En verano de 2012, la Asociación Profesional del Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración General del Estado (Astic) renovó su junta directiva de cara al periodo 2012-2014. Emilio García sustituía en la presidencia a Francisco Antón Viqué, con un primer objetivo de consolidarse como referente tecnológico y de servicio público. El presidente de Astic desbroza sus propuestas y se manifiesta a favor de un CIO en la AAPP.
¿La nueva junta directiva de Astic supone una ruptura generacional o va a seguir la línea continuista de la cúpula dirigida por Francisco Antón?
Procuraremos hacerlo igual de bien que lo han hecho ellos. Habrá que hacer cambios de acuerdo a las circunstancias actuales, pero el modo de trabajo será igual, trabajar por los intereses de nuestra asociación y promocionar el uso de las Tecnologías de la Información en la Administración y apoyar a la Administración en todos los sitios donde se nos requiera. En cuanto al cambio generacional, se han incorporado personas de las últimas promociones pero también están presentes personas que estaban ya en la junta anterior y otras de las primeras promociones. Tampoco hay una diferencia de edad significativa. Si acaso, nos diferencia en que los nuevos integrantes de la junta somos usuarios más activos de las redes sociales, pero eso no deja de ser una elección personal.
¿Qué barreras hay que superar para un mayor uso de las TI en la Administración? A veces no queremos entrar en los debates por temor al cambio. Las TI son un factor de ruptura en la vida administrativa, de transformación. Hay que superar los miedos a todas su capacidades para poder aprovecharlas a fondo. Ello requiere también perder el miedo a proponer nuevos modelos organizativos y de servicio basados en las capacidades que nos dan las tecnologías.
En calidad de presidente de Astic, ¿cuál es su postura en relación con la necesidad de que exista un CIO dentro de la AAPP?
Como presidente y personalmente, considero que sería necesario contar con un CIO, porque se podrían aprovechar más las sinergias dentro de la organización. Si tenemos una figura que ejerza el liderazgo y la coordinación de los aspectos tecnológicos, infraestructuras y servicios comunes, racionalizando eficazmente los recursos, podremos ofrecer más valor. Si ponemos en común más cosas, tendremos más disponibilidad en los ámbitos sectoriales para proponer proyectos. Un CIO no es incompatible con las figuras de Subdirectores Generales TIC que existen en los Ministerios, que siguen siendo necesarias. Las subdirecciones generales nos dan una cercanía al negocio que resulta necesaria para poder ofrecer esas soluciones sectoriales.
¿Y cuáles serían las características de dicho CIO? ¿Qué poder debería asumir y a quién reportaría?
Debería estar en el máximo nivel. Quizá no tanto como ministro, pero no sería descabellado que estuviera a nivel de Secretario de Estado. Eso depende también de cuál fuera el modelo organizativo que se eligiera. Un modelo basado en una Secretaría de Estado para las TI y otros recursos comunes o un modelo sobre una agencia estatal. Y reportar directamente al ministro. En el Reino Unido, el CIO reporta directamente al equivalente del ministro de la Presidencia (Cabinet Office) o en EEUU, al presidente.
¿Cuáles son las asignaturas pendientes de la Administración?
Hay que trabajar más al respecto de las TI y la administración electrónica. Cuando hablamos de reformar la AAPP, no hablamos solamente de cómo están organizadas las TI sino de cómo se organiza en general todo lo que es común. No se pueden organizar las TI si no se organizan los procesos comunes que sobre ellas se apoyan. Para poder utilizar mejor los recursos comunes, tenemos que reorganizar los procesos en los que se asientan estos recursos. En el ámbito externo, de cara a los ciudadanos, la mejor eAdministración es la que no se ve. Deberíamos tender a una administración electrónica más proactiva. Si un ciudadano se matricula en los estudios universitarios, no tendría que pedir la beca, sino que se le concediera en caso de que tenga derecho a la misma. Existen campos nuevos como Open Government, Open Data, que fortalecen la relación con el ciudadano, y basándonos en la transparencia se le puede dar mayor participación. No son asignaturas pendientes, sino desafíos que se pueden abordar ahora gracias a las tecnologías.
El recorte de los presupuestos les deja con las manos atadas, hacer más con menos es complicado…
A nadie le gusta que le quiten los recursos que tiene para hacer las cosas, pero el recorte es preocupante porque lo único que se está haciendo es reducir el presupuesto. Si se abordaran reformas estructurales de cómo trabajamos, a lo mejor ese recorte podría ser amortiguado con un modelo organizativo nuevo. Se están reduciendo los costes sin crear una figura ejecutiva dentro la AAPP que pueda optimizar los recursos y aprovecharlos. La calidad de los servicios puede llegar a resentirse, ya que según se ha publicado recientemente las licitaciones estatales han caído un 55%, de lo cual puede inferirse una bajada general del presupuesto TIC en torno al 20%.
¿Cuál ha sido su experiencia personal y cómo terminó recalando en la AAPP?
Estuve 15 años en Telefónica I+D trabajando en asuntos relacionados con Internet de banda estrecha y banda ancha, seguridad y diversos proyectos europeos. Después trabajé en la Comunidad de Madrid y entré en la Administración del Estado. Aquí me dedico a las relaciones internacionales de Administración electrónica y a representar a España en foros de esta materia, Comisión Europea u OCDE. Trabajo con indicadores de eAdministración y he participado en el desarrollo de la Declaración de Malmoe o más recientemente en la revisión de la Directiva de Reutilización.
¿España puede sacar pecho comparándose con Europa?
En eAdministración España ha progresado mucho en los últimos años. Basta consultar el benchmarking de la Comisión Europea. En 2010 ocupábamos el puesto décimo, algo inédito hasta ese momento. Hay también buenas prácticas que se toman fuera de Europa. En el tema de reutilización de información del sector público, el portal datos.gob.es también es puesto como punto de referencia de iniciativa Open Data. En sanidad, en el proyecto europeo de sanidad transfronteriza epSOS, la Administración que más historiales aporta es España con siete millones. Existen evidencias para comprobar que la AAPP española está exportando buenas prácticas. En 2012 nos dieron el segundo premio en la ONU por la implementación de la Ley 11. Lo que hay que hacer es ponerlo en valor fuera de nuestras fronteras. Dar a conocer los proyectos que se hacen aquí y que consten referencias a los mismos en informes internacionales. Tratar de difundir internacionalmente nuestros proyectos es una parte de mi trabajo que me llena de satisfacción.
¿Alcanzar la administración electrónica europea es complejo por temas de compatibilidad?
Ese es un asunto que nos abre la posibilidad de aportar más a nivel europeo. Dado nuestro modelo político hemos hecho un desarrollo temprano del esquema de interoperabilidad, todo un ejemplo ya que tiene fuerza legal, no es un simple marco de acuerdos. En aspectos de interoperabilidad es donde más podemos aportar; en España tenemos una ‘pequeña Europa’ en el sentido de complejidad de relación entre administraciones que se soslayan en muchos casos mediante la interoperabilidad de sistemas y aplicaciones.
¿Hay algún país que tenga más fuerza que otro a la hora de imponer una práctica?
No, en los foros de Administración electrónica las competencias que tiene la Comisión Europea vienen derivadas de las competencias en Sociedad de Información. Son foros donde el diálogo y el acuerdo es el modo de operar. No existen votaciones generalmente, sino cooperación y se alcanzan los acuerdos mediante el convencimiento. Por poner un ejemplo ilustrativo, la eAdministración siempre se medía a través de encuestas de Eurostat, un método parcial, que medía solo el número de usuarios, sin tener en cuenta los trámites que se hacían electrónicamente frente a los presenciales. Ahora ya se está aceptando nuestro punto de vista, medir también las transacciones realizadas, y la Comisión Europea está estudiando cómo incorporarlo dentro de la medición de la administración electrónica en el medio plazo.
¿Cómo es posible dinamizar algo que tiene que ser acordado por 27 países?
El problema mayor es de interoperabilidad legal y solo puede resolverse con el tiempo. Los procedimientos de eAdministración en España se basan en nuestra propia legislación que se publica en el BOE, como es el caso de la necesidad de contar con un eDNI. Sin embargo, no hay ninguna ley que inste a la existencia de una identidad transfronteriza única. Dentro de cada país pueden existir unas barreras legales que impiden poder desarrollar un servicio transfronterizo en una determinada área. En el caso de la protección de datos, existen muchas barreras. Mientras que el equivalente de nuestro DNI lo puedes enviar a otro país como indicador de ciudadano con todas las garantías de seguridad, en Austria u Holanda no es posible, lo cual es una barrera a la hora de hacer intercambios de información. Y esto impide la movilidad libre de las personas y las empresas.
¿No cree que debería haber mayor conciencia política para avanzar más en el terreno de un mercado digital único?
En Europa siempre hemos funcionado así. Schuman quien dijo que Europa se construía poco a poco, mediante pequeños hechos que al final van conformando la identidad europea. No es sencillo tampoco construir el mercado digital único. Hay complicaciones, como la propiedad intelectual, el sistema de protección de datos, y a medida que se identifican los problemas hay que desarrollar acuerdos y, donde es posible, directivas o reglamentos para tratar de resolverlos.
Y también existe un problema de identificación de los ciudadanos con el proyecto europeo…
En la situación actual es más difícil desarrollar acuerdos porque los países velan por sus intereses, pero se va avanzando y en las situaciones complicadas es cuando los proyectos se hacen fuertes. El proyecto es fuerte y va a llegar a buen puerto. Cada país europeo por separado, incluido Alemania, no tendría una presencia significativa en el concierto mundial. No hay otra alternativa.