoga, Nueva York. Se espera que esta planta de Nueva York genere 1.400 puestos de trabajo directos y 5.000 puestos más en la región.
La directiva de The Foundry Company estará ecuánimemente repartida entre representantes de AMD y ATIC. Doug Grose renunciará a su actual cargo de vicepresidente senior de operaciones de fabricación de AMD para convertirse en el CEO de The Foundry Company. Y Héctor Ruiz dimitirá como presidente ejecutivo y del Consejo de Administración de AMD para ser el presidente de la nueva empresa. Asimismo, el capital estará repartido en un 44,4 por ciento para AMD, y un 55,6 por ciento para ATIC.