Hasta el 25% de los clientes de entidades financieras afirma no haber escuchado nunca la expresión Open Banking, la tecnología que permite sincronizar los datos que tienen los bancos sobre sus clientes con otras fuentes de información, según un estudio llevado a cabo por Forrester Consulting para TransUnion que explora las oportunidades y la evolución del Open Banking desde una perspectiva tanto de negocio como para clientes. El estudio ha preguntado directamente a 114 responsables de riesgos (en bancos y proveedores de tarjetas de crédito, entre otros) y a 1.555 usuarios mayores de edad que han llevado a cabo algún proceso de solicitud en una entidad financiera en los últimos seis meses.
Las fugas de datos y la responsabilidad puesta sobre las entidades financieras para salvaguardar los datos de los clientes están a la orden del día, sobre todo desde la entrada en vigor hace un año del Reglamento Europeo de Protección de Datos. Precisamente esos dos asuntos son las barreras más comunes que ponen los clientes a la posibilidad de compartir información con sus bancos: aunque el 80% afirma que se sentiría cómodo compartiendo información básica (nombre y número de teléfono) solo la mitad (43%) aceptaría compartir información bancaria y tan sólo el 33% compartiría su localización. Si profundizamos en la confidencialidad de la información, sólo el 13% compartiría su historial de búsquedas en Internet y sólo el 11% información de redes sociales, todo ello por el temor al uso que hagan de la información personal las entidades financieras.
El miedo a fugas de información confidencial y la seguridad con la que se salvaguarden los datos, principales barreras de adopción
El estudio también pone sobre la mesa la brecha existente entre la percepción de los responsables de riesgos de las entidades financieras y la realidad de los clientes. Solo el 68% de las entidades bancarias creen que una fuga de datos puede convertirse en una barrera de credibilidad para sus clientes, cuando un 82% de los usuarios sí lo ven como un limitador de confianza. De la misma manera, las prácticas de protección de datos serían un problema para los ciudadanos según el 59% de los profesionales cuando la realidad indica que son el 86% de los consumidores los que sí lo ven como una actividad que podría coartar su relación con el banco.
Según datos internos de TransUnion, 7 de cada 10 clientes de banca citan la seguridad como la razón principal para no dar acceso a información bancaria a las entidades de crédito. En el caso de los clientes corporativos, la cifra llega al 62% por lo que la seguridad es clave.
Beneficios para entidades y usuarios
La mayor parte de los argumentos que destacan las ventajas del Open Banking se centran en el consumidor: seguridad y propiedad de los datos, mejores servicios e incluso “revolución” en la forma en la que se gestiona el dinero. Sin embargo, los beneficios para las entidades son innumerables también.
Según el estudio, el 99% de las entidades esperan beneficios del Open Banking, ya sea mejor servicio, procesos más rápidos o reducción de costes o ventas cruzadas gracias a un mejor control de los datos y a las posibilidades de conocer al cliente de forma completa. Pero las propias entidades (hasta el 98% de los encuestados) también aseguran que los clientes saldrán muy beneficiados: mejora en el acceso a información de los productos, facilidad a la hora de comparar ofertas entre diferentes entidades, facilidad para comparar diferentes productos dentro de la entidad e incluso para cambiar de producto contratado y también mayor visibilidad sobre la calidad del servicio que se está ofreciendo.