Con el fin del verano arranca la “vuelta al cole” y tanto las familias como las instituciones educativas ponen a punto los últimos detalles para el inicio de un nuevo curso. Tras el impulso en digitalización que llevo a cabo el sector educativo con la pandemia, ahora llega el turno de la ciberprotección para las instituciones educativas, tanto de educación superior como básica. Y es que, tal y como revela Sophos, líder global en ciberseguridad de última generación, en su encuesta sobre “El Estado del Ransomware en Educación 2022”, las instituciones educativas de educación superior y educación básica están siendo cada vez más atacadas por ransomware, con un 60% sufriendo ataques en 2021 en comparación con el 44% en 2020. Las instituciones educativas se enfrentaron a la tasa de cifrado de datos más alta (73%) en comparación con otros sectores (65%), y al tiempo de recuperación más largo, con un 7% que tardó al menos tres meses en recuperarse, casi el doble del tiempo medio para otros sectores (4%).
Entre los resultados de la encuesta también destacan:
- Las instituciones educativas reportan la mayor propensión a experimentar impactos operativos y de negocio como consecuencia de los ataques de ransomware en comparación con otros sectores. El 97% de los encuestados de educación superior y el 94% de la educación básica dicen que los ataques afectaron su capacidad de operar, mientras que el 96% de la educación superior y el 92% de los encuestados de educación básica en el sector privado informan además de la pérdida de negocio e ingresos.
- Solo el 2% de las instituciones educativas recuperaron todos sus datos cifrados después de pagar un rescate (frente al 4% en 2020); las escuelas, de media, pudieron recuperar el 62% de los datos cifrados después de pagar rescates (frente al 68% en 2020)
- Las instituciones de educación superior, en particular, informan del tiempo de recuperación de ransomware más largo: mientras que el 40% dice que tarda al menos un mes en recuperarse (20% para otros sectores), el 9% informa que tarda de tres a seis meses.
“Las escuelas son las más afectadas por el ransomware. Son objetivos principales para los atacantes debido a que, en general, carecen de una defensa de ciberseguridad potente y suponen una mina de oro por los datos personales que poseen“, señala Chester Wisniewski, científico investigador principal de Sophos. “Las instituciones educativas son menos propensas que otras a detectar ataques en curso, lo que naturalmente conduce a un mayor éxito de ataque y tasas de cifrado. Teniendo en cuenta que los datos cifrados son probablemente registros confidenciales de los estudiantes, el impacto es mucho mayor de lo que la mayoría de los sectores experimentarían. Incluso si se recupera una parte de los datos, no hay garantía de qué datos devolverán los atacantes y, aun así, el daño ya está hecho, lo que sobrecarga aún más a las escuelas que han sido atacadas con altos costes de recuperación y, a veces, incluso la bancarrota. Desafortunadamente, estos ataques no se van a frenar, por lo que la única forma de avanzar es priorizar el despliegue de defensas anti-ransomware para identificar y mitigar los ataques antes de que el cifrado sea posible“, añade Wisniewski.
Curiosamente, las instituciones educativas informan de la tasa más alta de pago de ciberseguros en reclamaciones de ransomware (100% educación superior, 99% educación básica). Sin embargo, en su conjunto, el sector tiene una de las tasas más bajas de cobertura de ciberseguridad frente al ransomware (78% frente al 83% de otros sectores).
“Cuatro de cada 10 escuelas afirman que cada vez son menos los proveedores de seguros que les ofrecen cobertura, mientras que casi la mitad (49%) informa que el nivel de ciberseguridad que necesitan para lograr la cobertura ha aumentado“, explica Wisniewski. “Los proveedores de seguros se están volviendo más selectivos cuando se trata de aceptar clientes, y las instituciones educativas necesitan ayuda para cumplir con estos estándares más altos. Con presupuestos limitados, las escuelas deben trabajar en estrecha colaboración con profesionales de seguridad de confianza para garantizar que los recursos se asignen a las soluciones correctas que ofrecerán los mejores resultados de seguridad y también ayudarán a cumplir con los estándares de seguros“.