La digitalización está transformando la manera en que la ciudadanía interactúa con las administraciones públicas. Hoy más que nunca, tecnologías como la inteligencia artificial, la automatización inteligente y la interoperabilidad de datos se posicionan como catalizadores de una gestión más humana, eficiente y accesible, en un momento clave para replantearse cómo deben evolucionar los servicios públicos.
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Día de las Naciones Unidas
En este Día de las Naciones Unidas para las Administraciones Públicas, es oportuno destacar este cambio de paradigma. La vida son etapas —nacimiento, aprendizaje, trabajo, familia y jubilación— en las que el Estado juega un rol clave en la protección y el bienestar de la ciudadanía. Acompañar ese ciclo vital requiere un rediseño integral de los procesos, con un enfoque centrado en el ciudadano y apoyado en capacidades digitales avanzadas. Sin embargo, el verdadero reto ya no es solo implementar soluciones tecnológicas, sino rediseñar las estructuras de servicio público de forma proactiva y flexible, para responder a las necesidades de una sociedad cada vez más diversa y dinámica. No se trata de que la ciudadanía se adapte a estructuras rígidas, sino de acompañar esta transformación con políticas públicas coherentes y sistemas capaces de generar confianza, transparencia y eficiencia.
Así, la tecnología ha demostrado ser un puente hacia una administración pública más humana y efectiva. Un ejemplo claro es el registro de recién nacidos: un trámite que anteriormente implicaba procesos manuales y desplazamientos, y que hoy se resuelve de forma automática gracias a la integración entre hospitales y registros civiles mediante plataformas interoperables. Lo mismo ocurre con la obtención de certificados de matrimonio o defunción, que se puede gestionar de manera telemática con un certificado electrónico, ahorrando tiempo y desplazamientos a la ciudadanía. El resultado es una experiencia más humana que permite a las familias gestionar los trámites burocráticos de forma sencilla y dedicar su tiempo a los aspectos más significativos de su vida personal.
El sector educativo
El sector educativo también ha dado pasos significativos. Plataformas de inteligencia artificial y asistentes virtuales permiten a las familias gestionar la inscripción escolar con mayor facilidad y comprensión, eliminando la complejidad del papeleo tradicional y mejorando la experiencia.
El sector sanitario es, sin duda, uno de los más beneficiados por la digitalización. La historia clínica electrónica garantiza un acceso seguro e inmediato a la información del paciente, y servicios como la telemedicina acercan la atención a zonas remotas o a colectivos con movilidad reducida. Además, la automatización de citas médicas y el uso de algoritmos predictivos para la optimización de recursos contribuyen a una experiencia más fluida tanto para profesionales como para pacientes.
En nuestra vida laboral, las plataformas digitales de empleo y los sistemas automatizados de gestión agilizan la presentación de documentos, el procesamiento de nóminas y la solicitud de prestaciones. La combinación de inteligencia artificial, analítica avanzada y automatización no solo permite detectar errores con mayor eficacia, sino que también se reducen drásticamente los tiempos de tramitación y mejora la flexibilidad del sistema público. Todo ello da lugar a una experiencia más ágil para la ciudadanía y en mayores niveles de transparencia y confianza.
Una Administración Pública centrada en personas
Incluso a la hora de la jubilación, la tecnología facilitar una gestión más digna y sencilla. Acceder a información clara sobre pensiones y beneficios a través de servicios digitales respaldados por sistemas de autenticación totalmente seguros, que minimizan errores y aseguran una distribución precisa de los recursos, es una de es una de las principales mejoras que aporta la digitalización en esta etapa de la vida.
Sin embargo, estos avances también ponen de manifiesto desafíos importantes. La brecha digital sigue afectando a colectivos vulnerables —personas mayores o residentes en zonas rurales— que enfrentan limitaciones tanto en conectividad como en competencias digitales. Para garantizar la equidad, es esencial diseñar servicios digitales inclusivos y accesibles, así como desplegar estrategias efectivas de acompañamiento y capacitación para facilitar el uso de los servicios digitales.
Construir una administración pública verdaderamente centrada en las personas requiere algo más que tecnología: implica un cambio cultural profundo. La automatización y la robotización deben ser concebidas como una evolución humana, en la que la sensibilización sobre el uso ético de la tecnología y la capacitación del personal público son factores clave para acercar esta nueva administración a toda la ciudadanía.









