La llegada de la inteligencia artificial al entorno corporativo ya no es una promesa sino un hecho, y Windows 11 se ha convertido en la puerta de entrada a ese cambio. Así quedó reflejado en el encuentro celebrado en Barcelona, donde responsables TI de organizaciones públicas catalanas analizaron cómo la adopción de Copilot y la IA generativa está transformando de forma irreversible la productividad, la seguridad y la relación entre empleados y tecnología.

Y a su vez, el workplace está en plena definición, y la migración obligada a Windows 11, será el nuevo eje vertebrador, como definió el Sales Manager de Semic Econocom Cataluña, Oriol López. En cualquier caso, la irrupción casi por sorpresa de Copilot ha pillado a muchas organizaciones con el paso cambiado, y se han apresurado a adaptarlo dentro de su cultura corporativa y extremando las medidas de seguridad, como señalaron los asistentes a la mesa organizada por Computing.
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Mutua Universal, Copilot es mucho más que un chat
Para Román Pérez, director de Digitalización y Tecnología de Mutua Universal, la llegada de Copilot a la organización fue repentina. “Microsoft lo puso de la noche a la mañana y dijimos: hay que gestionar esto”, afirmó. Según explicó, la herramienta irrumpió sin margen para “formación, concienciación ni evaluación de riesgos” y, sobre todo, sin que los equipos pudieran entender que no se trataba “de un simple chat”, sino de una tecnología integrada que “va mucho más allá”.

La sorpresa inicial obligó a Mutua Universal a realizar “un esfuerzo anticipado” para detener temporalmente la puesta en marcha y asegurar que se cumplían “la normativa y los protocolos previos antes de activar cualquier tipo de inteligencia artificial”. Los equipos empezaron a presionar para acelerar su despliegue (se adquirieron 70 licencias), pero ciberseguridad puso la nota de sentido común: “hay riesgos, como alguien cuelgue información sensible, podemos tener serios problemas”. Esa advertencia desencadenó una carrera contrarreloj para “securizar todo el entorno”, clasificando y protegiendo la información corporativa como paso previo a su puesta en marcha.
Fundación Cardenal Vidal y Barraquer, el freno del GDPR
Carles Font, responsable de Sistemas de Información y Comunicación de la Fundación Cardenal Vidal y Barraquer, explicó que su organización vivió una situación muy similar a la descrita por Román Pérez. “De un día para otro hemos tenido Copilot encima de la mesa”, señaló. Según relató, los usuarios más avanzados (“por suerte no son muchos en mi fundación”) se lanzaron de inmediato a probar la herramienta. Incluso llegó a recibir correos internos informando de la adquisición autónoma de licencias.

El hecho de que Copilot estuviera disponible de forma sencilla y sin coste adicional para determinados perfiles supuso una tentación evidente. “Eso agregamuchas posibilidades”, reconoció. Sin embargo, también permitió que algunos usuarios comenzaran a usarlo “con el peligro de datos que no deberían poner y con todo lo que comporta”.
Font indicó que la organización vive una paradoja interna: la dirección muestra interés por incorporar inteligencia artificial, pero a la hora de implementar soluciones reales surge un freno inmediato, a nivel de protección de datos (GDPR), dado que los aspectos relacionados con la salud son muy críticos.
En suma, para Font, el principal obstáculo no es tecnológico sino organizativo: “Poner de acuerdo a todas las personas dentro de una organización, aunque sea pequeña, resulta una tarea complicada”.
Mossos Mossos D’Esquadra: Seguridad y regulación
Xavier Sellart, inspector de la Comisaría General de las Tecnologías de la Información y la Comunicación de los Mossos d’Esquadra, intervino para aportar la perspectiva policial, marcada por una complejidad regulatoria superior a la del resto de organizaciones presentes: “Todas las normativas que van al final de seguridad están afectadas por todas las normativas”, apuntó, aludiendo implícitamente a los estrictos requisitos de ciberseguridad y protección de la información.

Sellart coincidió con otros participantes en la necesidad de gestionar la implantación de manera gradual y planificada, pero subrayó un reto adicional: la comunicación interna. “Ahora hacemos esfuerzos y un plan de comunicación para explicar qué es, para qué sirve, qué se puede hacer y qué no se puede hacer”, detalló. Sin embargo, la magnitud del cuerpo policial (5.000 funcionarios de policía, más 5.000 auxiliares) dificulta esa capilaridad.
El inspector también compartió la preocupación que provocó la irrupción repentina de Copilot en el ecosistema corporativo, en línea con las experiencias expuestas previamente. “Los responsables de ciberseguridad no tenían idea de dónde iban a ir los datos”, explicó, reflejando el desconcierto inicial sobre el flujo de información en la nube y su impacto en la confidencialidad.

Su compañero Cristian Borrella, CISO de los Mossos d’Esquadra, respaldó esta percepción. El CISO explicó que la organización se encuentra ahora inmersa en un proceso de evolución tecnológica y de análisis interno. “Estamos evolucionando hacia Copilot Studio”, adelantó, aunque matizó que la transición abre nuevos interrogantes, ya que mientras la tecnología y las licencias “se venden solas”, la responsabilidad de determinar hasta dónde se puede llegar y si es seguro o no recae finalmente sobre los equipos de ciberseguridad.
l’Ajuntament del Prat de Llobregat, el fin de los cuellos de botella
Xavier Altafulla, Cap de Secció de Bon Govern de l’Ajuntament del Prat de Llobregat, opinó que con Copilot han comprobado que “las licencias no son asequibles”, pero que existen ámbitos donde “el valor que aporta es incuestionable”. En puestos donde hay “cuellos de botella claros” o donde el trabajo con Excel o Word es intensivo, la herramienta puede “compensar de largo el coste de la licencia”.

Según Gartner el 80% de las operaciones de IT (gestión de tickets, contraseñas, buzones, permisos..) las realizarán agentes IA autónomos en 2030. Respecto a esta predicción, Altafulla se cuestionó si los proveedores empezarán a cobrar sus servicios en función con el ahorro producido, y de qué forma podría afectar al empleo de los profesionales de los equipos tecnológicos de las organizaciones.
Al respecto, Azucena Ruiz, Senior Partner Development Manager de Windows Device Sales, defendió que la inteligencia artificial “no va a quitar puestos de trabajo, va a quitar los que se queden obsoletos”, y que al mismo tiempo abrirá nuevas oportunidades para quienes “sepan utilizar este tipo de herramientas”. Aseguró que la transformación no le genera miedo y que “hay que evolucionar y seguir en la ola”, continuando la formación constante.

Reconoció, no obstante, que la adopción de estas herramientas depende de las políticas de seguridad de cada organización: “las políticas de confidencialidad limitan mucho”. Por ello, subrayó la necesidad de “educar a la parte de arriba” y transmitir que la tecnología es segura y que “el dato se queda en la nube soberana”.
Claudia Ardeleanu, responsable de IA del Área de Workplace de Semic Econocom, reforzó la intervención anterior señalando que los agentes inteligentes ya permiten agilizar tareas propias de un soporte N1 o N2. Explicó que recientemente realizaron “una demo para una empresa que quería acelerar todo el sistema de ticketing”, incluyendo acciones como “convertir un buzón normal en un buzón compartido” o “configurar los fuera de oficina para otros usuarios de la organización”. Añadió que estas automatizaciones también pueden “agilizar parte del trabajo de un Departamento de Recursos Humanos”.

Ajuntament de Sant Feliu de Llobregat, la vía del open source
El contrapunto de la reunión vino de la mano de Manuel González, Cap de Departament del Ajuntament de Sant Feliu de Llobregat, quien señaló que su organización ha optado por otro modelo tecnológico: “Nosotros somos más de código abierto”, comentó, advirtiendo que cualquier estrategia de inteligencia artificial implica responsabilidades desde el primer momento: “Es peligroso si no se gobierna bien desde la hora cero”.

González recordó que la IA no es una novedad para su ayuntamiento: “La inteligencia la hemos abordado hace muchos, muchos años”. Explicó que hace más de una década desarrollaron un sistema experto propio basado en reglas que funcionaba como un “cerebro” de soporte a la toma de decisiones. Esa cultura de crear soluciones internas es la que ha guiado también el salto actual a la IA generativa.
En lugar de externalizar toda la infraestructura, han optado por desarrollarla y entrenarla dentro de su propia casa: “Esta inteligencia la estamos entrenando nosotros mismos… el modelo está dentro, la base de datos está dentro”, señaló, satisfecho con el nivel de seguridad que les proporciona esa aproximación. Para llevarlo a cabo, adquirieron una máquina con GPU de gran capacidad y están trabajando con modelos de código abierto adaptados a sus necesidades.
Actualmente la iniciativa está en piloto con 20 personas, pero se extenderá al resto de la organización en diciembre. El responsable municipal insistió en que la clave de su estrategia no es el rechazo a nuevas tecnologías, sino la coherencia con la arquitectura de información del ayuntamiento. Para González, no se trata de contraponer modelos, sino de reconocer que existen formas distintas de avanzar hacia la IA.









