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Cloud computing vs edge computing: todo lo que tienes que saber



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Examinamos minuciosamente el cloud y el edge computing, sus beneficios y restricciones, desafíos y escenarios de aplicación, con el fin de comprender su evolución

Publicado el 29 abr 2025



cloud edge computing
Cloud o Edge, ¿qué solución elegir?

Dónde y cómo procesar los datos se presenta crucialeen un entorno donde el cloud computing debe coexistir junto con el edge computing y sus variantes, que ganan protagonismo.

Aunque los fundamentos de lo que actualmente denominamos como cloud computing surgieron en la década de 1960, el paradigma de la nube comenzó a consolidarse a partir del año 2000, impulsado por la evolución de Internet y la creciente demanda de escalabilidad, eficiencia y disponibilidad.

Hitos como la aparición en el mercado de Amazon Web Services (AWS) en 2006 y Google Cloud en 2008, señalaron el comienzo de una nueva era en el ámbito de la infraestructura digital.

Desde entonces, el cloud computing ha revolucionado la forma en que las organizaciones almacenan, procesan y acceden a sus datos, convirtiéndose en piedra angular de la transformación y la economía digital.   

Sin embargo, hoy las empresas deben hacer frente a entornos cada vez más dispersos donde se demanda mayor inmediatez y eficiencia operativa.

En este sentido, el enfoque de las arquitecturas edge computing está cobrando fuerza.

En un escenario en el que el volumen de datos generados en tiempo real se incrementa de manera exponencial y la latencia se transforma en un factor crucial, el procesamiento de la información más cercano a su origen se convierte en una solución cada vez más demandada, que, si bien ha introducido una capa de complejidad, también ofrece oportunidades.

Cloud computing vs edge computing.

En un momento en el que la gestión inteligente de los datos es uno de los principales diferenciales competitivos, resulta importante para los CIO, CTO y responsables de las áreas de innovación, que deben optimizar operaciones y tomar decisiones estratégicas fundamentadas, y entender las diferencias entre ambas tecnologías.

A continuación, examinamos minuciosamente ambos modelos, sus beneficios y restricciones, desafíos y escenarios de aplicación, con el fin de comprender no solo su evolución, sino también su rumbo futuro.

¿Qué es el Cloud Computing?

El cloud computing, en sus variantes pública, privada o híbrida, ha estado respaldando los modelos de negocio a servicios de miles de empresas.

La adopción de este modelo no ha cesado, ya que facilita el acceso a servicios de computación tales como servidores, almacenamiento, bases de datos, redes, software y analítica, mediante Internet, bajo demanda y con pago por uso.

La flexibilidad, la escalabilidad en respuesta a la demanda, los costes previsibles y el ágil despliegue son sus puntos fuertes.

Según Canalys, el gasto global en servicios cloud experimentará un incremento del 19% en el año 2025.

Un porcentaje similar al de 2024, cuando se registró un aumento del 20%, pasando de 267.700 millones de dólares en 2023 a 321.300 millones, impulsado por la expansión de los modelos de IA.

¿Qué es el Edge Computing?

El edge computing propone un enfoque distinto: es un modelo descentralizado que lleva el procesamiento de datos al lugar donde se generan, como sensores IoT, dispositivos móviles o maquinaria industrial, reduciendo la latencia y evitando la sobrecarga de las redes hacia la nube.

Este enfoque resulta clave en sectores como la automoción, sanidad o smart cities, donde la toma de decisiones en tiempo real es crítica y se necesita procesar y actuar en milisegundos

Según IDC, en 2025 el 50% de la infraestructura de TI empresarial se ubicará en el edge, debido a la necesidad de minimizar los retrasos en la transmisión de datos y a las limitaciones de ancho de banda en aplicaciones críticas.

Gartner va más allá y prevé que el 75% de los datos empresariales se procesará fuera de centros de datos centralizados o de la nube.

Además, se estima que, para 2026, al menos la mitad de las implementaciones de edge incorporarán machine learning automático, de acuerdo con una investigación de Intel.

Con la expansión del 5G, la IA embebida y el IoT, el edge computing se posiciona como un componente estratégico en la nueva arquitectura digital.

Ventajas y desventajas del cloud computing

Entre los beneficios que se pueden obtener son los siguientes:

  • Capacidad de escalabilidad infinita: es posible aumentar o reducir la capacidad según la demanda, pagando solo por lo que se usa.
  • Mantenimiento reducido: la responsabilidad del mantenimiento y actualización de la infraestructura recae en el proveedor.
  • Acceso global: facilita la colaboración y el acceso remoto desde cualquier lugar con conexión.

Algunas de las desventajas son:

  • Latencia: en aplicaciones que requieren inmediatez, la distancia al centro de datos representar un problema.
  • Dependencia de la conectividad: sin conexión estable, el acceso a servicios puede verse comprometido.
  • Costes acumulativos: el modelo de pago por uso puede derivar en sobrecostes si no se optimiza el consumo.

Ventajas y desventajas del edge computing

Los principales beneficios que aporta el edge computing guardan relación con los siguientes:

  • Baja latencia: la proximidad al origen de los datos permite respuestas prácticamente en tiempo real.
  • Reducción de tráfico: disminuye la cantidad de datos que deben enviarse a la nube.
  • Mayor resiliencia local: puede seguir operando incluso con conectividad limitada a la nube.

Entre los impedimentos de este modelo están:

  • Gestión distribuida más compleja: requiere una arquitectura más sofisticada y equipos descentralizados.
  • Costes iniciales más elevados: la inversión en infraestructura edge puede ser significativa.
  • Seguridad fragmentada: multiplica los puntos de acceso y, por tanto, los vectores de ataque.

Diferencias entre cloud y edge computing

A pesar de que cloud y edge computing son tecnologías que pueden coexistir en numerosas arquitecturas modernas, representan modelos distintos para resolver necesidades diferentes.

A continuación, se analizan sus principales diferencias en aspectos clave como el almacenamiento, la escalabilidad, la seguridad y los costes, con el fin de comprender de manera más efectiva cómo se complementan y en qué casos distan claramente. 

Almacenamiento

Aunque el almacenamiento en la nube se centraliza en grandes centros de datos, el edge lo distribuye en dispositivos más próximos al usuario final o al entorno industrial.

Por su parte, el almacenamiento en gran escala continúa siendo una ventaja competitiva del entorno cloud, ya que ninguna otra infraestructura permite la gestión eficaz de petabytes de información.

Mientras, el edge computing permite el procesamiento de datos sensibles sin enviarlos fuera, cumpliendo de manera más efectiva con regulaciones como el GDPR o la LOPD.

Escalabilidad

En términos de adaptabilidad, el cloud sigue siendo más versátil. Permite escalar con facilidad mediante recursos virtuales servicios en segundos, aprovisionar entornos en minutos y responder con rapidez a nuevas demandas.

El edge computing, en cambio, requiere escalar físicamente la infraestructura local, lo que puede resultar más costoso y lento.

Sin embargo, ofrece respuesta instantánea en entornos críticos y sin conectividad, algo que ninguna nube pública puede igualar.

Cloud computing y edge computing: flexibilidad y adaptabilidad

Cloud computing destaca por su flexibilidad para entornos colaborativos y proyectos en constante evolución, permitiendo adaptar servicios a las necesidades cambiantes de negocio con solo unos clics y escalando recursos de manera prácticamente ilimitada.

Esto ayuda a las organizaciones a ajustar su infraestructura en función de la demanda.

Por su parte, el edge computing es ideal para escenarios que requieren procesamiento en tiempo real, baja latencia y autonomía operativa, como en dispositivos IoT.

Así, mientras el cloud proporciona una flexibilidad expansiva y centralizada, el edge ofrece una adaptabilidad local y ágil, optimizando el rendimiento en escenarios donde la inmediatez es esencial.

Plataformas

Las plataformas cloud están consolidadas y maduras, con soluciones de IA, big data o contenedores.

Sin embargo, los grandes actores del cloud (AWS, Microsoft y Google) han entendido que el futuro es híbrido.

Propuestas como AWS IoT Greengrass, Microsoft Azure Stack Edge o Google Distributed Cloud, permiten extender sus capacidades al borde, integrando dispositivos edge como si fueran extensiones naturales de su infraestructura cloud.

Mientras tanto, compañías como Cisco, HPE o Dell impulsan el edge desde la perspectiva del hardware y la conectividad, apostando por arquitecturas distribuidas y plataformas de gestión remota.

Según la Guía Mundial de Gasto en Edge Computing, de IDC, el gasto global en soluciones edge ascenderá a casi 261.000 millones de dólares en 2025 y alcanzará los 380.000 millones de dólares en 2028, creciendo a una CAGR del 13,8%.

Seguridad

El modelo cloud ha invertido años en perfeccionar la seguridad como servicio. Cifrado, segmentación, autenticación multifactor, SIEM y monitorización 24×7 son estándares que hoy forman parte del ADN de los hiperescalares.

Por el contrario, el edge computing presenta un nuevo reto: proteger dispositivos físicamente expuestos, muchos de ellos sin capacidades avanzadas de defensa.

Según un estudio de Palo Alto Networks, para el 46% de las organizaciones, la seguridad es principal preocupación en sus despliegues edge. Las soluciones SASE, el zero trust y la seguridad embebida empiezan a ser estratégicas en este escenario.

Así, mientras el cloud permite control centralizado, segmentación y monitorización continua, edge exige reforzar la ciberseguridad en cada punto final con soluciones específicas.

Costes

El coste es un factor clave al comparar estos modelos.

El cloud computing permite a las empresas evitar inversiones iniciales elevadas, pero puede resultar costoso a largo plazo si no se optimiza el uso de recursos.

Por contra, el edge computing suele implicar una mayor inversión inicial ya que requiere desplegar dispositivos y recursos de procesamiento en el perímetro, pero puede reducir los gastos operativos al disminuir el tráfico de red, el uso de la nube y mejorar la eficiencia local.

No obstante, la elección entre uno y otro modelo depende del equilibrio entre necesidades inmediatas, presupuesto disponible y los costes operativos proyectados.

Fog Computing: la capa intermedia que gana protagonismo

Una mención especial merece el fog computing.

Este concepto define una arquitectura distribuida que actúa como puente entre el cloud y el edge computing.

En este modelo, parte del procesamiento se realiza en nodos intermedios (más potentes que los dispositivos edge, pero más cercanos que la nube), permitiendo una jerarquía de datos y decisiones más sofisticada.

El mercado global de fog computing está experimentando un crecimiento significativo, impulsado por la expansión del IoT, la adopción de redes 5G y la necesidad de procesamiento de datos en tiempo real.

Así, se presenta como una solución idónea en entornos industriales, redes eléctricas inteligentes, ciudades conectadas o flotas logísticas, donde se necesita tanto inmediatez local como capacidad de análisis global.

Cloud o Edge, ¿qué solución elegir?

La elección entre cloud y edge computing no es excluyente y, por tanto, no existe una respuesta universal.

Las organizaciones que requieren alta disponibilidad, análisis de grandes volúmenes de datos o servicios a nivel global continuarán apostando por el uso del cloud.

Pero aquellas que operan en ambientes sensibles a la latencia, sin cobertura continua o con exigencias extremas de privacidad, hallarán en el edge la respuesta más eficaz.

En realidad, en numerosas empresas ambas arquitecturas coexisten bajo modelos híbridos o multicloud.

Según Forrester, el futuro de la infraestructura tiende al tipo cloud-to-edge, es decir, una combinación orquestada de servicios centralizados y distribuidos, fundamentada en las necesidades particulares de cada caso de uso.

En este modelo, cloud, edge y fog computing operaran de manera conjunta en función del contexto operativo en cuestión. La clave radica en identificar las necesidades empresariales.

En definitiva, la era de la digitalización y la IA, la elección acertada de dónde y cómo procesar los datos es tan crucial como la propia información.

La nube no desaparecerá, pero el edge y sus variantes ganan protagonismo en un entorno cada vez más distribuido y dinámico.

Indudablemente, cloud y edge computing no compiten, sino que colaboran.

Así que el conflicto no radica en ‘Cloud vs Edge’, sino en la manera en que se combinan para abordar los desafíos tecnológicos y empresariales emergentes.

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