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Rocío Sáenz (BT): “Las redes tradicionales son demasiado rígidas para la era de la IA”



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Para que la IA funcione, hacen falta capas de red capaces de adaptarse a cargas cambiantes, explica Rocío Sáenz, Directora South Europe and Middle East Africa de BT

Publicado el 10 oct 2025

Rufino Contreras

Redactor Jefe



Rocío Sáenz, BT

OTROS TITULARES
“Sin carreteras digitales, la inteligencia artificial no puede circular.”
“La Global Fabric es la autopista inteligente que conecta datos, nubes y empresas.”
“Las redes tradicionales ya no bastan: la IA necesita flexibilidad, baja latencia y seguridad total.”
“La inteligencia artificial es el sistema que regula el tráfico de datos global.”
“BT Global Fabric no solo transporta datos, sino confianza y soberanía digital.”

El pasado mes estuvisteis participando activamente en #Santander39. De momento no pertenecéis a la patronal TIC…

Estuvimos en Santander porque las redes de comunicación son la base sobre la que se sostiene todo. La inteligencia artificial, los centros de datos y los procesadores necesitan redes sólidas para funcionar. Sin carreteras digitales, la IA no puede circular. AMETIC es el foro natural donde se impulsa esa colaboración entre industria, tecnología y telecomunicaciones.

Participamos desde el año pasado y volvemos este año porque nos sentimos parte del sector que impulsa las telecomunicaciones. AMETIC nos permite estar cerca de los actores clave del ecosistema digital español, compartir conocimiento y participar en las conversaciones que están definiendo el futuro de la IA y la soberanía tecnológica.

Utilizas una metáfora visual: los datos como mercancías y las redes como carreteras. ¿Podrías desarrollarla?

Claro. Imagina millones de vehículos ultrarrápidos cargados de datos —los algoritmos de la IA— saliendo de los centros logísticos, que serían los data centers. Si no existen carreteras digitales capaces de soportar ese tráfico, los vehículos no pueden circular. La inteligencia artificial, especialmente la que trabaja con modelos distribuidos, necesita esas carreteras para escalar y conectar.

Entonces, ¿la IA sería como un sistema de tráfico inteligente?

Exactamente. No sería la policía o los semáforos, sino la inteligencia que decide qué vehículo pasa primero, qué carga debe llegar antes o cómo distribuir el tráfico para optimizar el flujo. Es la que regula y modula la circulación de datos según el objetivo del sistema: puede ser predecir una ruta más segura en un mapa o acelerar la investigación de un fármaco.

¿Cómo se traduce esa necesidad de “carreteras digitales” en infraestructura real?

Para que la IA funcione, hacen falta capas de red capaces de adaptarse a cargas cambiantes. Nuestra BT Global Fabric es precisamente eso: una red inteligente, adaptable y dinámica, que no se sobredimensiona, sino que ajusta los recursos a las necesidades del tráfico en tiempo real.
La clave está en la baja latencia (la rapidez con la que los datos se mueven), la alta disponibilidad (que las redes nunca se caigan) y la observabilidad (que las empresas puedan ver por dónde pasan sus datos para cumplir las normativas y garantizar su integridad).

¿Las redes heredadas ya no son suficientes?

No. Las redes tradicionales son demasiado rígidas y lentas para soportar los volúmenes y velocidades que exige la inteligencia artificial. Por eso BT ha hecho una inversión muy importante en una infraestructura completamente nueva, pensada desde su concepción para soportar IA, realidad aumentada y futuras tecnologías emergentes.

¿En qué se basa tecnológicamente la Global Fabric?

Es una red global interconectada por fibra óptica, con equipos distribuidos por todo el mundo y controlados por software. Este controlador central —una especie de cerebro digital— monitoriza y gestiona el tráfico de forma inteligente, garantizando flexibilidad, agilidad y seguridad extremo a extremo.
Es lo que llamamos una “secure multicloud network”, una red multicloud segura que conecta centros de datos, proveedores de nube pública, privada y SaaS, permitiendo que los algoritmos de IA funcionen sin interrupciones.

¿Qué tipo de empresas utilizan esta red?

Trabajamos con grandes corporaciones internacionales: bancos, farmacéuticas, aerolíneas, operadores logísticos… Clientes como DHL, Banco Santander o Bristol Myers Squibb requieren redes con alcance mundial y alta criticidad. La Global Fabric les proporciona la columna vertebral que conecta sus operaciones globales.

¿Qué papel juega Evolutio, el antiguo spin-off de BT?

Evolutio se ha convertido en nuestro socio estratégico en España. BT vendió su negocio doméstico para centrarse en la conectividad global y de grandes corporaciones, mientras que Evolutio evolucionó hacia servicios de integración y ciberseguridad.
Hoy, Evolutio actúa como nuestro canal local: gestiona en España las necesidades de los clientes globales de BT y complementa nuestras capacidades internacionales.

¿Cómo garantizáis la seguridad de los datos que circulan por vuestra red?

La seguridad está integrada en todo el recorrido del dato. Nuestra red Global Fabric ofrece visibilidad total, lo que nos permite garantizar que los flujos de información son seguros y cumplen con las normativas de soberanía digital.
Si un cliente necesita que sus datos no salgan de España o de Europa, podemos garantizarlo. Nosotros somos la carretera por la que circulan los camiones —los datos—, pero no abrimos las cajas. Lo que sí hacemos es controlar las fronteras para asegurar que se cumple la regulación.

En ese sentido, ¿cómo valoras la regulación europea?

La regulación es necesaria. Lo importante es que no derive en hiperregulación, que pueda frenar la innovación. Debemos encontrar un equilibrio entre competitividad y protección, un marco de confianza que permita a las empresas innovar sin poner en riesgo la seguridad ni la soberanía de los datos.

¿En qué fase se encuentra el despliegue de la red?

El objetivo es alcanzar 140 puntos de presencia (POP) interconectados globalmente y llegar a 700 centros de datos. En febrero de este año la red “cobró vida” con unos 40 POPs activos, y ya tenemos tráfico real circulando por ella. Es una inversión a largo plazo, y seguimos desplegando nuevos nodos.

¿Estáis colaborando con proveedores de nube?

Sí. Hemos anunciado un acuerdo con Google Cloud para interconectar su Cloud One con nuestra red Global Fabric, y avanzamos con Microsoft Azure, Amazon Web Services, SAP, Oracle y OVH Cloud en Europa. Nuestro papel es actuar como intermediario neutral, permitiendo que los clientes se conecten de forma segura a las distintas nubes según sus necesidades.

¿Con quién compite BT en este terreno?

Competimos y colaboramos a la vez. En el ámbito internacional nuestros competidores naturales son Orange Business y Telefónica, pero también son socios en determinados proyectos. La colaboración es el nuevo paradigma: ya no se trata de competir de forma cerrada, sino de crear alianzas complementarias que multipliquen el valor para el cliente.

¿Cómo afectará la llegada de la computación cuántica a vuestra red?

La Global Fabric ya está diseñada con la mirada puesta en el futuro. La computación cuántica supondrá un salto, pero nuestra red es lo suficientemente flexible para adaptarse. Llevamos años preparando este despliegue con expertos y clientes para anticipar las demandas de la IA y de tecnologías emergentes.

¿Qué horizonte veis para los próximos años?

Un futuro en el que las redes inteligentes, seguras y soberanas sean tan esenciales como la electricidad. La inteligencia artificial está redefiniendo la economía digital, y solo las empresas con infraestructuras preparadas podrán aprovechar todo su potencial.

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