Un trabajo de campo de Infor constata que los responsables de las compañías apenas dan relevancia a las herramientas de inteligencia de negocio a la hora de aplicar políticas medioambientales en sus negocios. Y es que aunque las herramientas como el BI y los cuadros de mando ocupan un importante lugar en los esfuerzos para el cumplimiento normativo y proporcionan un nivel de conocimiento sobre el estado real de la empresa, no facilitan por sí mismos los cambios necesarios.
En cambio, las tecnologías para la gestión de activos empresariales poseen mayor potencial para conseguir la eficiencia energética en la empresa. En España, el 70 por ciento de los responsables de la toma de decisiones colocaron la gestión de activos empresariales en el primer lugar de la lista en la que debían clasificar los tres sistemas y procesos con mayor potencial ‘verde’. El 43 por ciento de sus homólogos franceses, el 40 por ciento de los británicos y el 54 por ciento de los portugueses coincidieron en esta clasificación.
Como contraste, solo el 21 por ciento de los entrevistados españoles, el 17 por ciento de los británicos, el 20 por ciento de los franceses, y el 15 por ciento de los portugueses consideraron que las tecnologías de business intelligence y gestión del rendimiento deberían incluirse en la lista.
Andrew Zinder, director de marketing de soluciones de Infor, confirma que en este estudio en el que han participado casi 300 entrevistados, “se otorga al reporting y a los cuadros de mando un mínimo impacto en la transformación hacia un perfil ‘verde’ de los negocios”.
Según argumenta Zinder: “para alcanzar mejoras empresariales reales y tangibles, es necesario atender las cuestiones operacionales de utilidad inmediata, como el consumo energético y las emisiones de carbono generadas a lo largo de las cadenas de suministro. Estos activos e instalaciones que consumen una gran cantidad de energía y recursos constituyen un punto de partida obvio para la optimización en muchas empresas”.
En la parte inferior de la lista de funciones sostenibles, se citan áreas como el diseño y la gestión del ciclo de vida de los productos, la planificación y programación de la producción o la planificación del transporte y la logística. Todos ellos son elementos operacionales. ”Las empresas están interesadas en seguir una estrategia sostenible, por los beneficios de negocio que una estrategia de este tipo puede ofrecer, y estos beneficios son más tangibles en el terreno operacional”, añade Kinder.