…reinventar el modelo de negocio, reinventar la organización, reinventar las relaciones internas, reinventar las relaciones con los proveedores, reinventarnos a nosotros mismos… Sin duda, toda crisis obliga a acelerar este proceso, si bien se producen una serie de fuerzas opuestas que hace que sea difícil encontrar el camino adecuado: por un lado, la necesidad se hace más patente cuando las cosas no marchan bien; por otro, todos nosotros nos vemos personalmente afectados – ya sea por el presente o por la incertidumbre del futuro – lo que hace que sólo los valientes adopten con decisión y coraje las pautas que les reconduzcan a la senda del éxito.
Personalmente, soy de las que opinan que todo este proceso es evolutivo, y que raramente debe darse una ruptura total con el pasado. Muchos ejemplos refrendan hoy la necesidad de adoptar nuevas perspectivas en sectores tradicionales, con un punto de conexión con los valores y fuerzas de siempre. Un ejemplo es éste que nos ocupa, el de los medios de prensa. De todos es conocida la reconversión a la que se está viendo forzado el sector, debido a los nuevos hábitos de lectura – formato electrónico, búsqueda de inmediatez en la comunicación- y a las restricciones presupuestarias que la mayoría de las empresas han impuesto a su partida de publicidad. Sin embargo, ello no es óbice para que publicaciones como la de este anuario que nos ocupa tengan el mayor interés para los lectores, en el formato, tiempo y forma que se han venido realizando en los últimos años, constituyéndose en un referente destacado de los medios de prensa -y aprovecho el ejemplo para agradecer a Ambrosio y al equipo de Computing su amable invitación a participar-.
Yendo al tema que nos ocupa, en el mundo de los negocios no hay nada más universal que los contactos y el establecimiento de relaciones para sustentar las propuestas de valor. La principal transformación de la Edad Media hacia la Moderna vino motivada por la aparición de una burguesía empresarial que fue poco a poco formándose y multiplicándose a través de las relaciones entre sus miembros, dando lugar a un cambio social que ha llegado a nuestros días.
Actualmente, y al margen de los modelos de negocio, el establecimiento de una sólida red de contactos es fundamental para dar a conocer nuestro producto y para conocer y compartir la evolución de los mercados; y las nuevas tecnologías han permitido que la localización geográfica deje de ser un obstáculo.
Ahora bien, los cambios en la forma de relacionarnos no han hecho más que comenzar. A ello se une un fenómeno sociológico imparable, y muy reciente entre nosotros: las redes sociales. Seguro que de entre alguno de ustedes, queridos lectores, tenemos varios usuarios de redes sociales y profesionales a las que inicialmente se suscribieron por moda o recomendación de alguien cercano, y que ahora utilizan en mayor grado de lo que inicialmente pensaron. Este fenómeno sociológico no es nuevo, y son muchas las teorías que lo fundamentan. Con certeza muchos conocerán la teoría de los seis grados de separación, según la cual toda la población del planeta está conectada a través de no más de seis personas. Se trata de pura matemática. Según esta teoría del psicólogo Duncan Watts, cada persona conoce – de entre amigos, familiares y compañeros de trabajo o estudios – a unas 100 personas. Si cada uno de esos amigos o conocidos cercanos se relaciona con otras 100 personas, cualquier individuo puede fácilmente acceder a 10.000 personas más. Añadan algunos ceros, hasta llegar al sexto nivel, y el resultado de ese cálculo es de un billón de personas…
Esta teoría fue inicialmente formulada por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en 1929, en un relato que tituló Chains – “Cadenas” -. Es decir, data de hace casi un siglo. ¿Dónde está entonces la novedad? Sin duda, el desarrollo de las tecnologías de comunicación, el fenómeno de Internet, o la web 2.0, han facilitado que dichas teorías recuperen hoy su vigencia. Las herramientas informáticas que algunos ya han convenido en denominar “software social” actúan sobre las llamadas tres Cs: comunicación, comunidad y cooperación.
No obstante, a nivel empresarial, los cambios no han hecho más que comenzar. La mayoría de las empresas esperan, atentas, la evolución de este fenómeno para saber en qué medida pueden beneficiarse y apalancar sus objetivos. Otras, las menos, están temerosas porque piensan que la productividad de sus empleados sólo puede verse mermada por este fenómeno. Pero, como en tantas otras veces, serán las empresas que apuesten por interiorizar estos hábitos y adaptarlos a sus objetivos de compañía las que conseguirán una ventaja competitiva.
En nuestro sector, como en muchos otros, el éxito está necesariamente ligado a la creación y consolidación de una buena y completa red de relaciones. Y es al CIO es a quien corresponde liderar la adopción de los nuevos modelos, por varias razones que confluyen y que paso a exponer:
– Por un lado, y por su propio papel en la empresa – y, me atrevería a decir, en la sociedad -, el CIO debe procurar y fomentar la innovación en todas sus actuaciones. Y dentro de la innovación se encuentran también las nuevas formas de llevar a cabo las necesidades de siempre.
– Las nuevas redes sociales se sustentan en cierta medida en las nuevas posibilidades de la web 2.0., donde la interacción es más sencilla ya que no sólo permiten gestionar información, sino también el conocimiento de los diferentes participantes en la red.
– La globalización es una realidad para muchos ámbitos, pero fundamentalmente es en el sector tecnológico donde las empresas pueden encontrar las sinergias en la aplicación de modelos de ‘delivery’ globales. Por ello, el acceso a otros mercados y experiencias es esencial en el desempeño de la función del CIO.
– En un momento como el actual, de crisis del modelo económico tradicional, la tecnología debe necesariamente emerger como una alternativa factible y necesaria, en la que se requiere el esfuerzo y unidad de todos los principales representantes del sector para hacernos oír con una única voz, y ayudar a nuestro país a recuperar la senda de crecimiento de años pasados. En este sentido, las redes sociales son un vehículo eficaz para aunar todas las voluntades y defender los intereses de todos.
A pesar de que el uso de las redes sociales es – todavía – relativamente joven, se ha ido multiplicado exponencialmente en los últimos años, siendo ya una realidad incontestable. Al amparo de la misma, han ido surgiendo comunidades creadas en un entorno profesional, pero el camino por recorrer es todavía muy amplio, y la empresa tiene por delante la asignatura pendiente de interiorizar estos hábitos con el objeto de sacarles el máximo partido, vinculado a sus intereses económicos. Los nuevos hábitos sociales habrán de ser un eslabón importante en la forma de concebir las relaciones profesionales.
En el futuro, de la misma manera que las relaciones sociales comienzan a adaptarse al nuevo entorno facilitado por la tecnología – no tenemos más que pensar en el futuro, que son nuestros hijos -, el contexto profesional por el lado del networking vendrá también marcado por la búsqueda de una adecuada combinación entre los encuentros presenciales y la participación en comunidades virtuales. Sin duda, este blended networking será una de las claves que permitirá al empresario aumentar su círculo de relaciones y llegar a donde hace unos años era muy difícil.
CIOnet nació en España hace apenas dos años, y en este tiempo nuestro crecimiento ha sido imparable, gracias a todos los principales actores del sector. Hoy por hoy, contamos con una comunidad local de 300 miembros, que forman parte de una red de más de 2.000 profesionales a nivel internacional. Con sede principal en Bélgica, esta red se ha desarrollado durante los últimos años en los países del norte de Europa, si bien los índices de utilización de estos hábitos sociales en nuestro país, y la importancia cada vez mayor de nuestro mercado, han hecho que España sea uno de los países más importantes en el desarrollo de esta comunidad.
Desde estas líneas, quisiera aprovechar para invitar a todos los CIO a formar parte de nuestra comunidad, y participar de forma activa en nuestros foros, debates y congresos, para destacar el importante papel de nuestra profesión y contribuir a que las tecnologías de la información y las comunicaciones se constituyan en una apuesta firme por parte de todos los organismos políticos y los agentes sociales en aras de un futuro próspero para nuestra economía.