2021: un año con desafíos inéditos para los CIO

João Paulo Cabecinha, Miembro del Comité Ejecutivo de Glintt.

Publicado el 05 Feb 2021

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Tras casi un año de pandemia, no cabe duda de que el Covid-19 ha tenido un gran impacto en el mundo empresarial. Prácticamente todas las compañías han tenido que replantearse su modelo de negocio y su organización, tendiendo aún más a lo digital y acelerando su transformación. Ante este nuevo paradigma, la figura del CIO cobrará una gran importancia, tanto en este recién estrenado año 2021 como en los próximos, ya que será el responsable de liderar un proceso de cambio que afecta a la plantilla, a la relación que ésta tiene con sus compañeros responsables del negocio e incluso a los servicios y productos que ofrecen a los clientes.

Ante este desafío, sin embargo el principal reto al que actualmente debe enfrentar la figura del CIO es la ejecución de su plan de IT, es decir, plantear toda una estrategia que implica, entre otras cosas, decidir qué actividades deben realizar las personas de su equipo interno y qué es conveniente externalizar. Las ventajas e inconvenientes de cada una de estas dos opciones generalmente se enumeran a favor de una u otra en base a experiencias pasadas y no tanto al analizar información objetiva. Incluso, tendemos a decidirnos a partir de criterios emocionales y no técnicos.

Por eso, ahora más que nunca es vital que revisemos estos argumentos para fijarnos en otros factores que son clave, como la importancia de tener al alcance conocimientos especializados, posibles riesgos, su control, flexibilidad, velocidad y capacidad de respuesta, la seguridad y la privacidad de los datos, la diferenciación y, obviamente, los costes. Sin duda, desafíos que todos los CIO deberán tener en su agenda este 2021.

La gestión de riesgos es ahora una prioridad para cualquier organización y la diversificación de los recursos y servicios es la única forma de afrontarla

En primer lugar, la gestión de riesgos es ahora una prioridad para cualquier organización y la diversificación de los recursos y servicios es la única forma de afrontarla. La llegada de la pandemia del COVID-19 hizo a las empresas ser conscientes de la urgencia de establecer planes sólidos de ejecución para garantizar la continuidad del negocio ante cualquier posible riesgo, considerando todo el ecosistema de la organización. Este es un tema fundamental de cara a este año 2021, ya que la crisis sanitaria ha demostrado la fragilidad de algunos de los procesos tradicionales de muchas empresas, que tenían una gran dependencia de la infraestructura o dependencia total de algunos proveedores. Ahora, es un imperativo empresarial asegurarse de contar con las herramientas tecnológicas necesarias, tanto internas como externas, que permitan a las organizaciones hacer frente a posibles imprevistos y a las nuevas necesidades de un mercado en constante cambio, todo ello de una forma segura y estratégicamente diversificada.

Por otro lado, otro aspecto importante este 2021 será que la dependencia de la tecnologíay la sofisticación en las organizaciones ha aumentado la complejidad de su gestión. La respuesta inmediata que encontraron la mayor parte de los sectores para hacer frente a la crisis sanitaria y a las restricciones fue reforzar sus inversiones en tecnología, algo que se mantendrá este año. Según datos de Gartner, se espera una inversión de más de 85.000 millones de dólares en IT y el 69% de los Consejos de Administración prevén una aceleración del negocio digital a causa del COVID-19. En este sentido, a causa del teletrabajo, estamos experimentando una creciente adopción de los servicios en la nube y una gran implementación de aplicaciones y servicios tecnológicos, así como un aumento masivo del uso de canales digitales para mantener y afianzar la relación con socios y clientes. Esta transformación digital tan repentina ha originado una serie de cuestiones que hay que gestionar como, por ejemplo, cumplir con los estándares de privacidad y asegurar una adecuada protección desde el punto de vista de la ciberseguridad, así como otras derivadas de la integración y articulación efectiva de multitud de servicios y equipos de forma simultánea.

Por último, este año es fundamental que CIO sea capaz de conciliar una estrategia de reducción de costes e inversión en nuevas soluciones. Esta realidad ha obligado a los equipos de tecnología a equilibrar rápidamente su inversión entre la ejecución del trabajo diario y el desarrollo de nuevas soluciones, muchas veces en muy poco tiempo por la dinámica del mercado que se ha generado en respuesta a la pandemia. La existencia de una cultura de ‘trabajo en equipo’ entre las áreas empresarial y la tecnológica ya no es solo algo deseable, sino un requisito imprescindible.

Ante esta situación, surgen dos prioridades en el equipo de IT que deben condicionar sus decisiones. Por un lado, el seguimiento constante de los equipos comerciales para encontrar las mejores soluciones tecnológicas que garanticen la competitividad de la empresa. Por otro, impulsar una nueva gestión de socios tecnológicos con el objetivo de construir un ecosistema de talento más amplio que abarque a fabricantes, consultores, integradores y start-ups, entre otros.

Actualmente, el éxito empresarial depende cada vez más de la capacidad de las organizaciones para atraer al mejor talento disponible en el mercado y alinearlo con sus objetivos comerciales, con relaciones más enfocadas a medio plazo. La creación de esta red debe ser un objetivo prioritario y se debe construir con un tamaño ajustado a las capacidades de la empresa, ya que el número expone la complejidad de su gestión.

Este modelo, correctamente aplicado, puede optimizar los procesos de gestión y el impulso de la innovación que actualmente cualquier organización, independientemente de su tamaño, no puede hacer de forma aislada. Hoy en día, en la ejecución de acciones debemos estar preparados para trabajar con diferentes equipos, en diversas localizaciones geográficas, algo que ha sido muy común durante el 2020. El compromiso de todos se obtiene al alinearnos en torno a un propósito común y ya no depende tanto de una relación laboral tradicional. Sin embargo, es fundamental asegurar una comunicación efectiva y permanente para reforzar el sentido de pertenencia y compartir los objetivos. En este punto, la creación de una cultura propia fuerte es fundamental y debe extenderse a los socios y ser asimilada por ellos, aspecto primordial en su selección, junto con la competencia técnica.

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Redacción

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