Casi a diario no son pocos los titulares que nos sorprenden con avances en inteligencia artificial: que si ChatGPT puede mantener conversaciones humanas, que si Midjourney logra crear obras de arte imitando a grandes artistas, que si Runaway puede producir vídeos de impresión o que si los debates sobre si la IA puede o no pensar se intensifican.
Siguiendo la típica gráfica de evolución tecnológica, ahora parece que llega el momento en que la burbuja explota.
Un engaño, un fracaso, un logro fácil que no cumple con las expectativas, que no funciona, que desaparece, que se queda en nada.
Todos estos ejemplos son hechos constatables, entonces, ¿en realidad no funciona? Últimamente Internet se ha llenado de imágenes del estilo Studio Ghibli generadas por la última actualización de ChatGPT y su capacidad para crear imágenes.
Por lo que surge la pregunta de por qué se insiste tanto en que esta es una burbuja que va a estallar.
La razón parece ser que la tecnología aún no ha penetrado en el ámbito empresarial. Y ante eso empieza a surgir la duda de si no será que simplemente todavía no hemos logrado implementarla de manera efectiva.
La pregunta es si realmente somos capaces de sacar rendimiento a la IA dentro de nuestra organización
Podríamos pensar que esta es la cuestión, pero no. No es esto. La pregunta es si realmente somos capaces de sacarle rendimiento dentro de nuestra organización.
Es importante reconocer que, aunque pueda parecer severo, la realidad es esa. Tomemos como referencia el caso de Jianwei Xun, quien supuestamente es el creador de la teoría hipnocracia.
Sin embargo, esta figura fue inventada por un ensayista junto con dos plataformas de inteligencia artificial. Lo que esto demuestra no es que la tecnología tenga limitaciones en su capacidad, sino que muchas personas no saben emplearla de manera adecuada.
No es que la tecnología tenga limitaciones en su capacidad, sino que muchas personas no saben emplearla de manera adecuada
La mayor parte de las compañías experimenta una sensación de impotencia y no alcanzan los resultados esperados.
¿Acaso alguien identifica cuáles son los escenarios donde implementar la inteligencia artificial? ¿Quién lidera con el ejemplo y la incorpora en las tareas cotidianas? Además, ¿quién se atreve a poner en riesgo la seguridad de la información empresarial ante la gran cantidad de amenazas que acechan en la red?
Claramente, la raíz del problema radica en la falta de conocimiento.
A esto le añadimos la resistencia natural de muchas personas al cambio, formando así una combinación difícil de superar.
¿Qué debemos hacer? No podemos quedarnos parados y dejar que otros sean los que logren aprovecharla.
Por supuesto que no. La postura negacionista siempre hay que evitarla. La inteligencia artificial es efectiva y útil, pero no es una varita mágica que funciona por sí sola ni en todas las circunstancias.
Es necesario formarse en ella o buscar asesoramiento de expertos y empresas que realmente la entienden.

«La inteligencia artificial es efectiva y útil, pero no es una varita mágica que funciona por sí sola ni en todas las circunstancias»
Alexandra Blanco, LedaMC
Las generalidades como «La IA es una revolución que cambiará todo» no aportan mucho. No, esa afirmación resulta demasiado abstracta.
Es mejor centrarse en un ejemplo concreto: «La IA transformará la manera en que se realizan las estimaciones en los proyectos de software».
Esta es la afirmación con la que nos quedamos, clara, precisa y no deja lugar a dudas para nadie.
Es importante recordar que estamos trabajando con personas. Intentar modificarlas directamente no suele ser efectivo.
Como dice el refrán: «Como no pude vencer a mi enemigo, me uní a él». Aunque no sea exactamente así, la idea es similar.
Siguiendo la recomendación de Gartner para este año: las aplicaciones inteligentes están diseñadas para que las personas puedan aprovechar la IA sin necesidad de entenderla en profundidad.
No es obligatorio dominar comandos o técnicas avanzadas, pero sí se benefician de los resultados que ofrecen.
En Quanter, la optimización de requisitos y la estimación de costos mediante inteligencia artificial se realiza de manera sencilla y transparente para el usuario; solo es necesario pulsar un botón y validar los resultados. Gracias a esta facilidad, nadie puede negarse a adoptarla.
La IA es una poderosa herramienta, no algo pasajero. Las compañías tienen la responsabilidad de aprovecharla en la mayor cantidad de áreas posibles, ya sea en sus actividades principales o en aquellas que no lo son, pero en las que todas las empresas deben hacerlo.
Para lograrlo, es fundamental contar con un equipo interno que lidere la implementación o, en su defecto, acudir a empresas especializadas que tengan experiencia en el tema y puedan ayudarnos a desplegar todo su potencial dentro de la organización.
Aunque la inteligencia artificial no es una burbuja a nivel global, todo depende de nosotros para evitar que se convierta en una. La clave está en cómo la gestionamos y la integramos en nuestras empresas.








