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Inversión en IA
Un plan de 109.000 millones de euros en Francia. Datacenters de 1 gigavatio. 2 millones de GPU. 200.000 millones de euros en Europa. Detrás de esta lista de inversiones con cifras colosales se esconde una ambición: la Unión Europea está firmemente comprometida en la carrera de la IA y en el desarrollo de un ecosistema europeo de IA sólido y competitivo. Sin embargo, estos anuncios plantean tantas preguntas como esperanzas: ¿cómo se puede dar vida a este gigantesco proyecto de IA? ¿Cuál será la potencia de cálculo necesaria? ¿A qué tipo de infraestructuras nos enfrentamos? ¿Qué casos de uso surgirán? ¿Cómo gestionar la IA de forma responsable?
Estas cuestiones vienen acompañadas de una serie de retos que hay que afrontar. Y no debemos olvidar que el sector cloud está en primera línea: sin cloud no puede haber IA. Detrás de cada servicio de IA, hay datacenters, infraestructura en la nube y soluciones de software y hardware. Es necesario que toda la cadena de valor se alinee para alcanzar las ambiciones de la UE, al tiempo que se afrontan cuatro grandes retos: controlar el consumo de energía, formar y concienciar a la sociedad en el uso y las tecnologías de IA, atraer y retener al talento y, al mismo tiempo, reunir a un ecosistema ya fructífero. El cloud está en el centro del desafío, y debemos actuar ya.

Y no debemos olvidar que el sector cloud está en primera línea: sin cloud no puede haber IA. Detrás de cada servicio de IA, hay datacenters, infraestructura en la nube y soluciones de software y hardware
BENJAMIN REVCOLEVSCHI, CEO DE OVHCLOUD
Reducir la huella energética para evitar un crecimiento desbocado
La revolución de la IA aumentará drásticamente el actual impacto medioambiental de la industria tecnológica, un reto que debemos contener a toda costa. Los datacenters constituyen la columna vertebral de la tecnología digital, por lo que debemos comenzar abordando su consumo energético: controlar y reducir este consumo es clave para garantizar un uso sostenible y de alto rendimiento. En 2022, la AIE (Agencia Internacional de la Energía) estimó el consumo de los datacenter en 460 TWh, con una proyección de hasta los 1 000 TWh impulsada principalmente por la IA, lo que representa el consumo anual de electricidad de la India. Europa, con su compromiso con una combinación energética baja en carbono, tiene la oportunidad de alimentar sus centros de datos con energía baja en carbono.
Nuestro continente avanza hacia un entorno más cohesionado, tanto en términos de políticas de innovación como de iniciativas transnacionales. Podemos apoyarnos en iniciativas tanto europeas como mundiales, como la Coalición por una IA Sostenible, para promover el uso de la IA en apoyo de la transición ecológica y la preservación de la biodiversidad.
Cloud sostenible para la IA
Pero, más allá de los proveedores de energía, nos corresponde a nosotros, como proveedores cloud, arquitectos de infraestructuras e innovadores, asumir nuestra responsabilidad, aunando nuestros esfuerzos para reducir y controlar nuestro consumo de energía a todos los niveles. Tecnologías como la refrigeración líquida y las destinadas a la conservación de la energía, junto con los datacenters periféricos –que cuentan con mejores capacidades para dar soporte a las comunidades locales y contienen la energía consumida por infraestructuras más grandes–, son palancas que debemos activar para mitigar nuestro impacto, capitalizando nuestros avances tecnológicos.
Ofrecer un cloud sostenible es un compromiso compartido por todo el sector, pero no es suficiente. Todos los usuarios de IA deben actuar de forma responsable, exigiendo y eligiendo servicios con un bajo impacto ambiental. Educar al mercado sobre las tecnologías disponibles, su coste energético y nuestro impacto individual es esencial para allanar el camino hacia un cloud y una IA verdaderamente sostenibles.

Explorar la diversidad de la IA para lograr un mejor uso
Aunque en los últimos tres años solo hemos hablado de la IA generativa, la IA no se limita a los grandes modelos de lenguaje (LLM), consumidores voraces de energía y que requieren miles de potentes GPU. También abarca las aplicaciones y sistemas de aprendizaje automático, los agentes de IA, las plataformas de investigación acelerada y las plataformas de inferencia que ayudan a crear aplicaciones y servicios innovadores.
Mejorar la información sobre la diversidad de la IA no solo ayudará a adaptar el consumo basado en las necesidades reales de IA de la industria y la sociedad, sino que permitirá explorar todo su potencial tecnológico. Concienciar sobre las tecnologías permite comprender mejor las necesidades del mercado, aumentar la competencia e impulsar la madurez del sector. Pero hay que ir más allá: debemos explicar de forma concreta lo que la IA puede y no puede hacer, a través de un marco ético como la Ley de IA, y una pedagogía sobre sus usos.
La regulación desempeñará un papel fundamental a la hora de definir el marco de la IA a largo plazo, los casos de uso a desarrollar y los límites éticos necesarios para proteger a las empresas y a los ciudadanos, sin limitar la innovación.
La democratización de la IA también brindará respuestas a través de la divulgación e información sobre otros tipos de aplicaciones, la apertura de servicios y datacenters, y la aparición de nuevos casos de uso para GPU o aceleradores dedicados. La diversidad es la clave para combinar la potencia de la IA con la sostenibilidad.
Fomentar un entorno fértil para la IA en Europa
Europa ya alberga 120.000 profesionales de la IA, un vivero único en el mundo. El reto es proseguir con la formación para cubrir las necesidades actuales y futuras (alrededor del 75% de los empleadores tienen dificultades para cubrir puestos relacionados con la IA), sin dejar de ser atractivos y competitivos para retener esos talentos. El entusiasmo por la IA está ahí, ahora hay que convertir a Europa en un polo de atracción mundial: valorando a nuestros campeones, respondiendo a los estándares internacionales en materia de remuneración y prestaciones, y evitando una nueva fuga de cerebros.
Y ya contamos campeones europeos emblemáticos como Mistral.AI, Aleph Alpha, LightOn o incluso HuggingFace y, por supuesto, proveedores de cloud líderes, que están sentando las bases de un ecosistema sólido y duradero.
Europa debe confiar en su propio potencial, no subestimar sus fortalezas ni renegar de los logros ya conseguidos. La competencia no debe hacernos retroceder, pero el éxito no se puede reducir a inversiones masivas: requerirá más trabajo y cooperación que capital. Tenemos la misión de ir más allá de los discursos. Aún queda mucho por hacer, pero el camino está trazado: controlar el impacto medioambiental de la IA, ofrecer una gama completa de servicios de IA y retener talentos y empresas en Europa. Sólo así Europa podrá reclamar su posición en la carrera de la IA. Tenemos dos opciones: dotarnos de los medios necesarios o rendirnos.








