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Dependencia de tecnología estadounidense
En el tejido empresarial español, la dependencia tecnológica de Estados Unidos se ha convertido en la norma. Así lo confirma una investigación de la firma suiza Proton. Al menos dos de cada tres empresas que cotizan en bolsa por valor superior a 50 millones de euros dependen de plataformas norteamericanas para su funcionamiento diario.
Cuanto mayor es el tamaño de la empresa, mayor es también su grado de dependencia. Ecosistemas como Microsoft, AWS o Google se consolidan como las únicas opciones viables una vez que las organizaciones alcanzan cierta escala. Esta dinámica sugiere un riesgo estratégico, según advierte Proton: “si el sector tecnológico europeo no logra ofrecer alternativas competitivas, quedará fuera de juego en el tablero global”.
Sectores críticos bajo control externo
El panorama es más significativo en sectores estratégicos. En energía y banca, el 100% de las compañías cotizadas dependen del software estadounidense. Y en otras industrias sensibles, como servicios públicos, transporte, atención médica y software/servicios digitales, la cifra supera el 75%.
No se trata solo de una cuestión empresarial. La concentración tecnológica implica un riesgo de soberanía digital: depender de proveedores extranjeros para gestionar infraestructuras críticas significa otorgar a una potencia externa “capacidad de influencia sobre servicios esenciales para la ciudadanía”.
Una llamada de atención a España y Europa
El informe plantea una advertencia directa al ecosistema tecnológico español y europeo: si no se desarrollan proveedores locales capaces de servir a las empresas en su propio territorio, será imposible competir a nivel internacional.
La paradoja es la siguiente: Europa apuesta por la autonomía estratégica en ámbitos como energía o defensa, pero en tecnología sigue delegando en actores externos. Una estrategia de digitalización sostenible exige inversión en I+D, apoyo a startups y políticas industriales que reduzcan esta dependencia estructural.
Europa: una dependencia estructural de la tecnología estadounidense
En Europa aumenta todavía más esta dependencia. Alrededor de tres cuartas partes de las empresas europeas cotizadas utilizan servicios tecnológicos de proveedores estadounidenses para sus operaciones básicas.
El estudio de Proton, que examinó más de 9.600 empresas en bolsa en Europa mediante registros DNS de correo electrónico y calendarios, reveló que países como Islandia, Noruega, Irlanda, Finlandia y Suecia encabezan la lista de dependencia: en ellos, más del 90% de las compañías recurren a a los gigantes hiperescalares habituales.
En el extremo opuesto, naciones como Bulgaria (16%), Rumanía (39%) y Eslovaquia (43%) muestran una menor dependencia de proveedores de Estados Unidos.
Los investigadores advierten que esta concentración tecnológica puede exponer a las empresas europeas a presiones extranjeras, vigilancia sin orden judicial y limitaciones en el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial propias.






