Heineken España culmina la implantación de un proyecto piloto desarrollado junto a Ultimaker -proveedor global en el sector de las impresoras 3D- para integrar la tecnología de impresión 3D en el diseño de componentes de sus fábricas. Esta fórmula de fabricación propia supone una importante revolución para la industria de gran consumo por su capacidad para optimizar y mejorar la eficiencia de los procesos productivos, en cualquier sector de actividad. La iniciativa, que demuestra la estrategia marcada por Heineken para impulsar la transformación del sector cervecero español, sitúa a la compañía a la vanguardia industrial en un ámbito que hasta ahora parecía limitado a campos como el energético, el aeroespacial, el sanitario o la automoción.
El proyecto de Heineken, desarrollado en una primera fase en la fábrica de Sevilla, se ha centrado en varios modelos de piezas para maquinaria de las líneas de envasado. La planta hispalense es la de mayor capacidad de las que tiene Heineken en España con capacidad de producir anualmente hasta 500 millones de litros de cerveza, de marcas tan reconocidas como Heineken, Cruzcampo, Amstel o Desperados. En tan solo un año, la firma apunta que los resultados de esta fabricación “a golpe de clic” con la impresora 3D S5 de Ultimaker desprenden un ahorro en costes del 80% respecto a otros modelos de producción y un impacto positivo en el medioambiente, al reducir los procesos de logística y transporte.
Heineken también afirma haber registrado un importante descenso en los tiempos empleados para fabricar cada componente
Además de las ventajas que supone el poder rediseñar piezas para optimizar la maquinaria a corto plazo, Heineken también afirma haber registrado un importante descenso en los tiempos empleados para fabricar cada componente y unos altos estándares en cuanto a funcionalidad y seguridad.
Juan Candau, director de la fábrica de Sevilla, explica: “La impresión 3D ha demostrado ser una tecnología que nos aporta valor y nos permite trabajar más eficientemente, reemplazando componentes bajo demanda, en menos tiempo y a un coste menor que si fueran importados o comprados a proveedores externos. Además, nos ha ayudado a avanzar en la prevención de accidentes, creando componentes específicos para procesos muy concretos”.
Tras el éxito inicial de esta fase piloto, Heineken valora escalar el proyecto a otras fábricas de todo el mundo y ampliar el uso de la tecnología de impresión 3D a otras modalidades de aplicación, aprovechando las ventajas de este método de autoaprovisionamiento de material de maquinaria.